España, nación peligrosa por las agresiones sexuales.

Los Estados Unidos han advertido a sus ciudadanos de que si viajan a España guarden precauciones porque somos un país especialmente preocupante por el número de agresiones sexuales que se producen.

Este es otro ejemplo palmario de lo estúpidos que somos los españoles y demuestra el interés que tenemos en mostrar nuestra nación como paradigma de carencias, peligros y tercermundismo.

Cuando no es verdad en absoluto. Las estadísticas de El País de 2015, no tengo más recientes pero habrán variado poco, muestran que lejos de ser un país peligroso, somos uno de los más seguros de Europa. Pero ¿a quién le importa eso? En la política rastrera de “alto nivel”, la más progresista, se dice que “no dejes que la verdad te evite un buen eslogan”

 ¿Qué es lo que ocurre? Lo de siempre en este caso y en tantos otros. En España hay un movimiento feminista perfectamente justificado que lucha por que la mujer consiga una igualdad de hecho con los varones. Y digo “de hecho” porque desde el punto de vista legal no existe ningún tipo de discriminación por sexo.

Pero es cierto que necesitan mucha más ayuda para conciliar trabajo y familia, para que las apoyen en la maternidad si quieren ser madres, o para que no sufran discriminaciones salariales disfrazadas de falsas situaciones contractuales.

Y, naturalmente, que gocen de una mejor  protección contra  abusos y agresiones.

Pero estamos en España y esa maldita política mal entendida de los oportunistas hace que cualquier causa noble que debería ser objetivo de todos los partidos y todos los ciudadanos, se convierta en lemas y banderías que permita separar a los españoles en  “buenos y malos”, en progresistas y fascistas, en machistas y feministas, o en no sé cuántas cosas más.

Seguro que en España hay muchos  que tienen el mismo interés que yo tengo porque la mujer se sienta libre e igual, y porque pueda desarrollar sus aspiraciones sin más limitaciones que las propias de su sexo o de su voluntad, pero me atrevo a afirmar que no existe nadie, por muchas consignas que vocee y muchas pancartas que enarbole, más convencido que yo.

Pero tenemos el cáncer de estos oportunistas tóxicos disfrazados de progresistas que se pasan el día  publicitando y amplificando lo peor de nuestra sociedad. Una sola agresión sexual son demasiadas agresiones, pero los hechos son los que son, y la naturaleza humana es la que es, por lo que siempre existirán degenerados que intenten hacer mal. Y ni la mejor educación, ni la mejor protección policial, ni la mejor de las solidaridades podrán evitarlo.

Y, amigos míos, ni los ciudadanos españoles ni mucho menos los estadounidenses, se dedican a consultar encuestas o a comprobar la veracidad de las informaciones. Nos alimentamos de telediarios, tertulias y titulares de prensa y ahí sí, ahí  somos auténticos campeones del mundo mundial en sensacionalismo, morbo y eficacia en autolesionarnos.

Por lo que es muy natural que transmitamos la sensación de que somos un país poco recomendable, plagado de degenerados y de gente peligrosa que campa a sus anchas por las calles de nuestras ciudades, sin que las autoridades hagan algo para evitarlo.

¿Cuándo aprenderemos a querernos un poco? Los hechos son los hechos y somos un país ejemplar en muchas cosas. Pero eso no interesa a los agitadores de masas. ¿No llama la atención de los resultados en los admirables, lo digo sin ironía, países nórdicos?

Pero, claro, los que se quieren presentar como paladines de la defensa de la mujer o de cualquier otra casusa, necesitan “inventar” o amplificar los problemas para poder presentarse luego como los “solucionadores”

Patéticos ellos y patéticos nosotros que les creemos.

Y entiendo a los norteamericanos porque no hacen más que informar a sus conciudadanos de los peligros que nosotros mismos estamos pregonando. Y advertirles de que tengan mucho cuidado cuando circulen por nuestras calles.

En España estamos necesitados de que alguien nos repita cada día las bondades de nuestro país, de nuestra forma de Estado y de los grandes avances conseguidos en garantías, libertades y prestaciones sociales.

Pero me temo que tendremos que contratar a extranjeros para que hagan esa tarea. En España, o no los tenemos, o no están dispuestos a hacer ese trabajo. Sería dar votos a los “otros”.

2 comentarios en “España, nación peligrosa por las agresiones sexuales.

  1. La estadística publicada por El País me sorprende bastante, aunque hay que entender lo que quiere decir. No es que en Suecia, Finlandia o Dinamarca haya más agresiones o violaciones que en Montenegro o Serbia, sino que se denuncian muchas más. No nos da el dato de agresiones o violaciones reales, sino el de las denuncias por estos motivos. Es probable que la realidad sea totalmente contraria y que casi hubiera que darle le vuelta al gráfico.
    Los gobiernos de los distintos países suelen ser bastante alarmistas cuando se trata de los demás. Parecen querer advertir a sus ciudadanos de las maldades de otros destinos para que no salgan y hagan turismo interno, que deja las divisas en casa y no las saca fuera. America first, luego quédese aquí y no salga Vd. a otros países, que puede ser agredido o violado. Con nosotros estará más seguro. Y no vaya a España, destino turístico emergente para los norteamericanos, que es un país tercermundista y que no sabemos muy bien por dónde está.
    Cierto que nuestros medios de comunicación ayudan a dar esa imagen tercermundista. Y en ellos deben inspirarse los ministerios del exterior de otros países para no recomendar venir aquí. Esos medios deberían ser más ecuánimes y menos alarmistas. Pero necesitan vender audiencia, aunque sea mediante noticias sensacionalistas. Tal vez algún día reflexionen y se den cuenta de que su alarmismo ya va aburriendo al público. Hasta van contando el número de víctimas y ponen el contador a cero a principios de año. Opino que con ello lo que están obteniendo es un efecto llamada o de emulación. Cuanta más publicidad se dé a determinados actos reprobables más se conseguirá multiplicarlos.

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  2. En esta ocasión discrepo de ti en parte del comentario. Y “la parte” es cuando dices que se podría invertir el gráfico si se conociera el total de las agredidas o violadas y no solo el de las que denuncian.
    Es cierto que no todas denuncian por razones diversas y que es imposible analizar lo que no está cuantificado. Pero con esto ocurre como con la economía sumergida: que no hay datos pero si estimaciones.
    Y en general todo lo que he leído sobre el tema apunta a que no hay tantas diferencias como pueda parecer entre naciones porque en el fondo, las consecuencias de “denunciar”, vergüenza pública, tener que intervenir en juicios, etc., son las mismas en todos los países.
    Sin embargo, hay factores, como la liberación de la mujer, que puede afectar muy directamente. De ninguna manera y en ninguna circunstancias se puede culpar a la mujer de las agresiones que sufra, pero es cierto que al “salir más”, corren más riesgos, de la misma forma que ahora tienen más cánceres de pulmón porque fuman más.
    En el mismo artículo de El País se dice:
    “La culpabilización y el cuestionamiento que sienten las mujeres violadas cuando lo cuentan también proviene de la sociedad y su entorno. “Las mujeres siguen teniendo miedo y sobre todo vergüenza”, apunta Tina Alarcón. La presidenta de CAVAS (asociación de mujeres violadas) toma con cautela los datos suecos y recuerda lo que se conoce como “paradoja nórdica”, que tiene que ver con los altos índices de violencia de género en los países más igualitarios. Con todo, Alarcón apuntala su opinión sobre la influencia social en España al recordar que en los entornos rurales y municipios pequeños se denuncia menos que en las ciudades, donde el anonimato ayuda a la víctima a sentirse menos expuesta.”
    Es decir: la igualdad, que es un compendio de derechos, también tiene sus riesgos.
    Es posible, no está demostrado, que en España se denuncie menos que en otros países, pero mi opinión es que tampoco habrá tantas diferencias en cuanto a porcentajes. Y una de las razones de que tengamos esa sensación es que, efectivamente, los medios de comunicación amplifican los hechos buscando el sensacionalismo. Repito que una sola agresión son demasiadas agresiones, pero también creo que hay demasiada gente que vive de eso, del morbo y de exagerar todo lo malo de nuestro país, porque lo bueno no es noticia.
    Y la consecuencia es que la ciudadanía acaba pensando que realmente, somos una porquería de nación, cuando es absolutamente falso como se puede comprobar cuando se manejan datos objetivos.

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