Graciano Palomo, autor del libro “Iván Redondo: El manipulador de emociones”, que estoy leyendo en este momento, dice en una entrevista que “va a ser difícil que Iván Redondo vuelva a trabajar en España”. Y estoy de acuerdo con este pronóstico.
Y lo estoy porque su último empleo, “la mano que mece la cuna de Pedro Sánchez”, en ese caso para provecho de ambos y las muchísimas dudas sobre la ética del personaje, no tanto sobre su eficacia, le van a dificultar seriamente el que nadie se atreva a contratarlo para no arrancar campañas de cualquier tipo con el estigma de su sello.
Me refiero en primer lugar, naturalmente, al mundo de la política, que es en el que más ha trabajado como politólogo que dice ser en sus presentaciones personales. La derecha no querrá ni verlo y la izquierda “no sanchista” tampoco. Y los “sanchistas”, a poco que me equivoque, tendrán poco que pintar una vez que se queme la falla de la sección especial que han montado entre él y nuestro presidente.
Podrá trabajar para el mundo de los mortales desde su consultoría “Redondo & Asociados Public Affairs Firm”, pero pienso que los empresarios “normales” se tentarán la ropa antes de ponerse en sus manos. Y no porque no pueda conseguir resultados, porque poder y contactos no le faltarán, pero tiene por delante un posible paralelismo con la trayectoria del muy indeseable comisario Villarejo, que ocupó una buena parte de su vida en mentiras, chantajes y prácticas ilegales.
Iván Redondo nunca será un delincuente, pero si puede resultar un “manejador” de situaciones al que no conviene tener muy cerca. Porque tendría que moverse en el mundo real, sin el poder, la protección y la impunidad que le otorga la Moncloa y sus “secretos de Estado”.
Claro que tiene por delante el filón de los países centro y sud americanos en los que, allí sí, podrá ofrecer sus servicios con muchas probabilidades de conseguir excelentes contratos.
Por lo que tampoco creo que se quede “en la calle”. Sus ahorros estarán creciendo a buena marcha y, de una u otra forma, y en uno u otro continente, siempre encontrará el modo de ganarse la vida.
Valencia, 28 de junio de 2021