Ya hemos celebrado las elecciones generales y todo ha resultado ser como se esperaba que fuera. Mayoría del PSOE, debacle del PP, subida de Ciudadanos, caída de Podemos, concentración del voto independentista catalán en Esquerra, e irrupción de VOX.
¿Y ahora qué?
Desde mi punto de vista, poco fundamentado probablemente, VOX es un partido muy particular, que van a la suya, pero que tiene techo. Es un partido de reacción, como lo fue en su día Podemos y todas sus mareas, que también tiene techo, que ha aparecido y crecido gracias a los errores de los gobiernos centrales, y que, muy probablemente, perderán votantes si PP y PSOE corrigen sus errores.
Ante de hablar de posibilidades, revisemos lo ocurrido en las últimas décadas:
Si repasamos nuestra historia reciente podemos comprobar que la mayoría de los gobiernos de España han tenido consejos de ministros de mucha calidad y parlamentarios de gran talla.
Fueron extraordinarios los ministros de UCD y también los del PSOE de Felipe González. Y los de Aznar. También fueron buenos, algunos muy buenos, los de Zapatero.
Rajoy reunió un gabinete eficaz aunque cometió el error de priorizar la economía sobre la política, seguramente porque cuando se hizo cargo del gobierno estábamos a punto de ser intervenidos, y ese descuido imperdonable hizo que le crecieran algunos enanos, como los nacionalistas excluyentes, y que, gracias a la mala explicación de sus medidas económicas, ¡que deplorable fue la política de información de gobierno de Rajoy!, la izquierda española encontró el filón de crearle una imagen de antisocial y masacrador de la clase trabajadora. Que algo de eso hubo, pero no como se ha relatado.
Pero han pasado las elecciones, la situación es la que es, y ya no tenemos un gobierno eventual, como el surgido de la moción de censura. Tenemos a un Pedro Sánchez (yo le apodaría “el batallador”, como Alfonso I), totalmente legitimado, antes también lo estaba, con cuatro años por delante para “hacer cosas”.
Y lo que haga depende en gran medida de con quien pacte para formar gobierno, o para conseguir avances políticos, legales, o sociales
Puede hacerlo con los mismos de la moción de censura, (Dios no lo quiera), intentar gobernar en solitario con apoyos puntuales de podemos y otros, o llegar a pactos con Ciudadanos y el PP.
Ya he dicho que el PP no está para fiestas, pero ¿qué hará Ciudadanos?
Pues, por lo que parece, su hiperactivo presidente volverá a dar la “espantá” y tratará de continuar en su empeño de ser líder del centro derecha, primero, y presidente del gobierno después.
Proyecto exclusivamente personal, perjudicial para los intereses de España y, si no utópico, muy improbable a corto plazo.
Porque, a diferencia de VOX y Podemos, que son partidos de aluvión, Ciudadanos es un partido que se nutre exclusivamente de discrepantes puntuales del PP o el PSOE. Votantes que, muy probablemente, volverán a sus partidos de origen si solucionan los problemas.
Lo que debería hacer Rivera, si de verdad tuviera vocación de participar en los gobiernos de la nación para solucionar los problemas, y digo participar en el gobierno y no gobernar porque esa posibilidad es muy remota, es ofrecerse al PSOE para una coalición de transición que atempere los ánimos del país, y que aborde con visión de futuro los problemas serios de España: la fragmentación de Cataluña, la reforma de la ley de educación, de la ley electoral, la del poder judicial, la del Congreso, que necesita reducir escaños y reorganizar las tareas, convertir al Senado en una verdadera cámara de representación territorial, consensuar una solución definitiva que garantice la continuidad de las pensiones al margen de bandazos políticos, etc.
Una vicepresidencia y dos ministros, con el apoyo puntual del PP para los temas que comento anteriormente es lo que, de verdad, nos sacaría de las marejadas políticas de los últimos años, que en ocasiones han sido de mar gruesa, con serias amenazas de convertirse en arbolada si no se pone remedio.
Y, de realizar ese ofrecimiento, no sé que argumentos podría defender Pedro Sánchez para oponerse.
El problemas es que los egos y los partidos están muy por encima de los interesas nacionales. Egos y postureos.
Titulares del día de hoy en periódicos valencianos: “la mala relación política y personal de Sánchez y Rivera dificultan todo acuerdo”. ¿Es de recibo que las relaciones personales de dos líderes perjudiquen tan gravemente a la nación?
O de postureo: “Cs se autoproclama líder de la oposición (dice Cantó en Valencia) ante el derrumbe del PP.”
Pero si todo sigue igual, e igual seguiría si se produjeran nuevas elecciones generales a corto plazo, algo habrá que hacer.
Porque los votantes, que también estamos bastante confusos a la vista de los resultados, elegimos a nuestros ¿representantes? para que aporten soluciones. No para alimentar egos y fantasías.
Y puestas así las cosas, y refiriéndome concretamente a un partido que despertó mis simpatías, Ciudadanos, y en el que militan algunos de mis amigos.
Un partido que se fundó hace diecisiete años y que creció en Cataluña gracias a su posición antiseparatista, y a nivel estatal porque los partidos tradicionales llevaban demasiado tiempo en el poder central o autonómico, con el consiguiente desgaste, la inevitable apatía por acomodo, y por los también inevitables casos de corrupción.
Pero Ciudadanos ha resultado ser un partido presidencialista, con poca oposición interna y muy a merced de los caprichos de su líder, contradictorio en ocasiones, y cada vez más alejado de los intereses nacionales aunque formen parte de su discurso habitual.
Como ocurre con el actual presidente en funciones, que apartó de la Comisión Ejecutiva a cualquiera que le hiciera sombra o le planteara problemas, y que configuró el Consejo de Ministros de más bajo nivel de la democracia, en el que no ha habido ni un solo ministro/a con la más mínima capacidad de influir en el presidente, ni mucho menos con la suficiente personalidad para defender posturas diferentes a las del propio presidente. Quizás Borrell y Ábalos, pero poco, y mucho menos que su gran asesor Iván Redondo.
Pero si Ciudadanos mantiene la postura de “seguir creciendo”, si hacen lo que hicieron en Cataluña cuando consiguieron mayoría (nada, alegando que no tenían votos suficientes para ganar una moción de censura, como si eso fuera argumente suficiente), si continúan en la posición de no mancharse gobernando y crecer criticando, con la única excepción de su entrada en la Junta de Andalucía, ¿alguien puede decirme para qué han servido, para que sirven y para que servirán los votos de Ciudadanos?