Estos días se ha escenificado la oposición al gobierno en forma de rechazo del real decreto para liberalizar el sector de estibadores, y no pude menos que sorprenderme de las razones aducidas por los partidos de la oposición.
Antonio Hernando dijo, con su tono más solemne, que el gobierno ya no está en mayoría y tiene que aprender a negociar. Lo dice el portavoz de un partido, el PSOE, que está dividido en dos o tres fracciones irreconciliables y que no se ponen de acuerdo ni para ponerse en desacuerdo.
Y eso que sus diferencias ideológicas, la de los diversos sectores del socialismo español, deberían ser mucho menores que las que hay entre el gobierno y los partidos de la oposición.
Consejos traigo…
Ciudadanos se abstuvo, y mi muy centrado Sr. Rivera dice que el gobierno ya no está en mayoría y tiene que aprender a negociar. Lo dice el líder de un partido yenka que cambia de mensaje y de ideología con excesiva frecuencia, y que no proyecta una imagen de fiabilidad ni como oposición, ni para gobernar, ni para ayudar a formar gobierno. Un partido al que solo le queda buscar titulares que les destaquen como adalides “anticorrupción”, obsesión que les fuerza a las prisas, a las contradicciones y a cometer errores. Como el de Murcia.
Algún día calmarán sus desazones y averiguaremos si realmente son un partido en que podemos confiar.
Y encima, cuando nos referimos a los estibadores, la liberación del sector estaba en su programa electoral
Consejos traigo…
El Partido Nacionalista Vasco apoyó el decreto, pero nunca sabremos si porque les queda algún sentido de estado, si porque afecta directamente a los intereses de sus puertos, o como fruto de alguna negociación de intercambios entre el gobierno central y el gobierno del País Vasco.
Aitor Esteban niega la tercera posibilidad, pero…
El caso es que, en esta ocasión, apoyaron la propuesta del gobierno.
Podemos también voto en contra y nada que objetar. Ellos están en lo que están y nada importa que se trate de puestos de trabajo privilegiados que duplican o triplican en algunos casos el coste de carga y descarga de otros puertos europeos, poniendo en peligro una parte importante de la economía española. Sin contar con otros comportamientos poco edificantes, como su evidente sexismo.
Puedes estar de acuerdo o no con Podemos, pero como ocurre con los partidos radicales, si estás con ellos los sigues y aplaudes hagan lo que hagan, y si no, es imposible entenderlos. Ni en el “todo” de sus planteamientos, ni en la mayoría de las partes.
Y como soy de los que no les votaron no les entiendo, aunque tampoco me meto en sus cosas porque faltaría al respeto a los cinco millones de españoles que sí lo hicieron, seguramente porque les entiende.
Pero ¿Qué pedía el gobierno? Que se apoyara un decreto redactado según las imposiciones de la Comunidad Europea, que obliga a liberalizar el sector, sin ningún margen para negociar, y con amenaza real de multas muy importantes.
¿Estaban en desacuerdo con el proyecto de ley los que votaron no o los que se abstuvieron? Seguro que no.
Tanto el PSOE como Ciudadanos son partidos europeístas y saben que es importante, en este caso obligatorio, seguir las indicaciones comunitarias. Tanto más cuanto, sanciones aparte, están afectando a la competitividad de los puertos españoles.
Lo que ocurre es que la frase tan repetida por todos, “primero España, después el partido y luego yo”, tiene el valor que tiene en este momento de posicionamientos políticos de partidos y particulares. Ninguno.
Y ¿qué razones han aducido para mantener la situación actual? Por lo que he visto, ninguna. No he escuchado ningún argumento que tenga un mínimo de solidez pero, siendo como es un tema de oportunidad política, tampoco lo esperaba.
No quiero ofender a los estibadores que, a la postre, están defendiendo una situación privilegiada para ellos y sus familiares. Están intentando prolongarla el mayor tiempo posible sabiendo que no tienen posibilidades de mantenerla, pero tratando de sufrir los menores daños. ¿Cómo iban a ceder sin pelear?
Pero para el para el resto de los españoles y para la Comunidad Europea es incuestionable que se trata de uno de tantos colectivos que, siendo pocos, tienen un exceso de poder coercitivo y pueden hacer mucho daño, en el sentido económico del término. Pasó con los controladores aéreos y pasa con otros menos gremialistas, pero con gran poder de paralizar al país, como los maquinistas de RENFE o los pilotos de líneas aéreas, por ejemplo.
A partir de ahora no queda más solución que llegar a un acuerdo, que nos resultará caro, por supuesto, pero que será un mal menor.
Y lo malo es que en este caso, como en tantos otros, las estrategias a corto plazo de los políticos les impedirán aprender de lo ocurrido. Trabajar el famoso “leasson learned” que suele espolear a las empresas privadas para introducir los cambios necesarios para no repetir los mismos errores.
Pero España es diferente, y los políticos españoles lo son mucho más. ¿Para cuándo la necesaria ley de huelga que no perjudique a la mayoría de los trabajadores y controle los abusos? ¿Quién le pondrá ese cascabel al gato, le cueste lo que le cueste en votos? Soy un romántico, pero no un iluso. Yo no lo veré.
Y, como suele ocurrir en España cuando se abordan estos temas, siempre aparece lo insospechado. La parte folklórica de los asuntos. La que desdramatiza las cosas. Ese ¡mira por donde!
Parece ser que el colectivo se diseñó para dar trabajo a los veteranos de la División Azul, del mismo modo que los estancos se adjudicaban a heridos de guerra del “bando nacional”, o sus familiares directos. Y que el promotor fue, nada menos, que José Antonio Girón de Velasco, que, entre otras cosas, ocupó la cartera del Ministerio de Trabajo en la dictadura de Franco.
Girón de Velasco, “el león de Fuengirola”, tuvo un papel muy destacado en el llamado “bunker”, grupo de políticos de extrema derecha, que tenían en el diario de la tarde “el Alcázar”, su mejor órgano de propaganda.
Insisto en que este hecho no tiene nada que ver con el conflicto actual, pero no deja de ser una curiosidad.
Leído a Pablo Planas en “Crónica”
“Cuidado con los estibadores, gente recia, duros como el pedernal y recios como la estopa de calafatear. Girón de Velasco, el León de Fuengirola, camisa vieja y ministro de Trabajo, fue el diseñador del actual modelo asociativo de los estibadores al efecto de proporcionar trabajo a los veteranos de la División Azul tras la Segunda Guerra Mundial”
Seguro que se solucionará porque los partidos europeístas no pueden repetir su primera actuación. Espero que sea pronto.