El personal sanitario de los boxes del hospital Doctor Peset

Comentario mandado como «carta al director» al diario Las Provincias, que no se ha publicado:

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Las oía hablar de las anécdotas de las vacaciones, de asuntos familiares, de planes inmediatos, de política y hasta de ¡la emoción de haber saltado en paracaídas!
Eran conversaciones cortas, momentos hurtados a la frenética actividad que les obligaba a atender continuamente a “los suyos” (el que reclama “una botella”, el semi inconsciente que se quita continuamente la mascarilla de oxígeno, el que quiere levantarse a toda costa aunque esté monitorizado y con goteros, el que necesita un cambio de pañal) y francamente, me sorprendía descubrir tanta vida y tanto optimismo en personas que trabaja en un entorno tan poco propicio a ilusiones y esperanzas.

Afortunadamente he tenido pocas ocasiones de ingresar en UCIS, UVIS, Boxes y similares, pero esta misma semana pude recordar y comprobar “in situ” la labor tan encomiable del personal de boxes, casi todo mujeres, del hospital Peset de Valencia.

Rodeadas de enfermos en absoluta dependencia, algunos muy degradados por la edad o las circunstancias de su enfermedad, se mueven con diligencia atendiendo, controlando, o riñendo con todo cariño a los más indisciplinados, llamándoles por sus nombres y dedicándoles frases amables, cercanas.

No digo que lo hicieran con alegría, no creo que lleguen a tanto, pero sí que lo hacían con naturalidad, con cariño y con proximidad al paciente. Se notaba claramente que no se limitaban a cumplir una obligación. No controlaban al ocupante de una determinada cama. Llegaban bastante más allá y atendían a personas enfermas, con nombres y apellidos, necesitados de cuidados médicos, afecto y esperanza.

Se que ocurre lo mismo en las plantas de los hospitales y en otros servicios hospitalarios, pero el caso de las urgencias y los boxes es muy especial porque atienden a una comunidad de enfermos en evaluación de “no se sabe que”, porque acaban de llegar, o a los que están prestando un primer tratamiento de urgencia. Allí no se puede parar y es tan importante la programación médica como la atención personal al paciente.

Sirvan estas reflexiones como agradecimiento a las enfermeras, auxiliares y celadoras que me atendieron o que empujaron mi cama en esas largas excursiones a radiología, unidad de marcapasos o a cualquier otro punto del hospital.

Mi agradecimiento y, ¡que descortesía!, mi deseo de no volverlas a ver en los próximo tiempos, a no ser que coincidamos en algún lugar de vacaciones, o en algún proyecto, aunque se trate de un salto en paracaídas.

En la seguridad de que si vuelvo a necesitarlas, me atenderán con la misma profesionalidad y afecto que lo han hecho en esta ocasión.

José Luis Martínez Ángel – Valencia

De las danzas de Bocairent al hospital Doctor Peset de Valencia

La noche transcurrió a plena satisfacción: mi nieta bailaba las danzas con entusiasmo en el corro infantil de la fuente con María y otras amigas circunstanciales, yo hablé con los unos y los otros, me abordaron unas amigas interesadas en que les firmara un ejemplar de mi novela, que alabaron con entusiasmo (¡tengo fans!!) y mantuve una charla más formal con el sacerdote misionero Ramón Pascual y con Juan Vañó.

Pero llegué a mi casa y las pilas de mi marcapasos dijeron que hasta allí habían llegado. Que nueve años de estimular mi corazón cada segundo de cada minuto de todas las horas no daban más de sí, y que se declaraban oficialmente agotadas en esa madrugada de Bocairent.

Y no tuve más remedio que buscar ayuda. Son estos golpes de realidad los que te recuerdan que pese a todos los ruidos mediáticos (políticos irresponsables, medios audiovisuales que magnifican lo peor de cada caso y de cada casa porque ello les da audiencia, crímenes absurdos, abusos incompresibles, y tantos hechos luctuosos que encabezan los titulares de la prensa cotidiana), la realidad del cada día la componen y la solucionan la gran mayoría de ciudadanos responsables que cumplen sus tareas con diligencia y que te apoyan cuando lo necesitas.

Lo mío no ha sido ningún drama ni yo soy nadie relevante, pero en la cadena de mi solución ha intervenido el personal de guardia del ambulatorio de Bocairent, una ambulancia del SAMUR, las urgencias del hospital de Játiva, otra ambulancia que me trasladó al Peset de Valencia, las urgencias de este hospital (¡como admiro a las enfermeras de los centro de urgencia!. Un día de estos les dedicaré un comentario especial), y el equipo de marcapasos del Peset, especialmente el cirujano que me operó haciendo malabares con las programaciones y con su propio tiempo.

Debo destacar que cada uno de estos eslabones ha compaginado a la perfección sus obligaciones profesionales con la atención personal que necesitaba. Me he sentido “bientratado”, casi mimado, por todos ellos, y todos han ayudado a que “mi caso” se resolviera satisfactoriamente y a la mayor brevedad.

Pero insisto en que no hago este comentario para alabar lo bien que lo han hecho “conmigo”. Es un pretexto para recordarme y recordar que hay un mudo real que soporta a ese otro mundo imaginario de los sensacionalismos y de las fábulas, del que solo nos acordamos, para increparles, cuando nos fallan, o cuando creemos que nos fallan porque alguien sobrealimenta nuestros derechos en la misma proporción que minimizan nuestras obligaciones.

Que hay gente que ejerce lo cotidiano y disfruta haciéndolo, bien sea bailar las danzas o atender a los que lo necesitan en los hospitales de nuestro país.

Y que en el caso de la sanidad, muy a pesar de los derrotista profesionales que quieren hacernos creer que vivimos en un país de carencias, y sin dejar de reconocer que debe mejorarse y modernizarse en algunos aspectos de forma continuada, sigo pensando, y sin ninguna duda, que tenemos la mejor cobertura sanitaria del mundo».

Ciudadanos – Negociación o chantaje

Leo en Las provincias del domingo 31 de julio una frase de Alberto Asensi en la que sostiene que el PP tiene la obligación de conseguir la abstención del PSOE, y que exigir a Ciudadanos que les apoye es una forma de eludir “esa obligación”.

Tengo que manifestar mi extrañeza por esta opinión y desconozco que hay detrás del comentario. Todo mi respeto para Aberto Asensí, pero suele lanzar frases más dignas de un filósofo que de un periodista que, en ocasiones, resultan difíciles de entender. No es este el caso porque, por lo que dice, el PSOE debe abstenerse y Ciudadanos hacer lo que quiera. ¿No es eso?

Si es una opinión política y la interpreto adecuadamente, no la comparto: Ciudadanos debe apoyar al gobierno y PSOE, en beneficio del país, haría bien en abstenerse. Ambos con condiciones pactadas, por supuesto.

Y es que Ciudadanos está haciendo un papelón realmente incomprensible y alguien debería hacer ver a su líder, su ejecutiva y/o sus famosos y misteriosos patrocinadores, que a estas alturas de la película y tal como está España, Europa y el mundo en general, es hora de que abandonen la pubertad y hagan lo que tienen que hacer: Entrar en el gobierno y ayudar a rectificar errores “desde dentro” y mojándose. ¿O pretende seguir como hasta ahora “influyendo” desde fuera, sin comprometerse y manteniendo su ropa limpia, a salvo de los barros del día a día? ¿De qué extraña legitimidad se ha imbuido para decir las cosas que dicen teniendo en cuenta su representación parlamentaria?

Si no quieren apoyar al PP están en su derecho, pero no tienen ninguna legitimidad para decir que para hacerlo tiene que irse Rajoy. Ciudadanos está llegando demasiado lejos y, en mi opinión, están pasando de la negociación, que sería sobre políticas o puntos programáticos, a la del puro chantaje cuando exigen a otro partido que, como premisa, cambie a su líder.

Me temo que si siguen así tienen un provenir menguante y un final anunciado, como le ocurrió a UPyD aunque fuera por otros motivos. Solo tienen en común la prepotencia del líder.

En cuanto a Alberto Asensi, le recomiendo que lea las “salas de máquinas” de su director, Julián Quirós, o le escuche cuando participe en alguna tertulia, porque es un ejemplo a seguir en cuanto a estilo y pragmatismo en las exposiciones.
Estarás de acuerdo o no con lo que dice, yo lo estoy en gran medida, pero habla y escribe en un castellano directo y sin concesiones a la grandilocuencia. Si quiere decir “blanco” no dice “ese color acromático, de claridad máxima y de oscuridad nula”. Dice blanco.

Dicho sea con todo cariño y con gran desilusión, porque Ciudadanos es un partido que me había interesado muy especialmente.

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Este comentario se ha mandado como «carta al director» al diario Las Provincias. Dado que me «meto» con Alberto Asensi, me temo que no se publicará.