De entre todos los protagonistas de la actualidad política, me merecen especial atención tres figuras: un Consejero, dos Concejales y Mónica Oltra, vicepresidenta y portavoz de la Generalitat.
El primero de ellos es el “Conseller d’Educació”, Vicent Marzà Ibañez, maestro nacional, hombre del Bloc y con una hoja de ruta política muy clara: seguir los pasos del nacionalismo catalán.
Se ve acosado por varias causas judiciales por denuncias contra su política educativa, algunas con fallos en su contra que se niega a acatar utilizando la fórmula legal de los recursos. Tiene a su favor que nunca ha ocultado sus intenciones, y en su contra que es consciente de que le falta tiempo, por lo que ha forzado la situación con medidas de choque, urgentes, que han creado problemas donde no los había, (eliminación del distrito único, acentuar el bilingüismo, enfrentamiento con los colegios concertados y la universidad privada, entre otros) desde el primer día de su mandato.
Y digo que tiene prisa porque es consciente de que no dispone de los años que tuvo la Generalitat de Cataluña para influir en dos generaciones, porque no tiene ninguna garantía de ser reelegido, (el Bloc no es lo que era la antigua Convergencia) y porque a su modelo, el catalanismo cultural y nacionalista, le están apareciendo grietas cada vez más profundas. Al modelo y a las falsas verdades en las que se apoyaba.
El “Regidor Delegat d’Administració Electrònica” y “Regidor Delegat de Cultura Festiva”, Pere S. Fuset i Tortosa, que ha actuado como el caballo de Atila, consiguiendo enemistarse en tiempo record con casi todos los colectivos que debía coordinar y favorecer, entre ellos el muy importante mundo fallero.
Tiene una cierta tendencia al escapismo, y últimamente evita acudir a las reuniones “incómodas”, a las que manda un representante. Solo da la cara para hacerse fotos o salir en las noticias cuando está lejos de la Interagrupación de Fallas u otras asociaciones especialmente reivindicativas.
Con mucha tendencia y poca preparación para el maquiavelismo, se ha buscado enemigos de toda condición cuando trató de “colar” una encuesta tendenciosa a las comisiones falleras, puso al descubierto un cierto machismo. cuando intentó aplicar “normas del buen vestir” a las falleras mayores y sus cortes cuando acuden a actos públicos vestidas “de paisano”.
Iniciativa que le valió la repulsa, otra vez, del mundo fallero y de las ex falleras mayores de los últimos años que calificaron las normas de “discriminatorias, vejatorias e indignantes”. Sin embargo tuvo el apoyo, ¡que sorpresa!, de la vicepresidenta Mónica Oltra.
Su cobardía política le ha llevado a tener un importante enfrentamiento con la concejal de Protección Ciudadana y responsable de la Policía Local, Anaïs Menguzzato, a consecuencia de un accidente mortal de un operario en el montaje de una instalación de la feria de Julio valenciana.
Fuset, cabeza municipal de festejos y por lo tanto directamente responsable de la coordinación de todos ellos, no hizo mención a este hecho, y cuando se lo recriminaron, se escudó en que la Policía Local no le había informado. La concejal de Protección Ciudadana y responsable de la Policía Local, Anaïs Menguzzato, le desmintió de inmediato y con rotundidad aportando pruebas de la falsedad de su comentario, pese a lo cual continuó poniendo excusas tratando de justificas lo injustificable.
El tercero, no menos importante, es Giuseppe Grezzi, Coordinador General del área del Àrea de Mobilitat Sostenible i Espai Públic, y Regidor Delegat de Mobilitat Sostenible. Es miembro de “Verds Equo”, uno de los partidos que componen Compromis.
A este Napolitano llegado a Valencia hace unos diez años, no se le conoce más bagaje político que haber participado activamente en la campaña de acoso que sufrió Rita Barbera. Siempre hizo alarde de ello y llegó, entre otras cosas, a lucir públicamente una camiseta verde en la que figuraba un ciclista de aspecto parecido al del concejal, azotando a una señora de figura opulenta, vestida de rojo, que corría desesperadamente delante de su bicicleta.
Un auténtico ejemplo de “elegancia” y preparación política que, España es así y los españoles votamos lo que votamos, le permitió ser el dueño y señor de los espacios públicos y la movilidad ciudadana de la tercera ciudad más importante de España.
E insisto en lo de “dueño y señor” por que como tal actúa.
En otro momento escribí una nota satírica sobre este concejal en la que criticaba su falta de control en la gestión, “bolardos pongo, bolardos quito, carriles elimino, carriles repongo y cosas similares”, pero la cosa ha ido a más y a mucho peor.
El Sr. Grezzi, “verde” él, está actuando de forma descontrolada, anárquica, incumpliendo sus propias normas, prepotente y faltón. Respaldado, eso sí, por nuestro “plácido” alcalde, (¿displicente quizás?), amante de tomarse vacaciones, de montar cabalgatas alternativas, y tan enamorado de la bicicleta, eso no es un defecto, como el propio Grezzi.
También choca frecuentemente con la responsable de la Policía Local, que le acusa de “ir por libre”, porque sus decisiones unilaterales sobre ordenación del tráfico están creando verdaderos problemas a los ciudadanos, y también con Sandra Gómez, portavoz del PSOE, que le pide públicamente que someta sus decisiones a debate.
Y con la Federación de Asociaciones de Vecinos (FAAVV), con la Empresa Municipal de Transportes, con la asociación de vendedores del Mercado Central, con los restaurantes de la zona centro, y con otros colectivos.
Leo en Las Provincias del 5 de Abril un comentario sobre una reunión con la Junta Municipal de Abastos “«Parece que algunos quieren que vuelva Franco», espetó ayer el concejal de Movilidad Sostenible, Giuseppe Grezzi, a los vecinos de la Junta Municipal de Distrito de Abastos, en un tenso encuentro que terminó con esa referencia al dictador y con los residentes en la zona levantándose y abandonando la reunión”.
No Sr. Grezzi. Estoy completamente seguro de que esta Junta Municipal no quiere que vuelva Franco, que ya está bien de descalificar tildando de fachas, fascistas, franquistas o cualquier otro epíteto a los que les llevan la contraria, como tampoco creo que le hayan dicho a Ud. que les recuerda a su paisano Mussolini.
Estamos en 2017, en un estado democrático, y su función es la de procurar el bienestar de sus conciudadanos y no creerse un elegido para acaudillarlos, o el dueño de la ciudad para jugar con ella al Monopoly. Lo que quieren, queremos, es que resuelva nuestros problemas.
Podría decirse mucho más de este concejal singular que nos ha caído del cielo, y que toma sus decisiones sin consultar con los afectados, los ciudadanos, ni con el resto de la corporación municipal, pero no es necesario.
Por cierto. El Sr. Ribó, que no es objeto de este comentario porque merecería uno especial, también ha llegado al cargo por caminos indirectos, y aunque lleva toda la vida en lo público, no parece tener capacidad de dirigir y de asumir responsabilidades. Leo en la prensa de hoy “Ribó califica de “digeribles” las diferencias entre Grezzi y Menguzzato”. Perfecto.
Me imagino lo que diría al director de una empresa privada en la que su jefe de ventas y el de posventa manifiestan serias discrepancias en los medios de comunicación. Pero claro, la administración es otra cosa y hay que ser más tolerante. Más democrático.
Y, por fin, tenemos a la reina, la vicepresidenta del gobierno de la Generalitat, y portavoz de la misma, Doña Mónica Oltra, licenciada en derecho y miembro de la Coalició Compromís por su pertenencia a Iniciativa del Poble Valencià.
De ella he dicho que es, con mucho, la más política de todos. Sabe, ¡o sabía!, donde estar, cuando estar, para que estar, y que hacer o decir en cada caso. Era la gran esperanza blanca: hábil, vehemente, preparada y con una gran capacidad de persuasión en el gesto y la palabra.
Venía pidiendo paso y lo cierto es que sus antecesores del PP se lo habían puesto fácil con sus corruptelas, sus traiciones internas, su falta de decisión para asumir errores, y su “sálvese el que pueda” provocado por las amenazas políticas y judiciales.
Pero el tiempo no le ha dado a razón, las cosas no han salido como esperaba, y es muy posible que, como ha dicho recientemente el Director de Las Provincias Julián Quirós, se haya cansado de que se le escurra la arena entre los dedos.
Ella prometió solucionar los problemas de los dependientes, de los marginados, de las familias numerosas, de las residencias de mayores, de los centros de menores (¡que metedura de pata criticando a las monjas de Segorbe de mala gestión y ocultación de delitos de abusos!) y de una serie de carencias que, más o menos, están como estaban.
En algunos casos ha pretendido defenderse atacando, pero las cañas se le están volviendo lanzas.
Es corresponsable de las decisiones del equipo del Bloc, como las de la Consellería de Educacio, que tiene “encabronado” a una buena parte de la ciudadanía, incluidos padres, y colegios privados o concertados.
Todo lo nuevo: Nombramientos de altos cargos y asesores, la constitución de la nueva televisión valenciana (¡que mal color tiene esa gestión, también recurrida judicialmente!), el control de las empresas subcontratadas por la Generalitat, y tantas otras cosas, tiene un tufo de amiguismo, si no nepotismo, realmente alarmante. Porque es lo mismo, o “más” de lo que hacían “los otros”.
Ella, tan partidaria en otro tiempo de denunciar en los juzgados las supuestas ilegalidades de los “peperos” o de apoyar las de otros partidos promoviendo incluso acusaciones particulares, se queja ahora de las denuncias que les están poniendo, y acusa a los jueces de actuar deliberadamente contra el Consell. Hacer estas afirmaciones siendo jurista de profesión solo indica un alto grado de nerviosismo personal.
Y hasta aseguraron intervenir en casos tan delicados y tan intocables para la política como debería ser el accidente del metro, intocable porque afecta a víctimas y familiares que sufrieron y siguen sufriendo, sabiendo que el camino de la justicia no se puede cruzar con el de la política interesada. Ni sacarle partido al dolor.
Y, que yo sepa, no se han actualizado los trazados de las vías, ni se han cambiado los equipos móviles por los de última generación para mejorar la seguridad de los viajeros, ni se han sustituido las ayudas informáticas de seguridad durante los trayectos, ni, ni, ni…
O el Cabanyal, ese barrio tan utilizado políticamente, en el que pusieron parte de sus esperanzas a partir de la “casi” agresión cuando solo era una militante agresiva de la oposición, a la que le hurtó un párrafo brillante de su currículum un policía sensato que no reaccionó a la provocación
Pero aquella joven ardorosa que cambiaba de camiseta todos los días, tiene hoy responsabilidades de gobierno y, claro, no es lo mismo. Se le terminó la fase de predicar, y tiene grandes dificultades para dar trigo.
Cito todo lo anterior como “sus cosas”, aun no siéndolas, porque durante su tiempo de portavoz ha conseguido relegar a un segundo término la figura del President, aparentando ser la voz dominante, la que está detrás de todo, la ejecutora.
Todo el mundo la ha reconocido como la autoridad real de la Comunidad, responsable de lo bueno y de lo malo, pero me temo que habrá mucho malo y poco bueno.
Y siendo, como soy, tan poco amigo de creer en las casualidades, me estoy planteando si ese echarse a un lado de Ximo Puig, político de amplio espectro, no habrá sido la maniobra deliberada de un político con experiencia que conocía muy bien los riesgos de suponía aliarse para gobernar con semejante grupo de diferentes. Que haber sido reelegido líder de los socialistas valencianos contra la voluntad del recién resucitado Pedro Sánchez tiene su “aquel”.
Me da la impresión de que Mónica Oltra ya no controla al Bloc, ni a los partidos más radicales, y hay riesgo de que Ximo Puig de la orden de que se publiciten las diferencias en las gestiones de la Generalitat o de las administraciones municipales bajo la responsabilidad del PSOE y las del “resto” de partidos del tripartito, en la seguridad de que ganarán por goleada.
Si no lo ha hecho ya, los Marzà, Grezzi, y Fuset se lo están poniendo “a huevo”.Porque las elecciones locales están cada vez más cerca.
De los “Ciudadanos” de la comunidad no hablo porque ya lo hice ayer, ¡que desastre! Y del PP, ¿Qué voy a decir? Acaban de sufrir una purga merecida por tejemanejes y corruptelas del tres al cuarto, y cuando parecía que estaba todo pacificado y que quedaban “los cabales”, como dicen en Andalucía, continúan discutiendo como si no hubiera pasado nada, dando la impresión de que a algunos de ellos les importa más su supervivencia política que el bienestar de la comunidad y de su partido.
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Ayer empecé a calcular la representación real de cada uno de los citados en términos de votos sobre el total, pero con el ejercicio muy adelantado decidí abandonarlo para no crearme más frustraciones.
En una aproximación a los datos de las elecciones de 2015, ¿Cuántos votos reales han permitido que Giuseppe Grezzi, por ejemplo, sea concejal de nuestro ayuntamiento?
Compromís no se presentó en el ayuntamiento de Valencia con nombre propio, sino bajo la fórmula “Podemos-Compromís”, en la que el reparto de fuerzas era: Podemos el 50%, El Bloc el 30%, Iniciativa del Poble Valecià el 17,5 y Equo el 2,5%
Aplicando esta misma proporción al total de los votos obtenidos por “Podemos Compromís”, resulta que a este señor le corresponden 2.399 votos. Es un ejercicio inverso y, por tanto, poco exacto, pero no deja de ser una de las alternativas posibles.
Es una cantidad ridícula de votos, pero como formaba parte de una coalición y había demostrado lo duro que era acosando a Rita Barberá, le concedieron, nada menos, que la movilidad ciudadana de Valencia.
Las elecciones británicas por distrito electoral, por ejemplo, evitan este tipo de anomalías democráticas, porque cada candidato se presenta en solitario.
A veces pienso que todo este mundo de anormalidades, locales y nacionales, solo es una gran farsa para entretenernos, para provocar sensaciones, y que en algún momento alguien saldrá de detrás de los decorados para anunciarnos que se trataba de una “cámara oculta” y que nos relajemos. Pero me temo que no es así.
Porque se trata de un “reality” sobre el día a día de tantos políticos ineptos e irresponsables por su falta de talla.
Y no podemos quejarnos porque es un guion escrito por nosotros, los votantes, que les hemos elegido.
Y porque no les exigimos cambios de calado. El de una ley electoral, por ejemplo, que nos proteja de semejantes despropósitos.