He visto en Facebook un vídeo compartido por Dolors Matilló en la que un señor, al que no puedo identificar, pronuncia unas palabras sobre la situación de Cataluña. Como siempre: bonitas palabras para envolver el regalo envenenado del mensaje. España es la mala dela película, las fuerzas del orden son brutales por naturaleza, y todo lo que ocurre, incluida la fuga de bancos y capitales de Cataluña, son maniobras del gobierno, mejor del Estado porque incluye al Rey en el complot.
La Caixa, santo y seña de Cataluña que jamás se metió en política en toda su historia, y el Banco de Sabadell son totalmente libres de tomar sus decisiones. Es más. Fueron ellas, junto a otras grandes empresas catalanas, las que pidieron al gobierno que aprobara el decreto que permite cambiar las sedes sociales sin necesidad de que lo aprobaran sus juntas generales. Esto no es una opinión, es un hecho comprobado y reconocido.
E “ainda mais” que diría algún amigo gallego. El acogerse al decreto, suponiendo que lo hubiera creado el gobierno por su cuenta, era una decisión voluntaria de todos ellos. Y todos lo han aprovechado.
Porque ambas entidades y muchas otras empresas importantes de Cataluña no podía hacer frente a una junta de accionistas en semejante situación. ¿Se imaginan como hubieran estado las calles alrededor de sus sedes? Lo más probable es que hubieran invadido sus salones de actos. Y, como es natural porque forman parte de la estructura del Estado español, pidieron su protección en forma de decreto.
Y lo hicieron porque todos estos empresarios conocen la verdad y no aceptan los mensajes de “jaujilandia” lanzados una y otra vez por los responsables políticos de Cataluña, al estilo del que lanza este señor. La verdad demostrada es que a Cataluña no iban a venir los bancos en tropel, y fuera del Europa y del euro no hay vida económica. Y tenían que proteger los intereses de sus clientes, de sus accionistas y de la propia Cataluña.
¿Qué el día uno hubo violencia en las calles? Claro que sí. Y quizás, en alguna medida, innecesaria. Pero los que “empujaron” a la revuelta fueron los que fueron, porque necesitaban imágenes como las que se produjeron. Y si no consiguieron suficientes o suficientemente violentas, no dudaron en utilizar otras cargas, incluidas las de los mossos en 2012. Que algunos nos fijamos en los uniformes y sabemos distinguir.
Pero lanzar la idea de que los únicos malos de la película fueron las fuerzas del orden, es como suponer que la que causó la pantanada de Tous fue una señora imprudente que tiró un cubo de agua al pantano y, como estaba lleno, hizo que se desplomara la presa. ¡Qué somos mayorcitos y podemos pensar! ¡Que es una estrategia de muchos años y muy bien planificada!
Y luego lo de Franco. ¡Que pesadez! Pero comprensible. Los demagogos y populistas necesitan comparar sus bondades con la maldad de “los otros”. Ya se está agotando el discurso de la corrupción, maldita corrupción, y necesitan algo más. Solución: encontrar similitudes entre el gobierno del PP y lo que hubiera hecho Franco.
Señores historiadores de “a cien”. Con Franco no hubiera pasado nada de todo esto, porque, como he dicho otras veces, habría mucha gente en la cárcel, a modo “preventivo”, y tanques por las calles. E incluso es posible que las calles de Barcelona se hubieran llenado de gente con banderas españolas. Que yo lo he visto.
Reescribir la historia es fácil si te diriges a quien no la conoce o no la ha vivido.
Y es que, aunque parezca mentira, la gran mayoría de los españoles no necesitamos a Franco y hemos encontrado una manera pactada de convivir en democracia. Los de algunos partidos de izquierda, los extremistas y los antisistema, sí. Deberían ir en peregrinación al Valle de los Caídos para agradecerle lo mucho que hizo por ellos.