Los pocos que se interesan por mis cosas saben que soy un enamorado de Valencia, de su historia y de sus tradiciones, pero también saben que, siendo “valenciano hablante” con la gran mayoría de mis interlocutores, paso muy de puntillas sobre las disputas referidas a los orígenes de nuestra lengua, que considero muy artificiales, interesadas, y con un trasfondo político que contamina todas las opiniones.
Por eso, por mi interés por la historia de Valencia, uno de cuyos puntos clave es la lengua propia, suelo leer bastante sobre el particular tratando de entender, sin conseguirlo, a todas las partes.
En esta lengua jugué y fantaseé con mis amigos. La mayoría de las parejas de nuestra tierra se conocieron en valenciano, y en valenciano mantuvieron sus relaciones, tuvieron hijos y nietos, y, seguramente, se despidieron de sus seres queridos en los últimos momentos de su vida. ¿Acaso importa que los unos o los otros lo hablaran siguiendo cualquiera de las normas “oficiales”? Sin menospreciar la búsqueda de respuestas a tantas preguntas ¿podemos fraccionar, para diferenciarnos, algo que debería unirnos?
Respeto, ¡cómo no!, todas las opiniones, pero yo tengo la mía, y la manifesté en su día. Se puede revisar en el artículo “La maldición de la lengua valenciana – ¿Por qué somos tan especiales?”, publicada en este mismo blog.
Por eso quiero hablar de D. Vicente Giner Boira, persona con la que tuve la enorme satisfacción de tener una entrevista cuando me felicitó por un trabajo que había hecho mi hijo Lorenzo con Roberto, otro alumno de Agustinos, sobre el Tribunal de las Aguas de la Vega de Valencia en sus tiempos de la ESO.
Don Vicente era afable, próximo, cómodo en el trato y, sobre todo, “buena gente”. No creo que hubiera nadie con tantos conocimientos sobre la historia del Tribunal de las Aguas, y por eso le agradecí una carta que mandó a mi hijo y su amigo, a los que había concedido una entrevista cuando estaban realizado la investigación, alabando la calidad de su trabajo.
Decía textualmente:
“Entre los numerosos estudios, trabajos, tesinas, que he repasado a lo largo de los años, en que se estudia el origen y desarrollo del Tribunal de las Aguas, nunca ha habido uno tan completo en su planteamiento y conclusiones, como el realizado por los alumnos Lorenzo Martínez Moret y Roberto Martí González, al extremo de que por encima de un estudio de curso, puede llegar a alcanzar el nivel de trabajo de consulta para posteriores trabajos de investigación sobre la materia.
Obligado es pues el testimoniar la felicitación a quienes con tanto acierto, movidos por el entusiasmo puesto en este trabajo, han logrado realizar el mismo que alcanza sin duda alguna la categoría de tesis monográfica.
Valencia, 22 de Abril de 1986
Fdo. Vicente Giner Boira
Letrado Asesor del Tribunal de las Aguas”
En cuanto a su opinión sobre las raíces de nuestra lengua, podrán decir de él que estaba equivocado, no puedo saberlo, pero nunca que no amara a Valencia, ni que fuera un iletrado.
Por eso creo conveniente recordar un artículo que publicó en el diario Las Provincias en 1979 y que firmaba como “Vicente Giner Boira – Valenciano”.
Es un auténtica proclama, escrita en tiempos en los que también había movida lingüística entre los diferentes bandos del habla valenciana, todos ellos en poder de la verdad revelada, pero en términos más académicos que en la actualidad.
Les invito a que pierdan unos minutos accediendoa este enlace:
No defiendo que tenga la razón, porque no lo sé, pero me parece una opinión documentada y digna de tener en consideración.