Pablo Iglesias: La gran mentira y las contradicciones de los enemigos de la democracia representativa.

He visto en televisión a Pablo Iglesias muy indignado por el vídeo que emitió el gobierno, en el que dos excombatientes de nuestra guerra civil, de avanzada edad y uno de cada bando, comentan sus experiencias y acaban abrazándose.

Pablo Iglesias no puede entender o asumir que se equipare a “los defensores de la democracia con los defensores del fascismo”. Un Sr. Iglesias que se permite lanzar opiniones taxativas y dogmatizar sobre hechos que desconoce en muy buena medida.

Porque este ilustre señor no conoció su tan magnificada Segunda República, que por mor de la excelente estrategia de algunos partidos han convertido en símbolo “de la izquierda”, cuando no es más que otra forma de gobernar un país, y que tuvo presidentes de la derecha y de la izquierda, como tienen hoy o han tenido algunos países de Europa.

Una República que tuvo como último presidente del consejo de ministros al socialista Largo Caballero, promotor de una “república sindical” (!!), y que dijo frases tan conciliadoras como esta:

«Quiero decirles a las derechas que si triunfamos colaboraremos con nuestros aliados; pero si triunfan las derechas nuestra labor habrá de ser doble, colaborar con nuestros aliados dentro de la legalidad, pero tendremos que ir a la Guerra Civil declarada. Que no digan que nosotros decimos las cosas por decirlas, que nosotros lo realizamos». El Liberal de Bilbao, 20 de enero de 1936.

«La transformación total del país no se puede hacer echando simplemente papeletas en las urnas… estamos ya hartos de ensayos de democracia; que se implante en el país nuestra democracia”. 10 de febrero de 1936, en el Cinema Europa.

“No creemos en la democracia como valor absoluto. Tampoco creemos en la libertad”. 1934 en Ginebra.

Una izquierda “democrática” que protagonizó incidentes como el del diputado socialista Indalecio Prieto que “empuñó su arma en un debate el 4 de julio de 1934”, en las Cortes Españolas, precisamente cuando se trataba acaloradamente el “tema catalán”, y “apuntó con ella a diputados de la derecha”. Las Provincias 23/11/2015.

Este es, en el mejor de los casos, el referente político del Sr. Iglesias, del que “el propio Manuel Azaña” desconfiaba por su radicalismo antidemocrático. Cito una parte de su biografía en la web de la Real Academia de la Historia:

“Poco antes, el propio Azaña había advertido con preocupación que Caballero y Prieto habían dejado de saludarse. A sus, por lo general, malas relaciones personales, se añadía la progresiva divergencia de sus proyectos políticos, que en el caso del asturiano (Indalecio Prieto) se dirigía a la salvación de la democracia republicana y en el de Largo Caballero se encaminaba abiertamente a la dictadura del proletariado”.

Un Sr. Iglesias que tampoco conoció la guerra Civil, que tenía tres años cuando murió Franco y que, por muy profesor de universidad que sea, ni ha vivido lo que critica, ni sabe más de todos los desgraciados acontecimientos que ocurrieron durante estos tiempos y que quiere revivir tergiversando los hechos, que la gran mayoría de los que tienen más de sesenta años, entre los que me incluyo.

Desconozco sus antecedentes familiares y tampoco me importan. No se si sus antepasados fueron de los que mataron o de los que murieron, pero soy incapaz de entender tanto odio y afán de venganza sobre algo que la gran mayoría de los directamente afectados, los que participaron en la guerra o han tenido familiares muertos en la contienda, han asumido como hechos pasados que ya no influyen en sus vidas y que vale la pena olvidar.

Sr. Iglesias: Los jóvenes y no tan jóvenes de Bocairent que reclutaron para ir a la guerra, algunos no volvieron, no fueron cantando de alegría porque iban a luchar contra el fascismo. Iban obligados y si se negaban o desertaban los fusilaban los republicanos.

Igual que los jóvenes y no tan jóvenes de cualquier pueblo de Andalucía que reclutaron para ir a la guerra, algunos no volvieron, no fueron cantando de alegría porque iban a luchar contra los republicanos o contra “los rojos”. Iban obligados y si se negaban o desertaban, los fusilaban los “nacionales”.

¿De dónde ha salido esta generación de desinformados? Pero ¿qué digo? ¿Desinformados siendo profesores universitarios? La otra explicación es que no se trate de desinformación, sino de malicia. Y es mucho más triste. Es la evidencia de que están aplicando la misma estrategia de comunicaciones que emplea el gobierno de su muy querida Venezuela, también muy querida por todos nosotros, por cierto, aunque de otra manera y por otros motivos, y que, en otro tiempo, utilizó Goebbels, cuando ocupó el cargo de “ministro para la ilustración pública y propaganda” del Tercer Reich.

Al que atribuyen la frase de que “una mentira repetida mil veces se convierte en verdad” pero que, en todo caso, la aplicó como una de las estrategias fundamentales de la propaganda nazi, como la aplicaron todas las grandes dictaduras que ha sufrido la humanidad, en las que la única verdad era la verdad de los dictadores, porque no existía la libertad de información, o estaba muy estrangulada. Como ocurría en la guerra civil con la información de los dos bandos, y como ocurre hoy en día por obra y gracia de su amigo el Sr. Maduro, en nuestra querida Venezuela.

Recuerdo con una sonrisa una de tantas noches que escuchaba Radio España Independiente, “la Pirenaica”, y paró la emisión normal para anunciar en directo los graves incidentes que estaban ocurriendo en Valencia porque gran parte de la población, los valientes republicanos de la ciudad, se estaban enfrentando a las autoridades como un primer paso hacia la libertad.

Por supuesto existirían los “valientes republicanos”, pero ni están en las calles, ni las autoridades tiroteaban a nadie. En Valencia, aquella noche, todo era paz y tranquilidad.

Totalitarios hay que se han aprovechado de la democracia para conseguir el poder y cambiar leyes y tradiciones, y eternizarse en el poder. Como ocurrió con Hitler, con su admirado Hugo Chávez, con Nicolás Maduro y con otros presidentes de la América latina.

Que es lo que haría Ud. si pudiera, que tampoco lo oculta, porque así lo apuntan todos sus actos y sugerencias políticas, que tienden, muy claramente, a obviar o dirigir desde el gobierno estamentos como la justicia, o saltarse las instituciones del estado si no están de acuerdo con sus propuestas.

Pero aquí, Sr. Iglesias, y pese a sus esfuerzos, tenemos una democracia representativa que no podrán derribar, aunque traten de capitidisminuirla o encorsetarla con sus intentos de chantaje al gobierno, ni arrastrarán a las masas con grandilocuencia, populismo, frases engañosas, y mentiras o medias verdades.

Porque, en eso estamos de acuerdo, en democracia es la ciudadanía la que decide, pero votando cuando se les convoca, y no con algaradas, provocaciones, o “cogobernando desde el parlamento”, que es su última sugerencia. Tampoco con movimientos “espontáneos” convocados por Twitter o WhatsApp.

Pierda toda esperanza. Estamos, y la inmensa mayoría quiere seguir así, en una democracia representativa. No asambleísta.

Porque una vez conocida la democracia, que tampoco es un sistema perfecto pero sí el menos malo, solo en países menos desarrollados han triunfado otros tipos de estado. Y en la inmensa mayoría de los casos han sido señores de la guerra que han impuesto sus dictaduras a sangre y fuego.

Y estamos como estamos gracias a una transición modélica, ejemplo de generosidad por todas las partes, y que fue estudiada y alabada en todos los países del mundo occidental. Por mucho que se empeñen en desprestigiarla.

Ahora es padre de familia y supongo que alguna vez reflexionará sobre la sociedad que desearía para sus hijos. Y que la mezcla de paternidad y edad le permitirán reflexionar huyendo de las utopías inalcanzables o de las patrias revolucionarias, tan prolijas en episodios violentos, muy violentos, como los protagonizados en Sierra Madre y en otros países por algunos ídolos de su causa, como el Che Guevara.

Porque si quiere una “república sindical” una “dictadura del proletariado”, o una “democracia asamblearia”, mejor que dejen su chalet, que nunca he criticado porque tienen todo el derecho a vivir en donde sus posibilidades económicas se lo permitan, y se vaya a lugares lejanos, como los que se han beneficiado de su asesoramiento para mejorar la vida de sus ciudadanos. Que, posiblemente, todavía sean bien recibidos. O no.

Fuera de la incómoda en ocasiones, pero garantista y protectora, Comunidad Europea.
Pero si quieren quedarse aquí, que sería lo mejor para ellos, y heredan sus ideas revolucionarias, tampoco se preocupe. Estamos en España, la España democrática que les permitirá vivir en liberta y expresar sus ideas, como Ud. lo hace, sin que sufran represalias. Irán a colegios y universidades pagadas por el estado, disfrutarán de una sanidad modélica pagada por el estado, todo ello con nuestros impuestos naturalmente, e incluso podrían llegar a ser congresistas.

Porque en España, a diferencia de la muy democrática Venezuela de Maduro, somos así.

Una aclaración: cuando cito a socialistas o socialismo me refiero a los de la anteguerra, la guerra y la posguerra, porque el PSOE actual renunció en su día al marxismo y se incorporó con firmeza al grupo de partidos defensores de la democracia sin trampas ni letra pequeña.

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