Nuevas crónicas de “Fabulandia”. De como los congresistas hacen el gran esfuerzo de tomarse vacaciones

Nueva sesión en el congreso y nueva ocasión de comprobar la enorme brecha que separa a los políticos de los ciudadanos. Políticos triunfantes elegidos por ciudadanos dolientes. Y, con perdón, los únicos responsables de lo que está ocurriendo. Me refiero a los ciudadanos, naturalmente.

Es una evidencia que Sánchez apenas tiene ocasiones de demostrar algo positivo como presidente de un gobierno elegido para gestionar el país y mejorar la vida de los ciudadanos, pero no importa. Para eso está la “factoría Redondo” que realmente se está ganando el sueldo.

Ayer sí. Ayer había que aprobar los acuerdos de la Comunidad y hubo pleno en la bancada socialista, incluido algún que otro senador, para recibir como se merece a su amado líder. Como no podía ser menos en vista de los grandes éxitos que está cosechando. Incluso llegó a decir en un momento de su intervención que España ha tenido un papel decisivo para conseguir los acuerdos. Y mira por donde, ahí no mentía, porque si no hubiera dado el “sí” no se podrían  haber cerrado, luego, efectivamente, su firma fue decisiva.

Exactamente igual que la de cada uno de los otros 26 jefes de gobierno.

Pero esto afecta a la firma del acuerdo y no a la negociación, en la que estuvo muy discreto, casi desaparecido, confiando en la buena gestión de las mujeres conservadoras de la Comunidad. Y eso, lo digo en serio, sí que fue un acierto.

Y si faltaba algo para completar el día, VOX anunció una moción de censura  para el mes de septiembre. ¿Por qué  para el mes de septiembre y no ahora?, le preguntó un sonriente Sánchez que se mostraba exultante sabiendo cuanto le va a beneficiar esta iniciativa.

No le respondieron, pero yo se lo puedo aclarar. En septiembre se habrá evidenciado mucho más que ahora la gravísima situación en la que nos encontramos: habrá más paro, la economía estará destrozada y es muy posible que la pandemia nos haya machacado otra vez porque, como ha ocurrido en los últimos dos meses, nadie habrá aprendido de lo sucedido y nos volverá a pillar sin la suficiente preparación y con una estrategia tan confusa como la actual. Otra vez nos atacará “por sorpresa”.

Y VOX tendrá una ocasión de oro, según su forma de pensar, para demostrar que está ahí y que si confiaran en ellos España sería diferente. Serían los salvadores. Con lo que ganará unos pocos votos de forma temporal, perjudicará al PP porque es de donde saldrán los votos y conseguirá que hasta los que critican a Sánchez desde el socialismo hagan piña con él.

Porque entre unos y otros no tendrán ninguna duda sobre a quién apoyar.

Y luego, muy poco después, Abascal hará lo que hizo “el valentón” del verso de Cervantes:

“Y luego, incontinente,
caló el chapeo, requirió la espada
miró al soslayo, fuese y no hubo nada.”

Es decir, España quedará un poco más ingobernable a cambio de nada. De absolutamente nada. Incluso perdiendo algunos avances.

¡Bien pensado, señores de VOX! Han conseguido que “El Gran Circo Parlamento” añada una segunda pista y mejore el espectáculo.

Muy a mi pesar tengo que escribir este comentario usando lo mejor de mí cinismo y de mí hastío, porque estas escenas tan sumamente ridículas de personas mayores fingiendo éxitos que nunca han existido, semejante atrezo, tanta ficción, no son explicables desde lo racional. No podría hacerlo desde una columna de periódico si yo fuera columnista, por ejemplo, porque sencillamente los que tendrían que leerla con atención la ignorarían.

Porque mentir, tergiversar o ignorar la realidad es el pan nuestro de cada día en la política española. Y pongo algunos ejemplos muy sencillos:

Ya he comentado que la bancada socialista apareció a rebosar, contraviniendo el acuerdo de la Mesa del Congreso que marcaba las distancias mínimas entre asientos ocupados y establecía el aforo en un máximo del 50 %. Cuando el portavoz de Ciudadanos, Edmundo Bal, interpeló a la presidenta sobre esta situación, la señora Batet dijo con todo el aplomo del mundo que no había ningún punto en el reglamento de la cámara que permitiera limitar el número de asistentes.

Naturalmente que no. Tampoco hay en nuestras leyes un punto donde se diga que los ciudadanos debemos confinarnos, pero sí dice que hay estados excepcionales, como el de alarma o el propio de excepción que permiten al gobierno decretar las medidas que estime oportunas para salvaguardar la salud o la seguridad de los españoles

Claro que no dicen nada los reglamentos, señora Batet, pero los acuerdos de la Mesa son pactos que siempre, siempre, han cumplido los partidos políticos. Es un asunto de honor que no afecta a libertad alguna porque se acuerda por votación y por mayoría. Con el agravante de que en la actualidad, la mayoría de la Mesa corresponde a los partidos de la izquierda. Los propios incumplidores en este caso.

Otro ejemplo. Nuestro presidente y otros miembros del gobierno afirmaron que las decisiones sobre medidas sanitarias eran las recomendadas por “un comité de expertos” que les asesoraba y de los que no daban nombres para protegerlos de la presión mediática. Y ahora se ha sabido por una nota del Defensor del Pueblo que:”El comité de expertos que, supuestamente, decidía sobre la desescalada en España nunca llegó a formarse.”

Según ha confesado el propio Salvador Illa, ministro de sanidad, los expertos eran sus funcionarios colaboradores, especialmente Fernando Simón, por lo que, estando bajo la autoridad del propio ministro, que es un político en ejercicio, es inevitable suponer que parte de las opiniones y de las decisiones tenían un cierto contenido político.

Y no son hechos de menor importancia. Que un presidente de gobierno mienta o que el parlamento incumpla pactos es grave. Muy grave. Por los hechos en sí y por lo que tienen de punta del iceberg. Porque si se les pilla en mentiras de este tipo ¿Qué no estarán haciendo sin que lo sepamos?

En un comentario anterior expresaba mi temor de que cualquier día veamos desfilar al presidente por los pasillos del parlamento encabezando una fila de congresistas afines cantando con fervor: “The roof, the roof, the roof is on fire!! Follow the lider, lider, lider, follow the líder…” En la última sesión casi lo hacen. Ahora, señor presidente y señores congresistas, a descansar que se lo han ganado a pulso con tanto trabajo. Descanse mientras media España no sabe cómo solucionará el mañana de su familia o de su negocio o si le atacará o no el COVID19 y como le atacará.

Y cuando vuelvan, morenos y con las pilas cargadas, pueden comenzar el curso con los líderes políticos entrando el parlamento agitando sus canotier y cantando, como Bugs Bunny y el Pato Lucas:

La función Va a empezar
A reír, a cantar
Ya no habrán más penas en el corazón
Al fin todos a gozar


La función Va a empezar
Ya llego la diversión
Artistas a triunfar
Hacer al mundo feliz.

¡País este!

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