El Tribunal de Cuentas. Otra piedra en el camino

El ministro Ábalos, que continúa en su línea de malinformar, si no de informarnos maliciosamente, ha dicho que el Tribunal de Cuentas es una especie de piedras en el extrañísimo camino que ha emprendido el gobierno esperando una rectificación imposible en los planteamientos de los independentistas catalanes.

Es cierto, como ha dicho el presidente Sánchez a Angels Barceló, una de sus entrevistadoras de cabecera, que ese tribunal no forma parte de la estructura judicial del Estado, pero es él que tiene la obligación, el único que la tiene, de comprobar que el dinero público se destina a lo que debe destinarse. Tampoco Hacienda forma parte de la estructura judicial y ya sabemos cómo se las gasta.

Los tribunales de justicia solo intervienen en aquellos casos en los que se detecta y se denuncian malversaciones que tienen categoría de delito. La función del Tribunal de Cuentas es exigir que los malos administradores restituyan el dinero utilizado para fines diferentes a los previstos. En este caso para apoyar directa o indirectamente algunos de los gastos “del procés”, detrayéndolos de su destino previsto, que es favorecer la protección social y la seguridad de los catalanes, única razón que justifica la existencia de la propia autonomía y de sus dirigentes.

Y, conociendo sus funciones, es evidente que el Tribunal de Cuentas, es una amenaza para los partidos o los funcionarios públicos malversadores, afortunadamente una minoría por muy mediáticos que sean sus casos y una protección para los más de cuarenta y siete millones de españoles, entre los que se encuentran la inmensa mayoría de los funcionarios públicos que no tienen nada que temer porque no tienen nada que ocultar.

Si se consulta la web de este organismo, https://www.tcu.es/tribunal-de-cuentas/es/ se puede leer:

“La Constitución española de 1978 atribuye al Tribunal de Cuentas la fiscalización del sector público y el enjuiciamiento de la responsabilidad contable”

Siendo esta la verdad, ¿cuál es la razón de las mendaces declaraciones del ministro Ábalos, que sabe perfectamente que lo que dice ni es cierto, ni apropiado, ni bueno para la nación ni para los españoles?

En primer lugar, porque la intervención de este tribunal puede dificultar ese “ancha es Castilla”, en el sentido irónico de la frase, que el gobierno ha programado para los delincuentes indultados, y en segundo porque la canallada política de desprestigiar un organismo del Estado ¡desde el gobierno! es un paso más en la trayectoria trazada por  el presidente y la factoría Redondo: eliminar o restar poder y protagonismo a los poderes del Estado, de forma que acabe convirtiéndose en el único señor de vidas y haciendas de España, una especie de señor feudal de la nación.

En un comportamiento similar al de los antiguos señores: una aparente fidelidad a su Rey, al que apoyaban en lo que les convenía y cuando les convenía, manteniendo toda la autoridad en su feudo.

Recuerdo que este tribunal ya actuó contra Artur Mas, que tuvo que recurrir a ayudas de terceros y a una colecta pública para pagar los casi cinco millones malversados, por mucho que intentó evitarlo jugando las cartas que ahora vuelven a estar en la mesa: victimismo, mandato de sus electores, venganza, ruina para su familia, etc.

Exactamente los mismos argumentos que están empezando a utilizar los políticos acusados, porque los sentenciados civiles se libran de esa acusación porque no ostentaban cargos públicos.

Así que, señor Ábalos, Señor Sánchez y toda la peña de falsarios de la información, ni digan lo que no es, ni pretendan restar autoridad a un Tribunal de Cuentas que, posiblemente, les saque los colores algún día a algunos de ustedes, por utilizar medios públicos para uso privado, por ejemplo, o por invitar a amigo o familiares a pasar sus vacaciones en propiedades de Patrimonio Nacional.

Posibilidad que no es nada desdeñable.

El futuro imperfecto de Iván Redondo

Graciano Palomo, autor del libro “Iván Redondo: El manipulador de emociones”, que estoy leyendo en este momento, dice en una entrevista que “va a ser difícil que Iván Redondo vuelva a trabajar en España”. Y estoy de acuerdo con este pronóstico.

Y lo estoy porque su último empleo, “la mano que mece la cuna de Pedro Sánchez”, en ese caso para provecho de ambos y las muchísimas dudas sobre la ética del personaje, no tanto sobre su eficacia, le van a dificultar seriamente el que nadie se atreva a contratarlo para no arrancar campañas de cualquier tipo con el estigma de su sello.

Me refiero en primer lugar, naturalmente, al mundo de la política, que es en el que más ha trabajado como politólogo que dice ser en sus presentaciones personales. La derecha no querrá ni verlo y la izquierda “no sanchista” tampoco. Y los “sanchistas”, a poco que me equivoque, tendrán poco que pintar una vez que se queme la falla de la sección especial que han montado entre él y nuestro presidente.

Podrá trabajar para el mundo de los mortales desde su consultoría “Redondo & Asociados Public Affairs Firm”, pero pienso que los empresarios “normales” se tentarán la ropa antes de ponerse en sus manos. Y no porque no pueda conseguir resultados, porque poder y contactos no le faltarán, pero tiene por delante un posible paralelismo con la trayectoria del muy indeseable comisario Villarejo, que ocupó una buena parte de su vida en mentiras, chantajes y prácticas ilegales.

Iván Redondo nunca será un delincuente, pero si puede resultar un “manejador” de situaciones al que no conviene tener muy cerca. Porque tendría que moverse en el mundo real, sin el poder, la protección y la impunidad que le otorga la Moncloa y sus “secretos de Estado”.

Claro que tiene por delante el filón de los países centro y sud americanos en los que, allí sí, podrá ofrecer sus servicios con muchas probabilidades de conseguir excelentes contratos.

Por lo que tampoco creo que se quede “en la calle”. Sus ahorros estarán creciendo a buena marcha y, de una u otra forma, y en uno u otro continente, siempre encontrará el modo de ganarse la vida.

Valencia, 28 de junio de 2021

Pedro Sánchez, la estatua de la Justicia y la “sirenita de Copenhague”

Pedro Sánchez acaba de concretar su interpretación de lo que debe ser ostentar el poder absoluto en España: ser jefe de gobierno.

Y lo hizo en un tema tan sumamente delicado como es la verdadera utilidad de la justicia, ese paraguas protector de la ciudadanía que sanciona a quién nos agrede, roba, o comete cualquier acto que ponga en peligro nuestras personas, nuestros bienes o nuestras libertades.

Y lo concretó diciendo que “hay momentos en que es útil el castigo y momentos en los que es útil el perdón”. Toda una filosofía novedosa, especialmente viniendo de quién juró el cargo para “guardar y hacer guardar la Constitución”.

Lo cual parece una excelente noticia para los pedófilos, violadores, ladrones, asesinos, timadores o los que ejercen violencia doméstica, pongo por caso.

Pero no. Pedro Sánchez es Pedro Sánchez, la factoría Redondo y sus circunstancias y tiene un idioma especial, disfrazado de castellano, que consiste en que nada de lo que parece, es y que nada de lo que se dice es realmente lo que se quiere decir.

Porque, amigos delincuentes, abandonen toda esperanza. En España hace años, ahora mucho más, que existen dos categorías de humanos: los políticos y los mortales. Y en este segundo grupo estamos incluidos todos lo no-políticos de cualquier sexo y condición, desde el más ilustrado al que valdría la pena escuchar, hasta el más violento de los violentos, del que conviene huir.

Mientras que en el primero hay toda una lista de personas entre los que también hay algunos a los que vale la pena escuchar, pocos en este momento y otros que, realmente, no tienen nada que decir. O que más vale que estén callados porque no dicen más que sandeces. O que no se sabe lo que dicen.

Pero ni eso. Cuando alude a los “momentos de perdón” tampoco se refiere para todos los políticos. Se refiere, en ese mensaje críptico tan difícil de interpretar, a los suyos, a los que le apoyan. Esos sí, de cualquier sexo y condición, o de cualquier pelaje. A los demás, a los políticos de la oposición, “leña al mono”. Acusaciones particulares, comisiones de investigación con conclusiones escritas antes de que se convoquen, señalamientos y todo lo que haga falta. Incluso un poco más no sea que nos quedemos cortos.

Y ¿Quién decide cuales son los momentos de castigar y de perdonar? Porque la Constitución española no hace alusión alguna a este tema. Solo dice que uno de sus objetivos es “Consolidar un Estado de Derecho que asegure el imperio de la ley como expresión de la voluntad popular”. Es decir, que los españoles queremos que en España impere la ley. Sin más.

Como soy mayor y he conocido muchos acontecimientos mundiales y muchos regímenes en los cinco continentes, me figuro que estos “momentos” no se regulan por planes quinquenales como hacían los países del este. Más bien pretende convencernos de que es el presidente del gobierno, “ÉL”, el único facultado para decidir en que “momento” estamos y quiénes son los galgos y quienes los podencos.

Y para más “inri”, otro de nuestros referentes morales, Don Quijote, aconsejó a Sancho cuando se suponía que iba a ser gobernador de la “Ínsula de Barataria” que “si acaso doblares la vara de la justicia, no sea con el peso de la dádiva, sino con el de la misericordia

Es decir, Don Quijote ya entendía que la justicia, además de una balanza para sopesar y una venda para no dejarse influir, debía tener una vara para castigar.

Y, en este caso, más bien parece que Pedro Sánchez, que no se sí ha leído el Quijote, pretende doblar la vara de la justicia, que ni es suya ni está en sus manos, en dirección a la dádiva en forma de apoyo parlamentario. Por lo que ni está respetando a la justicia, ni atiende a los consejos de Don Quijote.

A la justicia porque, en una decisión legal, concede el indulto a personas que no cumplen precisamente los requisitos para beneficiarse y en contra de la opinión del tribunal que los juzgó, en un juicio tan legal, al menos, como la decisión del gobierno de dejar sin efecto parte de la sentencia.

Y porque, por si faltaba algo, está buscando algún subterfugio para quitarse de en medio al Tribunal de Cuentas para que no insista en continuar acusándolos por la malversación de fondos.

Empeño que defendió ayer como si tuviera razón un demócrata de toda la vida, menos en los últimos tiempos y un experto en leyes como es el ministro Ábalos.

Me figuro que en el ministerio de justicia, junto la estatua de la Justicia, la de los ojos vendados para no dejarse influenciar, la balanza para equilibrar hechos, pruebas y descargos y la espada del castigo, habrá que poner una «sirenita de Copenhague” de mirada distraída y pose relajada para simbolizar la otra justicia: la que aplicará el jefe del gobierno en los momentos del perdón, cuando quiera y a quién quiera.

Quedaría bien

Si este texto lo leyera un español que despertara de un coma después de cuatro años, se preguntaría ¿de que nación habla este hombre?

Hablo de España, amigo, de España.

P.D.

Se está insistiendo mucho, para ver si cuela, que la Constitución y las leyes se han escrito para fomentar la convivencia y el diálogo de los españoles. Y es un “sí pero no”. Lo que en definitiva no deja de ser un “no”

Las leyes no son cantos al amor y a la fraternidad. Son reglas severas para castigar a los que no respetan vidas y haciendas, para los que delinquen. Y si que favorecen la convivencia, claro, pero es de forma indirecta, sancionando a los delincuentes y, si procede, retirándolos de la sociedad.

La estatua de la justicia no tiene un corazón ardiente o los brazos extendidos en un gesto de amor. Ojos cubiertos y espada.

Valencia, 26 de junio de 2021

Los problemas de la mujer y las verdades y las mentiras del feminismo español.

Aunque he publicado algún comentario sobre el tema, bastante tangenciales y siempre relacionados con hechos puntuales, nunca he querido meterme a fondo en este asunto porque es espinoso y complicado y porque estoy seguro de que diga lo que diga no tendré toda la razón como tampoco la tienen la inmensa mayoría de los que opinan sobre el tema, casi sentando cátedra y basándose, sobre todo, en el tan hispano “porque lo digo yo”. Opinantes que en su mayoría reaccionan impulsados por la sacudida de algún hecho terrible relacionado de forma directa o indirecta con la violencia contra la mujer y que, casi en su totalidad, no son profesionales de psicología, sociología, biología, medicina en general y/o cualquiera de las ramas profesionales que “conocen” el cuerpo y la mente de la mujer que, de manifestarse, lo hacen con el mismo rechazo e indignación, pero de forma más centrada y comedida.

Profesionales de ambos sexos, por supuesto.

Sabiendo que no estaré acertado, empiezo por decir lo que pienso sobre un tema tan confuso, apoyándome muy pobremente en hechos demostrados porque, como he dicho, alrededor de todo este tema hay mucha visceralidad y poco sustento científico.

Lo primero es que no creo en absoluto en los falsos axiomas que se han difundido alrededor de este tema, alentados por partidos políticos interesados en buscar protagonismo y liderazgo en temas sociales y por los grupos más radicales de entre los feministas. Ni el hombre es “enemigo potencial” de la mujer, ni el hombre “no entiende a la mujer”, ni “es un peligro”, ni son ciertas la mayoría de las simplezas que se están difundiendo. Que el varón tiene un impulso sexual más acusado que la mujer es un hecho incuestionable y que venimos de una cultura absolutamente machista y patriarcal, también. Pero eso, en estos tiempos, solo es un punto de partida para buscar soluciones, nunca un condicionante inamovible.

Es más, estoy convencido que el mejor aliado de todas aquellas que se enfrentan cada día con cosas pequeñas y cosas grandes para mejorar su situación, el más válido, sin ninguna duda, es el varón. En nuestra inmensa mayoría las entendemos, las respetamos y queremos ayudarlas. Y para más añadido, en este momento tenemos más poder y más capacidad para cambiar cosas que las propias mujeres, situadas en este momento en un plano más reivindicativo que ejecutivo. Cosa que está cambiando rápidamente, porque a la vista de cómo está avanzando la mujer en el mundo académico, cultural y económico, estoy casi convencido y permítaseme la broma, que el varón humano no tardará en ser especie a proteger.

Lo segundo, perdonadme, amigas mías, es que soy varón y aunque sea menos inteligente que vosotras, especialmente en algunos “tipos de inteligencia”, cosa que siempre he defendido con toda sinceridad, tonto no soy. Y siendo un gran defensor de la convivencia social y de la dignidad de las personas, de todas las personas, como soy, siempre estaré a favor del débil y, en este momento y desde el punto de vista de las armas de que dispone para sobrevivir y prosperar, no hay ninguna duda de que la mujer es más débil que el hombre.

Y lo argumento prestando muy poca atención las opiniones de los partidos políticos o a las asociaciones feministas asociadas a partidos políticos, porque ellos siempre serán “lo que más les convenga ser en cada circunstancia” y con el más convincente de los gestos y los argumentos.

Y no hablo de que haya unos que defienden los derechos de la mujer y otros no, porque estoy seguro de que todos ellos, si pudieran, resolverían este tema de un plumazo. Pero como no es así y la intención de voto es más importante para las estrategias de los partidos que el feminismo o que cualquier otra cosa que importe realmente a la sociedad, los excluyo de estas consideraciones.

Sin entrar en detalles de los muchos líderes significados de partidos de derecha de izquierda de arriba y de abajo que han lanzado dardos y venablos contra los “enemigos del feminismo” y que han acabado teniendo problemas con la justicia por maltratos, abusos y lindezas semejantes.

Y nos queda lo importante, las asociaciones más independientes y la propia sociedad civil.

Y este si que es un axioma. Los mayores enemigos de las asociaciones de mujeres lideradas por mujeres son otras asociaciones de mujeres lideradas por mujeres, o mujeres más o menos independientes comprometidas con la causa, pero con planteamientos y estrategias claramente definidas. Seguro que todas ellas son feministas y que ninguna de ellas permitiría abusos o maltratos sin denunciarlos, pero se comportan como si estuvieran en bandos enemigos, no como interesadas en llegar a un mismo destino, aunque sea por rutas diferentes.

Lo primero que no tengo demasiado claro es que es el feminismo.

Según la RAE, es “el principio de igualdad de derechos de la mujer” y el hombre, y también el “movimiento que lucha por la realización efectiva en todos los órdenes del feminismo”

Es decir, todo y nada. Y como estoy seguro de que si buscara otras definiciones me ocurriría lo mismo, doy mi propia opinión:

Movimiento provocado por la enorme desigualdad social de la mujer, e inspirado por las ideas del empresario, filósofo, escritor y periodista Friedrich Engels sobre temas puntuales como la necesidad de otorgarles derechos sobre la libertad de maternidad, de disociar maternidad de sexo, de tener jornadas laborales más racionales, de salarios dignos y, en definitiva, dar derechos y oportunidades a la mujer que no tenía en ningún orden, ni familiar ni laboral, ni social.

Engels era amigo personal de Karl Marx, con el que colaboró en muchas ocasiones. Marx se inspiró en algunas de sus obras, una de ellas “La situación de la clase obrera en Inglaterra”, escrita en 1845.

Al principio fueron grupos aislados de mujeres en diversos puntos del mundo, que fueron cobrando fuerza hasta que el movimiento por la igualdad tuvo su primera aparición en público y de forma estructurada el 3 de mayo de 1908, primer “día de la mujer”, en el teatro Garrick de Chicago y no terminará, espero, hasta conseguir la igualdad legal y real entre mujeres y hombres.

Llegados a este punto, comento mi forma de entender los muchos y muy importantes problemas de la mujer, y como deberían afrontarse:

  • Conseguir una igualdad total de derechos entre hombre y mujeres. Me refiero, naturalmente, a que la mujer tenga los mismos derechos y las mismas garantías legales que los varones. Por lo que yo sé, en España ya está totalmente conseguida, pero no ocurre lo mismo en el resto del mundo, especialmente en el llamado “tercero”, donde se ha avanzado muy poco.
  • Conseguir una igualdad real laboral y social entre hombres y mujeres. Y en este capítulo hay mucho, muchísimo que avanzar, no porque lo impida la ley, sino por la picaresca de los empleadores o, en muchos casos, la picaresca de los mismos empleados, por los pactos entre las parejas, o por la complicada situación de las madres solteras o monoparentales.

En este grupo entran las contratadas por menos horas de las que trabajan realmente, aunque también hay otras que no quieren que las den de alta o que las den por menos horas por el enorme error de querer evitar su cuota parte de impuestos. Lo mismo ocurre con varones, aunque entre las mujeres hay un grupo de mucho peso al que no le dan ninguna opción, chantajeándolas con su necesidad más que en los otros casos, que es el de las empleadas de hogar.

Hay otro grupo que corresponde a los empleados a jornada reducida, entre la que la mayoría son mujeres con pareja e hijos con mayor responsabilidad en maternidad y tareas de hogar y madres solteras, un grupo cada vez más numeroso.

Este grupo está falseando las estadísticas porque, al no ponderar ingresos con horas trabajadas, parece que las mujeres cobran menos. Aunque es absolutamente cierto que estos casos, sean pactados u obligados por ser madre soltera, se produce mayoritariamente por su condición de mujer y su mayor carga en el cuidado y mantenimiento de la familia.

  • Evitar la explotación de las mujeres en forma de trata de blancas para que ejerzan la prostitución o para trabajar en talleres clandestinos o tareas parecidas, esclavizadas por auténticos dueños de sus vidas y destinos.

No me refiero al hecho de la prostitución en sí, que es una opción alegal, pero personal, que tienen hombres y mujeres, sino a las que la ejercen en contra de su voluntad. Y aquí entran muchos factores, como la eficacia policial o la colaboración necesaria de los clientes que son los verdaderos responsables de lo que ocurre, porque la soportan económicamente. Y, aunque no tengan consciencia real de lo que están haciendo, porque me figuro que acuden a este tipo de prostitución porque es más barato contratar los servicios de una mujer de carretera que las que se ofrece en prostíbulos legalizados, de hecho, están cometiendo un abuso, casi una violación, porque la mujer no accede con libertad al acto sexual.

  • Proteger a la mujer del maltrato y la violencia física o psicológica de los hombres.

En cuanto a los violentos desconocidos (abusadores “de calle”, violadores, etc.) hay una parte muy importante que debe poner la mujer evitando transitar por lugares peligrosos en horas peligrosas, desconfiando de desconocidos, especialmente si les invitan a copas que no han estado bajo su control, o a ir a sitios que no conocen, exactamente igual que debemos hacer los hombres como medidas preventivas para evitar problemas graves.

La desafortunadísima afirmación de que la mujer debe tener libertad para “poder ir sola y borracha a casa”, de Irene Montero, es un canto a la insensatez y un poner en peligro a la mujer por utopías partidistas. Esto es suponer que el mal no existe y, con afirmaciones de este tipo, lo único que se puede conseguir es que las mujeres, especialmente las jóvenes, desafíen el peligro y se arriesguen a sufrir daños muy graves, incluso a morir a manos de un asesino.

La violencia de género de cualquier otro tipo realizada por sus parejas, su entorno familiar, o su entorno social tienen connotaciones muy diferentes según quién sea el maltratador o el abusador y las circunstancias de cada caso.

Está claro que lo aconsejable es denunciar los hechos, pero no siempre es fácil porque depende de la fortaleza mental de la mujer víctima, de su posible dependencia del abusador, del tenor a represalias, e incluso de la situación económica de la maltratada que, en algunas ocasiones y por lo que he podido comprobar, prefiere soportar la situación de maltrato para no quedarse en la calle.

Si se trata de parejas, hay dos puntos especialmente delicados: Cuando la mujer anuncia que quiere separarse y cuando, una vez separada, tiene una nueva pareja. Son momentos en los que sus exparejas muestran el máximo de violencia y en los que se producen la mayoría de los casos de agresiones y de muertes.

Y, desgraciadamente, una forma cada vez más habitual es hacer daño a la expareja es dañando a los hijos, incluso aunque también lo sean suyos, como ha ocurrido en el último caso de Tenerife.

Por lo que es necesaria una mayor rapidez de los jueces a la hora de tomar medidas cautelares, medidas de protección más eficaces por parte de las Fuerzas de Orden Público para cumplimentarles y una mejor aplicación de la tecnología actual para mantener realmente controlado al posible agresor.

Evitando, en mi opinión, extremos tan absurdos como la situación actual, en la que, si una mujer denuncia un maltrato, la pareja es presuntamente culpables y las Fuerzas de Orden no tienen más opción que llevárselo detenido sin atender a ninguna otra consideración, lo que ha originado muchas injusticias por denuncias falsas, incluso aconsejadas por abogados, para favorecer causas de divorcio.

  • Son muchas las naciones menos evolucionadas en las que la mujer ocupa lugares de segundo nivel y algunas en las que apenas se les reconoce más función que la de dar satisfacción a los hombres, parir hijos y atender a las familias, llegando a la barbaridad de las ablaciones de clítoris de las hembras en un intento de que no obtengan placer con el sexto, reservado únicamente a los varones.

Incluso en las naciones más evolucionadas, hay grupos sociales que todavía consideran a la mujer como ser impuro y no merecedor de desempeñar algunas funciones. Hay clubs o lugares de encuentro privado donde no se dejan entrar a las mujeres y las organizaciones religiosas son un ejemplo de este hecho. En ninguna de las musulmanas, que yo sepa, pueden ejercer ministerios ni orar con los hombres. E incluso en las cristianas los tienen limitados. La iglesia protestante es la única en la que las mujeres pueden ser ordenadas sacerdotes y ejercer los mismos cargos que los varones, pero la católica, aunque ha avanzado bastante recientemente, no ha pasado de autorizar una especie de diaconado de mayor nivel, sin acceso a determinados sacramentos.

Lo lamentable es que todo esto es mucho más complicado porque en demasiadas ocasiones estas situaciones tienen carácter voluntario y, aunque sea discriminatorio desde el punto de vista de las leyes y las costumbres de la mayoría de las naciones, obedecen a una gran carga cultural o religiosa difícil de entender y más difícil de combatir. Solo se puede obligar a que se cumplan las leyes de cada nación, evitando ablaciones, maltratos físicos o matrimonios concertados por los padres, por ejemplo.

  • Conseguir que la sociedad facilite a las mujeres las ayudas y el entorno necesario para poder desarrollar su vida laboral sin renunciar a sus derechos como mujer, como el de la maternidad, las molestias por los ciclos menstruales, etc.

Todo ello requiere ayudas económicas, adecuación de horarios, creación de guarderías en lugares estratégicos para facilitar las jornadas laborables de las madres, etc.

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Ante semejante proliferación de causas-raíz, porque hay más de las que he enumerado, es absolutamente inadecuado tratar de agruparlo todo en una campaña a favor de los derechos de la mujer o en una denuncia global contra su maltrato, porque resulta muy espectacular, pero ineficaz.

Es cierto que las soluciones las deben aportar los políticos, concretamente el poder ejecutivo, que es el que dicta leyes, pero no dejándoles a su libre albedrio y mucho menos permitiendo un uso político de ninguno de estos gravísimos problemas.

Es la sociedad civil la que debe marcar las prioridades, los ritmos y los plazos evitando que nos movilicemos, o que discutamos entre nosotros, a golpe de titular de periódico o de hechos tan luctuosos como el de Tenerife, cuando en el fondo, la gran mayoría estamos de acuerdo en casi todas las cuestiones de fondo.

Y cuando digo sociedad civil no digo que no participen personas de ideología política o social, ¿cómo no van a participar? Pero esto solo avanzará cuando se consiga determinar cual es el mínimo común denominador que agrupe a hombres y mujeres de VOX, o de Podemos, o de la iglesia, o de cualquier otra asociación. Y que estos temas dejen de ser reclamos electorales para convertirse en asuntos de interés común de todos los españoles, en primer lugar, de todos los europeos en segundo y de la raza humana, en definitiva.

Lo que no es de recibo, ni acepto porque creo que no beneficia a nadie y perjudica a todos, los primeros a los afectados directamente, es ver espectáculos como el que ofreció la ministra Montero mezclando unos temas con otros, apoyando lo que no debía y presionando de forma inapropiada y populista a los jueces que dictan sentencias aplicando leyes que ella, como congresista y no los jueces, ha decretado.

Y que, en lugar de ponerse detrás de la pancarta de la rebelión contra el sistema en forma de ataque a los jueces, presione en el gobierno y en el congreso para que se mejoren las leyes que deben mejorarse y haga pedagogía de que en un país democrático las leyes se decretan por consenso, nunca a gusto de todos y que todos tenemos la obligación de acatarnos por muy inadecuadas que nos parezca.

Lo otro no es ni indignación, ni rabia, ni política. Es populismo barato y de la peor calidad.

Porque no creo que haya en España ni una sola persona que lamente menos que ella el asesinato de los niños. Ni una. Y porque en este país nadie tiene el patrimonio de sentir el dolor ajeno, aunque no montemos mítines para manifestarlo.

Y ahora llegamos a un punto absolutamente personal. Y es que no me fio en absoluto de la objetividad y el interés real de los políticos españoles actuales en solucionar los conflictos de la manera más justa, rápida y eficaz posible, porque necesitan tiempo y parafernalia, bombo, platillos, titulares y medallas que colgar a sus currículums políticos.

Y así lo están haciendo con la enorme cantidad de horas perdidas en comisiones parlamentarias con conclusiones escritas antes de convocarlas y sin más propósito que erosionar al adversario político.

La Comunidad Europea tiene una Comisión de Derechos de las Mujeres e Igualdad de Género y es ahí en donde se deberían tratar seriamente todos estos temas buscando soluciones. Seria y desapasionadamente, sin sobrecargas ideológicas y libre de ninguna contaminación por intereses nacionales o partidistas.

Y, francamente, no creo que sus puestos estén ocupados por feministas militantes, porque lo que realmente se necesita son profesionales de todo lo que se relacione con el mundo de la mujer en todos sus aspectos: legales, sanitarios, educacionales, etc.

Y que trabaje de oficio, fijando prioridades en función de la gravedad de los temas de su competencia y, también en parte, como reacción a hechos puntuales imprevistos. Personas que juzguen los hechos desapasionadamente, sin inmediatez física ni emocional y que dicten normas de obligado cumplimiento.

Que España dicte leyes sobre el particular no es necesariamente malo, ni mucho menos, pero no sin que exista un marco de actuación europeo que las encuadre. De esta forma se evitarían algunas francamente inútiles o simplemente sensacionalistas dictadas “en caliente” o por oportunismo político que, más que ayudar a las mujeres, están creando brechas importantes entre la ciudadanía.

Que es lo peor de lo malo que puede suceder en temas tan delicados como este.

Y que está ocurriendo en otros asuntos tan importantes como la educación, las jubilaciones y tantos otro que deben ser de Estado y no de partido en el gobierno.

Un pequeño añadido: Ninguna condena, por dura que sea, evitará que un desalmado o un loco cometa atrocidades. Ninguna.

Pero condenas duras y apropiadas al delito pueden apartar a los delincuentes de la sociedad durante muchos años. Y me sorprende mucho ver que cargos políticos que se rasgan las vestiduras y con razón, por hechos como el de Tenerife, también se las rasgan cuando se proponen figuras legales como la prisión permanente revisable o que se opongan a que se modifique la absurda ley del menor, tan sobreprotectora y buenista, que permite que jóvenes menores de 14 años sean prácticamente inmunes  hagan lo que hagan y que menores de 18 años que han cometido toda clase de delitos, muchos de violencia extrema contra las mujeres, tengan un trato penal realmente incomprensible.

Y yo creo en la rehabilitación, claro que sí, pero entre la barbaridad legal de los Estados Unidos, en donde según en que caso se puede juzgar a un niño como adulto y lo que tenemos aquí, hay una horquilla de posibilidades que se debería estudiar con seriedad. Y, de nuevo, objetivamente, sin cargas ideológicas.

Recordando siempre que en este mundo cruel e insolidario se producen cada día una enorme cantidad de injusticias sufridas por determinadas etnias, por personas sin recursos y por una gran parte de la humanidad que sufren constantemente atrocidades como las que motivan este nota sin que aparezcan en titulares. Ni siquiera en la letra más pequeña de cualquier publicación, o en el último rincón del telediario con menos audiencia.

Porque pertenecen, no ya al mundo de los perjudicados socialmente, sino al de los “invisibles”.

Pedro Sánchez, el “acapara éxitos”

Los que siguen de cerca las noticias reconocerán en nuestro presidente una habilidad especial, un auténtico don, para hacer suyos todos los éxitos obtenidos por cualquiera en el ámbito de las administraciones, sin que nunca, jamás, estuviera presente en ninguno de los hechos luctuosos ocurridos durante su mandato. Ni una visita, ni un reportaje, ni una foto.

Y ayer nos dio otro ejemplo magistral cuando, hablando de las mascarillas, dijo que el gobierno iba a sugerir que se retirara la obligación de utilizarlas dado los buenos resultados sobre el control de la pandemia. Siento no disponer en este momento de la cita literal, pero más o menos dijo que “al haberse cumplido los objetivos del gobierno…

Y lo hizo en Barcelona, en un acto que no venía a cuento, sin haberlo hablando ni negociado con las autonomías. Otro conejo que se saca de la chistera

Un anuncio muy importante para los más de cuarenta y siete millones de compatriotas en nuestro país” dijo, que se aprobará en “un consejo de ministros extraordinario” ¡Ele la “cogobernanza”!

Hizo mención, como no podía ser menos, a las autoridades sanitarias, a los profesionales, a las empresas y a no se cuantos más, pero en un segundo nivel y muy igualitario, como si todas hubieran contribuido de igual forma en la lucha contra la pandemia y muy especialmente en el proceso de vacunación.

Es decir, en el mensaje subliminal y casi en el real, todos lo han hecho bien porque han hecho lo que les decía el gobierno que hicieran. Ergo el éxito es del planificador y no tanto de los ejecutores.

Cosa que podría ser válida si fuera cierta, pero en este caso no lo es. Pedro Sánchez no tuvo ninguna participación, ninguna, en la gestión de compra de vacunas porque la hizo directamente la comisión nombrada por la Comunidad Europea aunque, esos sí, se apresuró a colocar una gran pegatina del “gobierno de España”, sobre la primera caja, pequeña,  que entró en nuestro país, ni tampoco ha tenido ninguna intervención directa sobre las vacunaciones porque la sanidad está transferida a las autonomías y han sido las autoridades de cada comunidad y el extraordinario esfuerzo del personal sanitario responsable de las vacunaciones el que nos ha sacado adelante.

Pero ahí está él, luciendo palmito y con esa sonrisa de “la modestia me impide…”. Porque lo único que ha hecho en realidad es distribuir las vacunas como había acordado la Comunidad, en función de sus diferentes poblaciones  y poner en bastantes problemas a algunas de ellas por mezclar política y sanidad en demasiadas ocasiones y crear retrasos e incertidumbres con el asunto de las marcas a aplicar en primera o segunda dosis, por ejemplo, cuando todos estos protocolos los tenían claro la Comunidad Europea, las Agencias de Medicamentos, la Organización Mundial de la Salud y la inmensa mayoría de los profesionales virólogos o epidemiólogos  independientes.

Pedro Sánchez es el capitán, el líder, el conseguidor de todo lo bueno, sea o no sea suya la autoría del éxito y, si me apuran, apropiándose de hechos que ni siquiera han existido o que no han sucedido con él los cuenta.

Un auténtico campeón en el que, sin duda, seguirá creyendo mucha gente porque dispone del mejor equipo de propaganda y ensalzamiento del líder que yo he conocido. Y casi casi incluiría al del propio Franco, el que comenzaba muchas noticias diciendo “gracias a Franco…” o “gracias a nuestro caudillo…”

En definitiva: esto va para largo y mi única esperanza es que, como hasta ahora, sea Europa la que le pare los pies y le impida cometer tropelías que nunca aceptarían sus miembros. Mientras se trate de amagos y de palabrería para mantenerse en el poder, vale, pero en cuanto toque un solo ladrillo de nuestro armazón constitucional, todos nuestros Estamentos y la propia Comunidad se lo impedirán. Y eso ocurrirá en cuanto avance un poco más la exigencia de los independentistas o la rebelión de las Autonomías que se vena perjudicadas por financiaciones que les perjudiquen.

Aquí tenemos un ejemplo: cuando gobernaba el PP a nivel nacional, el PSOE, oposición en Valencia, se hartó de denunciar la injusticia de nuestra financiación, que por cierto la había determinado un gobierno nacional del PSOE. Ganó Sánchez la moción de censura y Ximo Puig y las otras fuerzas políticas del gobierno de la Comunidad se apresuraron a reclamar “lo nuestro” en la seguridad de que conseguirían una normalización y recibieron una de las palabras favoritas del gobierno actual “pronto”.

Pues bien, pasa el tiempo y parece ser que nuestro President de la Generalitat ha urgido a la Moncloa que resuelvan la grave injusticia presupuestaria que sufre Valencia y me temo que ni siquiera la han repetido “pronto”. Como ahora son tan amigos de los gobernantes catalanes, casi seguro que la habrán dicho la frase favorita de Pujol: “ahora no toca”. ¡Y no será porque Ximo Puig no ha resultado ser paradigmático en cuanto a la mansedumbre, la paciencia, la compresión y el seguidismo a Pedro Sánchez!

Las mentiras interesadas sobre el coste político de los indultos de Sánchez.

Oigo, escucho y leo comentarios sobre el supuesto coste electoral que sufrirá el PSOE por el posible indulto de los políticos condenados en Cataluña y realmente tengo que pensar seriamente que vivo una realidad paralela y veo cosas que realmente no existen.

Porque prácticamente todos coinciden en estos análisis que a mí me parecen absolutamente disparatados por irreales. En primer término, porque, aunque parezca mentira, el PSOE no está involucrado en semejante disparate. Lo está el “Sanchismo”, que no es lo mismo, aunque se parezca, porque una gran parte del socialismo actual y casi el cien por cien del histórico, excepto los vividores falsarios abducidos por Pedro Sanchez (no hay más que ver las declaraciones de ministros y voceros o la interpretación de Ábalos sobre lo sucedido en Cataluña los días del golpe de Estado) no están de acuerdo con la decisión del presidente.

Y es muy posible que se demuestre el próximo fin de semana en la manifestación de Madrid y su lista de asistentes.

Por lo que, en contra de lo que circula por los foros de opinión, creo que lo que de verdad le ocasionaría un gran coste político, una catástrofe de hecho, sería no conseguirlo.

Así, según mi opinión, es falso, totalmente falso, el mensaje torticero del “gran riesgo político que corre nuestro presidente” sacrificándose en favor de no sé qué extrañas convivencias futuras y por acabar con “los rencores y las venganzas” que en el pasado inmediato perpetraba nuestra justicia contra los pobres e inocentes golpistas que solo querían “ejercer la democracia”.

Otra de las grandes mentiras orquestadas con diabólica pulcritud por nuestro buen amigo Iván Redondo y su factoría, con el gran telón de fondo que supone la carta de Junqueras, en la Sexta naturalmente, que parece acompañada por ese sonido de flautas que interpretan dulcemente el arranque de “la mañana” de Grieg

Porque la única verdad es que no conseguirlo le supondría perder el favor de los grupos que le apoyan en este momento a cambio de compensaciones insensatas y con ello su amada Moncloa y todo el poder que supone ser presidente de un país como España. Sin ninguna duda.

A no ser, opción “B”, que de fracasar esta maniobra y como mal menor Esquerra Republicana consienta en entrar en un gobierno “bi” o tripartito en Cataluña y con nuevas concesiones, cosa que nunca aceptarán ni las huestes de Puigdemont ni tampoco el PNV que se quedaría de alguna forma sin escalera y agarrado a la brocha porque perderían gran parte de su influencia política y sus posibilidades de exprimir todavía más al Estado Español.

Porque a estas alturas y después del daño que ha hecho a la nación y a la convivencia de los españoles, es absolutamente imposible que Sánchez pudiera formar un gobierno de coalición a nivel nacional, o con algún tipo de apoyo parlamentario, con ningún partido constitucionalista.

Así que desde el punto de vista político y en lo referente al interés desmesurado de mantenerse como presidente del gobierno, “indultos o muerte política”.

Y lo tiene francamente mal en primera o segunda instancia. Porque si decreta el indulto, que sería parcial por la oposición inicial del Consejo de Poder Judicial, lo que aceptarían de muy mala gana los indultados, y el hecho de tener en contra a toda la oposición parlamentaria, a un sector amplísimo de los socialistas españoles y a un alto porcentaje de la población española no nacionalista, supondrá demasiados “contra” para tan menguado grupo impulsor.

Y aun consiguiendo el indulto y una relativa paz inicial pactada con los interesados puede haber recursos con muchas probabilidades de que salgan a delante. En cuyo caso el enorme desprestigio del gobierno actual en particular y de la fiabilidad democrática de la Nación Española en general sería francamente motivo de análisis en las universidades del mundo, como lo fue la transición española.

Como también lo sería el comportamiento político-social del electorado español que está permitiendo semejantes desatinos desde hace demasiado tiempo.

Por lo que vuelvo a citar una frase que he mencionado en muchas ocasiones: “Locura es repetir lo mismo una y otra vez esperando resultados diferentes

Frase de autor desconocido, pero que es un fiel reflejo de nuestra España actual