Leo en Las Provincias que “Los funcionarios de la Generalitat podrán trabajar desde casa en un mes“, y añade “..En el norte de Europa es una práctica absolutamente normalizada y los expertos dicen que genera mayor felicidad en los trabajadores que ya se benefician de este método”. No quiero entrar en disquisiciones sobre los hábitos y los compromisos de los nórdicos comparados con los españoles, pero no puedo por menos que plantearme algunas preguntas:
Relacionadas con el coste/beneficio de la operación: ¿Se van a retirar y vender las mesas y los equipamientos de los funcionarios beneficiarios de la medida? ¿Se van a cerrar oficinas por desuso de las instalaciones? Uno de los equipos fundamentales son los ordenadores: ¿se van a llevar a su casa los PCS de “sobremesa” propiedad de la administración, o se van a adquirir portátiles para la ocasión? ¿Qué programas se van a “carga” en cada ordenador, quien lo hará y quien los mantendrá?
Como lo lógico es que trabajen conectados a sus centros de trabajo por internet, y muchos de ellos actuarán como terminales remotos (“escritorio remoto” o similares): ¿qué tipo de conexión tendrán? ¿No resultará mucho más caro contratar “ADSL’s” separados que el uso de la red actual de la Generalitat? ¿No serán más lentas las comunicaciones, y por tanto más improductivas las horas del funcionario?
¿Quién controlará la productividad del funcionario? Porque si es por “horas de conexión” estamos listos. En las oficinas hay un control presencial que obliga a que cada uno esté en su puesto de trabajo y unos jefes que, se supone, comprueban que no están leyendo el periódico o conectados a Internet realizando búsquedas innecesarias.
En cuando a la seguridad en la información: estos funcionarios ¿van a tener acceso a datos confidenciales de la administración o de los administrados desde sus domicilios? Todos sabemos lo que es un PC doméstico: ¿Cómo van a evitar que familiares o amigos de los funcionarios accedan al ordenado cuando está conectado? Se usarán contraseñas, por supuesto, pero ¿se apagarán y desconectarán continuamente, cuando el funcionario vaya al servicio, por ejemplo? En un país de filtraciones es una medida sumamente peligrosa.
Relacionados con la atención y dedicación necesarias: no digo que el funcionario infiel acabe “teletrabajando” desde el Corte Ingles, o un supermercado, por ejemplo, pero un funcionario padre o madre con hijos en casa, ¿podrá evitar vigilar al hijo mientras trabaja? ¿Dejará de recibir o realizar llamadas desde su teléfono privado? ¿No tendrá visitas? Todos los que hemos tenido que ver con el mundo de la empresa sabemos que el trabajo tiene inercias al empezar la jornada, (se es productivo al 100% después de los saludos, de los comentarios de rigor y del acomodo en tu puesto de trabajo), y al terminarlas (relajación inevitable conforme se acerca la hora de salida). ¿Cómo se podrá evitar que el funcionario tenga una televisión junto a su PC y “comparta” el trabajo con el ocio?
Si construimos un gráfico de “espina de pez” para relacionar los inconvenientes por área de dificultad, serían muchas más las cuestiones a discutir, y ¡ya me gustaría estar presente en una reunión en la que se discutan las soluciones y se minimicen los riesgos de la medida! Sería muy interesante y enriquecedor para cualquier amante de la mejora en los procesos de trabajo.
Mi siguiente pregunta está relacionada con quienes serán los “beneficiados” del plan: se dice que los que no tengan atención directa al público, pero ¿quién decide “que puesto ocupa cada cual”? Porque me figuro que habrán tortas y codazos para beneficiarse de esta oportunidad. ¿Se establecerán prioridades en función de situaciones familiares, antigüedad u otras similares? Por supuesto parto de la bondad y claridad de las decisiones, y descarto cualquier intención de clientelismo. ¡Como voy a suponerlo!.
Y me preocupa, como no, que “La Conselleria de Justicia, de la que depende función pública, y los principales sindicatos, ya han cerrado un acuerdo para que el personal administrativo pueda desempeñar sus labores desde un ordenador de casa”. ¿Cómo puedo acceder a ese convenio, por favor? Espero que no se trate de otro deslizarse por el filo de la navaja, como cuando descubrí, con motivo de una huelga y según las declaraciones del Rector Morcillo, que la Universidad y los Sindicatos tenían un acuerdo por el que el Rectorado no controlaba la asistencia de los docentes. (Carta al director publicada el 29 de mayo de 2013).
No vale la pena subrayar el hecho de que trabajar en centros oficiales de la comunidad no supone desplazamientos excesivos, ni solemos sufrir grandes nevadas ni otros accidentes meteorológicos que dificulten el tráfico, como sí ocurre en los países nórdicos.
Toda esta preocupación la transmito pese a la experiencia de haber trabajado en una empresa en la que hace más de 40 años ya había empleados que lo hacían desde sus casas. Pero eran pocos y todos los que conocía eran dirigentes creativos de los EEUU que planificaban estrategias, programaban cursos o seminarios, y que se veían tos los días por videoconferencia a miles de km para compartir ideas o cambiar impresiones.
La otra gran pregunta, la que engloba todo lo anterior y presupone un condicionante indispensable para que la administración tome decisiones de este tipo, es:
¿Qué puntos concretos de esta medida beneficia a los ciudadanos administrados?. Y no nos vengan con la muletilla de que la motivación personal hará que los funcionarios sean más eficaces. Y los que continúen en las oficinas mientras sus compañeros no tienen que madrugar, ¿también ganarán en motivación? De verdad tengo la impresión de que están convencidos de lo afortunados que somos de tenerlos para que nos organicen la vida y nos aporten soluciones que nunca se nos hubieran ocurrido.
Ni tampoco lo anoten como un logro de los derechos individuales y sociales de los españoles. Que todos, funcionarios y contribuyentes de a pie, lo somos.
Les aseguro que si aprueban esta medida, solicitaré a la oficina de protección de datos que los míos no salgan nunca de las redes internas y de los edificios de la administración.