Escucho, leo y, por razones profesionales, me he visto inmerso en algunos temas judiciales, casi siempre por temas de relaciones comerciales, pero está claro que no soy un experto.
Sin embargo, siempre he pensado que cuando hay algún conflicto con varias opciones de solución, lo mejor es apostar por la más simple. Y siguiendo este razonamiento estaba sopesando las ventajas e inconvenientes de que la juez Lamela retire la euroorden que se ha emitido para que la justicia belga autorice la repatriación de Puigdemónt y sus acompañantes.
Me explico. Siempre he pensado que Bélgica en una nación “rarita”, como lo demuestra su compleja organización política y algunas peculiaridades, como el hecho de que en los últimos atentados terroristas de París se escapara uno de los implicados, identificado y residente en un barrio de Bruselas, porque, según sus leyes, no se podía detener a nadie a partir de la 21:30. Me suena que ya han cambiado esta norma, pero era especialmente singular y absurda.
Tampoco es un país que facilite las extradiciones, como hemos comprobado en algunos casos de etarras, pero, en cualquier caso, y suponiendo que se acepte la petición de la justicia española, la extradición sería condicionada a que se les juzgue en España, exclusivamente, por los delitos que también lo son en la legislación belga.
Es decir, si les reclaman por delitos de rebeldía y malversación, pongo por caso, y en Bélgica no tienen reconocido el delito de rebelión, cuando vuelvan a España solo se les podría juzgar por el de malversación. Y creo que existe la posibilidad de que así ocurra.
El resultado sería que volverían a España para ser condenados, si procede, por delitos mucho más leves que los de sus compañeros del destituido gobierno y de la mesa. Lo que resultaría injusto para los que se han quedado, y muy paradójico ante la opinión pública.
Por eso pensaba que lo mejor sería retirar la euroorden. Que se queden en Bélgica eternamente dando el coñazo a los belgas y sin poder salir del país. Porque si regresan a España se le detendría de inmediato para juzgarlos por todos los delitos que han cometido, y si van a otro país europeo más “normalito” y colaborador, se podía solicitar su retención hasta que reciban la correspondiente solicitud de extradición y, entonces sí, volverían a España con todas las garantías legales, pero sin condiciones.
Claro que todo esto, seguramente, no pasa de ser una “parida” mental propia de una tarde de sábado.