Rosa María Mateo

Con todo respeto para la persona y defendiendo la gran profesionalidad como presentadora de Rosa María Mateo, algunas objeciones a su comparecencia o, al menos, a la parte que he visto en el vídeo que se está difundiendo por las redes:

Dice, y lo dice muy bien y muy enfáticamente como ahora se lleva, que entró en televisión en tiempos de la dictadura, cuando “había censura”, y en otro momento declara que “no tolero que nadie me dé órdenes. No lo he tolerado desde que tenía 14 años”.

No sé en sus últimos tiempos, pero seguro, seguro, que en tiempos de la dictadura alguien le “sugería” o le escribía lo que debía o no debía decir, y Ud., seguro, seguro, lo hacía. No lo critico porque tampoco era tan grave, porque era su trabajo, y porque era lo que hacía el 90 % de los profesionales de la información de la época.

Tampoco es que se haya presentado como una adalid de la información en aquella época, Pero, evidentemente, no era libre de opinar ni de informar, ni era independiente. Libres e independientes, valga la paradoja, fueron los encausados en el proceso 1001 que acabaron en la cárcel con condenas muy duras, como Marcelino Camacho, Ramón Rubial, Nicolás Sartorius, y tantos otros. Tampoco se libraron de la cárcel Nicolás Redondo y otros personajes del socialismo o del comunismo de la época. Y no creo que tuviera muchas ocasiones de hablar de todos ellos y de lo que estaba pasando.

Y hago este comentario porque Ud. me ha dado pie a ello. De héroes del antifranquismo, que tampoco ha afirmado serlo, cuarenta y tres años después de la muerte del dictador, están los bares y las plazas llenas. Y no digamos los periódicos y las tertulias de radio y televisión. Pero no se confundan. Los que fueron auténticos antifranquistas son los que figuraron en los ficheros de la policía de la época.

Y cuando dice señalando con el dedo “Y nadie me va a dar órdenes, ni usted, ni usted ni usted” es muy probable que sea absolutamente sincera, pero me temo, mi muy querida señora, que hoy en día nadie se atrevería a dar órdenes a nadie. Seguro que Ud. no lo hace por dádivas y prebendas, pero para eso están los mecanismos de la sutileza y la manipulación, del encanto, del “haces falta”, del “hay que cambiar las cosas”. Ud. es inteligente, sin duda, pero en estos días, gente mucho más inteligente que Ud. y que yo, son capaces de hacernos ver lo que quieren que veamos. Se lo aseguro.

Afirma con el mismo gesto de verdad absoluta e incuestionable, que su cargo no es político. Sin comentarios. Le puedo asegurar que cuando me enteré de su nombramiento, lo primero que manifesté fue mi incredulidad de que hubiera accedido a ocuparlo, añadiendo una marca de duda al final de una dilatada y muy brillante carrera profesional. Y es que los políticos actuales son tóxicos y mentirosillos.
Le habrán dicho “que”, o “qué”, o “qué”, hasta que la han convencido. Y, por otra parte, debe ser muy gratificante volver al centro de la actualidad.

¿Qué necesidad tenía Ud. de hacerlo? ¿De verdad pretende convencerme de que aceptó el cargo porque va a sanear las finanzas del ente y evitar que el nuevo gobierno meta las zarpas en los informativos? ¿Por qué prohibió o permitió que se prohibiera la emisión de algunos programas ya grabados? ¿Está Ud. siguiendo los informativos actuales en los que se minimizan los hechos y dichos de los independentistas y se maximiza la conveniencia del diálogo con ellos, por ejemplo? ¿Es quizás porque sus editores y guionistas has cambiado de opinión, de visión, o de información de la noche a la mañana?

Pero lo que más me duele es que, junto a otros empleados a los que no puedo valorar, Ud. ha removido de sus puestos, no purgado por supuesto, a empleados de tanta calidad como la que Ud. misma tenía, como Jesús Álvarez, Inés Ballester, Raquel Martínez, y tantos otros.

Póngase todo lo enfática que quiera. Solo me sirve para comprobar que en España proliferan los “coacher”, mejor llamarlos entrenadores, que enseñan las mismas técnicas de comunicación y de lenguaje corporal, pero su mensaje no me ha convencido en absoluto.

Sin embargo he admirado la parte técnica de su extraordinaria comparecencia: como ha “controlado” el diálogo, como “ha llenado” la escena, como ha empequeñecido a sus interpelantes y, con todo respeto, lo guapa que está y lo bien que se ha hecho mayor, que no envejecido.

Recuerdo el revuelo que se armó cuando la cesaron en Televisión Española en el año 1992, cuando gobernaba Felipe González, seguramente porque era “lo mejor” para el ente.

Soy consciente de que este comentario no será entendido por mucha gente, especialmente por las mujeres, porque cuando una de ellas tiene la presencia y la firmeza de Rosa María parece que está defendiendo a la mujer, por lo que cualquier comentario en contra tiene un cierto tufillo de machista, sin reparar en que no es así. Ella, en este caso, no defiende a la mujer. Está defendiendo una causa muy concreta, la suya.

¡Lástima que se haya metido en estos charcos!

Con afecto.

La “Grezzi-ciudad”

Hace dos día venía caminando por la Avenida del Oeste hacía San Agustín, y me he sentido profundamente afectado al ver en que se ha convertido lo que antes era una calle emblemática en el primer gran intento histórico de modernizar la ciudad, ahora convertida en una auténtica ratonera de coches, autobuses, y también de viandantes, por mor de las nefastas iniciativas de un napolitano que nunca soñó en tener el poder de destrozar una ciudad, que no es la suya, actuando como brazo armado de un alcalde indolente y consentidor, con el que tiene en común la pasión por las bicicletas.

Y todo ello porque hace unos años tuvimos la suerte de que recalara en Valencia mi muy querido Sr. Grezzi que, por lo que dice, vino por amor a una valenciana conocida en Bolonia, y poco después se integró en el grupo Verds Esquerra Ecologista.
No le conozco más bagaje político que haber perseguido hasta el ensañamiento a nuestra recordada Rita Barberá, a la que intentaba reventar mítines y a la que acosaba en su domicilio particular, el de la alcaldesa de Valencia, organizando grupos que él mismo encabezaba.

Puede que tenga alguno más que no puedo descubrir porque han desaparecido sus biografías “no oficiales”, o porque nunca lo ha tenido. Tengo dudas pero lo más probable es que el susodicho señor haya roto aguas políticas en esta querida Valencia que ha sobrevivido, mal que bien, desde que una legión romana recibiera la propiedad de estas tierras hasta nuestros días.

Y fue él mismo, nuestro valiente superhéroe, el que promocionó su imagen de terror de la derecha luciendo una camiseta verde, verde de buen ecologista, en la que aparecía montado en una bicicleta fustigando con un látigo a nuestra alcaldesa, que huía despavorida de su castigo. Gran imagen para un futuro político de talla. Pero otros y otras tenemos de perfiles parecidos, que se han vestido de “super-no-se-qué” o han presumido de hacer pis en mitad de la calle, y que en estos momentos nos honran dirigiendo las políticas municipales de otras grandes ciudades de España.
Es la nueva generación de padres y madres de la patria, los que han venido a sacarnos de nuestros apuros económicos, políticos y sociales.

Nuestro buen Grezzi no tenía experiencia en urbanismo ni, que yo sepa, en gestión pública, pero esa fama de valiente batallador contra personas que no se pueden defender, dicho sea de paso, le había creado un “nombre” y llamado la atención de otros más poderosos, como nuestro Alcalde, Sr. Ribó, que le reclamó para su equipo, y puso a su disposición nada menos que la movilidad de la ciudad de Valencia.
No puedo entender las razones que tuvo nuestro muy dinámico alcalde, pero, dado su trasnochado romanticismo político de conmemoraciones republicanas y cabalgatas de “magas”, necesitaba gente como él, sin ataduras ni compromisos, capaces de emprender las acciones más disparatadas sin pensar en las consecuencias.

Y así empezó todo. El Sr Grezzi se dedicó a poner bolardos en lugares inadecuados, que se vio obligado a retirar por seguridad pública, a estrechar las calzadas, aumentar el ancho de las aceras, y trazar a toda prisa carriles bici por toda la ciudad, porque tenía que ecologizarnos con hechos consumados.

Vaya por delante que todos alabamos que se fomente el uso de la bicicleta en Valencia, ¡cómo no!, al modo de las ciudades de los Países Bajos que pone como ejemplo, obviando el pequeño detalle de que estas ciudades han tardado ¡cuarenta años! en conseguir lo que el pretende en dos. Sin planificación, sin educación ciudadana, sin coordinar acciones paralelas para evitar colapsos y conflictos. ¡Qué más da!

Y este genio de la movilidad, enemistado con una buena parte de las asociaciones de vecinos y otras entidades ciudadanas a las que trata con absoluto desprecio, que ha tenido y tiene conflictos con la concejal de seguridad, con el de urbanismo, que ha tenido que pararle los pies cuando nuestro muy querido prócer se ha ofrecido para organizar ¡el urbanismo de la Marina! y con cualquiera que no piense como él o, que utilice el cerebro para tomar decisiones en lugar de jugar al “yo hago lo que me da la gana”.

¿Uds. han visto el caos de la calle Colón? Porque una calle con atascos y sonidos de claxon no es una calle elegante. Antes también tenía problemas, pero ni mucho menos era lo de ahora.

¿Cuándo va a regular el uso de los patines eléctricos, que ni quieren los ciclistas en su carril bici, ni queremos los peatones por nuestras aceras?, ¿Ud. sabe que en Valencia viven personas mayores, muchas personas mayores, que no pueden ir en bicicleta y que tienen dificultades para caminar? Supongo que no porque de saberlo habría solucionado sus problemas de movilidad en lugar de acrecentarlos. Por ejemplo: este grupo de población, si viven en el Barrio del Carmen y tienen que desplazase en un transporte público, o tienen que ir hasta el rio, o tienen que ir a la Plaza de la Reina donde ¡pretende suprimir las paradas de autobús si la remodelan!

Supongo que en el éxtasis de sus ideas no ha tenido tiempo en estudiar como han solucionado estos problemas ciudades europeas con una orografía similar a Valencia, como Viena, por ejemplo, donde conviven en perfecta armonía peatones, coches de caballos, coches a motor, bicicletas, gente con patines, tranvías, autobuses urbanos, y microbuses para dar servicio al casco antiguo. ¿Por qué no hacen más hincapié en la ampliación de las líneas de tranvías, solución ecológica, económica y muy asequible para personas de todas las edades?

No. Todos en bicicleta, y el que no pueda utilizarla y tenga dificultades para caminar que se quede en casa, porque tampoco pude pedir a sus hijos que la trasladen en coche por la ciudad. ¡Viva la modernidad! ¿La modernidad? ¡El disparate!
Nunca he aconsejado que se vote a tal o cual partido porque respeto todas las ideas y solo denuncio los dichos y los hechos de los políticos en ejercicio. Y tampoco serviría de nada porque el Compromís municipal se ha revestido de un “buenismo” populista muy bien trabajado y, a lo que parece, no tiene rivales de peso ni el en el PP ni el PSOE, por lo que, salvo gran metedura de pata de aquí a las próximas elecciones, volverán a ganar la ciudad.

Pero, por favor, Sr. Ribó o quién sea nuestro próximo alcalde, asigne la concejalía de movilidad a una persona capaz de escuchar a la ciudadanía y de trabajar codo a codo con la de urbanismo, y líbrenos de locos iluminados como el muy disparatado Sr. Grezzi, al que respeto en lo personal, incluso tenemos amigos comunes, pero al que considero una amenaza en sus funciones públicas.

Servidor público endiosado, capaz de decir a una asociación de vecinos que le planteó algunas quejas que “lo que querían era que volviera Franco”, antes de levantarse y abandonar la reunión en claro desprecio a los allí presentes que, a diferencia de él mismo, eran la auténtica ciudadanía. A la que tenía que escuchar, atender, entender y ayudar. Única justificación del puesto que ocupa en nuestro Ayuntamiento.

Y, una vez liberado, el Sr. Grezzi podrá seguir disfrutando de nuestra muy querida Valencia, que ha sobrevivido a toda clase de males y calamidades y que sobrevivirá al Sr. Grezzi, o volver a su ciudad de Nápoles, muy querida para mí porque la conozco y consiguió enamorarme, donde en este momento, domingo 23 de septiembre de 2018, a las doce de mediodía, tienen una temperatura de 27 grados, con el cielo “mayormente soleado”.

Cualquiera de las dos soluciones me valen, porque en las dos ciudades caben personajes de todo tipo y color, y se acepta que “cada u és cada un”, como decimos aquí, o mejor aún que “Ca u es ca un”, que diría un clásico.

Y entonces, si nos encontramos por la calle siendo Ud. mortal como yo, libre de cargos públicos, podremos tomar unas cervezas y comentar con una sonrisa sus locuras y mis locuras. Que también las tengo.

Pablo Iglesias: La gran mentira y las contradicciones de los enemigos de la democracia representativa.

He visto en televisión a Pablo Iglesias muy indignado por el vídeo que emitió el gobierno, en el que dos excombatientes de nuestra guerra civil, de avanzada edad y uno de cada bando, comentan sus experiencias y acaban abrazándose.

Pablo Iglesias no puede entender o asumir que se equipare a “los defensores de la democracia con los defensores del fascismo”. Un Sr. Iglesias que se permite lanzar opiniones taxativas y dogmatizar sobre hechos que desconoce en muy buena medida.

Porque este ilustre señor no conoció su tan magnificada Segunda República, que por mor de la excelente estrategia de algunos partidos han convertido en símbolo “de la izquierda”, cuando no es más que otra forma de gobernar un país, y que tuvo presidentes de la derecha y de la izquierda, como tienen hoy o han tenido algunos países de Europa.

Una República que tuvo como último presidente del consejo de ministros al socialista Largo Caballero, promotor de una “república sindical” (!!), y que dijo frases tan conciliadoras como esta:

«Quiero decirles a las derechas que si triunfamos colaboraremos con nuestros aliados; pero si triunfan las derechas nuestra labor habrá de ser doble, colaborar con nuestros aliados dentro de la legalidad, pero tendremos que ir a la Guerra Civil declarada. Que no digan que nosotros decimos las cosas por decirlas, que nosotros lo realizamos». El Liberal de Bilbao, 20 de enero de 1936.

«La transformación total del país no se puede hacer echando simplemente papeletas en las urnas… estamos ya hartos de ensayos de democracia; que se implante en el país nuestra democracia”. 10 de febrero de 1936, en el Cinema Europa.

“No creemos en la democracia como valor absoluto. Tampoco creemos en la libertad”. 1934 en Ginebra.

Una izquierda “democrática” que protagonizó incidentes como el del diputado socialista Indalecio Prieto que “empuñó su arma en un debate el 4 de julio de 1934”, en las Cortes Españolas, precisamente cuando se trataba acaloradamente el “tema catalán”, y “apuntó con ella a diputados de la derecha”. Las Provincias 23/11/2015.

Este es, en el mejor de los casos, el referente político del Sr. Iglesias, del que “el propio Manuel Azaña” desconfiaba por su radicalismo antidemocrático. Cito una parte de su biografía en la web de la Real Academia de la Historia:

“Poco antes, el propio Azaña había advertido con preocupación que Caballero y Prieto habían dejado de saludarse. A sus, por lo general, malas relaciones personales, se añadía la progresiva divergencia de sus proyectos políticos, que en el caso del asturiano (Indalecio Prieto) se dirigía a la salvación de la democracia republicana y en el de Largo Caballero se encaminaba abiertamente a la dictadura del proletariado”.

Un Sr. Iglesias que tampoco conoció la guerra Civil, que tenía tres años cuando murió Franco y que, por muy profesor de universidad que sea, ni ha vivido lo que critica, ni sabe más de todos los desgraciados acontecimientos que ocurrieron durante estos tiempos y que quiere revivir tergiversando los hechos, que la gran mayoría de los que tienen más de sesenta años, entre los que me incluyo.

Desconozco sus antecedentes familiares y tampoco me importan. No se si sus antepasados fueron de los que mataron o de los que murieron, pero soy incapaz de entender tanto odio y afán de venganza sobre algo que la gran mayoría de los directamente afectados, los que participaron en la guerra o han tenido familiares muertos en la contienda, han asumido como hechos pasados que ya no influyen en sus vidas y que vale la pena olvidar.

Sr. Iglesias: Los jóvenes y no tan jóvenes de Bocairent que reclutaron para ir a la guerra, algunos no volvieron, no fueron cantando de alegría porque iban a luchar contra el fascismo. Iban obligados y si se negaban o desertaban los fusilaban los republicanos.

Igual que los jóvenes y no tan jóvenes de cualquier pueblo de Andalucía que reclutaron para ir a la guerra, algunos no volvieron, no fueron cantando de alegría porque iban a luchar contra los republicanos o contra “los rojos”. Iban obligados y si se negaban o desertaban, los fusilaban los “nacionales”.

¿De dónde ha salido esta generación de desinformados? Pero ¿qué digo? ¿Desinformados siendo profesores universitarios? La otra explicación es que no se trate de desinformación, sino de malicia. Y es mucho más triste. Es la evidencia de que están aplicando la misma estrategia de comunicaciones que emplea el gobierno de su muy querida Venezuela, también muy querida por todos nosotros, por cierto, aunque de otra manera y por otros motivos, y que, en otro tiempo, utilizó Goebbels, cuando ocupó el cargo de “ministro para la ilustración pública y propaganda” del Tercer Reich.

Al que atribuyen la frase de que “una mentira repetida mil veces se convierte en verdad” pero que, en todo caso, la aplicó como una de las estrategias fundamentales de la propaganda nazi, como la aplicaron todas las grandes dictaduras que ha sufrido la humanidad, en las que la única verdad era la verdad de los dictadores, porque no existía la libertad de información, o estaba muy estrangulada. Como ocurría en la guerra civil con la información de los dos bandos, y como ocurre hoy en día por obra y gracia de su amigo el Sr. Maduro, en nuestra querida Venezuela.

Recuerdo con una sonrisa una de tantas noches que escuchaba Radio España Independiente, “la Pirenaica”, y paró la emisión normal para anunciar en directo los graves incidentes que estaban ocurriendo en Valencia porque gran parte de la población, los valientes republicanos de la ciudad, se estaban enfrentando a las autoridades como un primer paso hacia la libertad.

Por supuesto existirían los “valientes republicanos”, pero ni están en las calles, ni las autoridades tiroteaban a nadie. En Valencia, aquella noche, todo era paz y tranquilidad.

Totalitarios hay que se han aprovechado de la democracia para conseguir el poder y cambiar leyes y tradiciones, y eternizarse en el poder. Como ocurrió con Hitler, con su admirado Hugo Chávez, con Nicolás Maduro y con otros presidentes de la América latina.

Que es lo que haría Ud. si pudiera, que tampoco lo oculta, porque así lo apuntan todos sus actos y sugerencias políticas, que tienden, muy claramente, a obviar o dirigir desde el gobierno estamentos como la justicia, o saltarse las instituciones del estado si no están de acuerdo con sus propuestas.

Pero aquí, Sr. Iglesias, y pese a sus esfuerzos, tenemos una democracia representativa que no podrán derribar, aunque traten de capitidisminuirla o encorsetarla con sus intentos de chantaje al gobierno, ni arrastrarán a las masas con grandilocuencia, populismo, frases engañosas, y mentiras o medias verdades.

Porque, en eso estamos de acuerdo, en democracia es la ciudadanía la que decide, pero votando cuando se les convoca, y no con algaradas, provocaciones, o “cogobernando desde el parlamento”, que es su última sugerencia. Tampoco con movimientos “espontáneos” convocados por Twitter o WhatsApp.

Pierda toda esperanza. Estamos, y la inmensa mayoría quiere seguir así, en una democracia representativa. No asambleísta.

Porque una vez conocida la democracia, que tampoco es un sistema perfecto pero sí el menos malo, solo en países menos desarrollados han triunfado otros tipos de estado. Y en la inmensa mayoría de los casos han sido señores de la guerra que han impuesto sus dictaduras a sangre y fuego.

Y estamos como estamos gracias a una transición modélica, ejemplo de generosidad por todas las partes, y que fue estudiada y alabada en todos los países del mundo occidental. Por mucho que se empeñen en desprestigiarla.

Ahora es padre de familia y supongo que alguna vez reflexionará sobre la sociedad que desearía para sus hijos. Y que la mezcla de paternidad y edad le permitirán reflexionar huyendo de las utopías inalcanzables o de las patrias revolucionarias, tan prolijas en episodios violentos, muy violentos, como los protagonizados en Sierra Madre y en otros países por algunos ídolos de su causa, como el Che Guevara.

Porque si quiere una “república sindical” una “dictadura del proletariado”, o una “democracia asamblearia”, mejor que dejen su chalet, que nunca he criticado porque tienen todo el derecho a vivir en donde sus posibilidades económicas se lo permitan, y se vaya a lugares lejanos, como los que se han beneficiado de su asesoramiento para mejorar la vida de sus ciudadanos. Que, posiblemente, todavía sean bien recibidos. O no.

Fuera de la incómoda en ocasiones, pero garantista y protectora, Comunidad Europea.
Pero si quieren quedarse aquí, que sería lo mejor para ellos, y heredan sus ideas revolucionarias, tampoco se preocupe. Estamos en España, la España democrática que les permitirá vivir en liberta y expresar sus ideas, como Ud. lo hace, sin que sufran represalias. Irán a colegios y universidades pagadas por el estado, disfrutarán de una sanidad modélica pagada por el estado, todo ello con nuestros impuestos naturalmente, e incluso podrían llegar a ser congresistas.

Porque en España, a diferencia de la muy democrática Venezuela de Maduro, somos así.

Una aclaración: cuando cito a socialistas o socialismo me refiero a los de la anteguerra, la guerra y la posguerra, porque el PSOE actual renunció en su día al marxismo y se incorporó con firmeza al grupo de partidos defensores de la democracia sin trampas ni letra pequeña.