La Comunidad Madrileña y sus alternativas.

La situación de la comunidad madrileña es un verdadero campo de análisis de lo que da de sí la política y los políticos actuales.

Por una parte es inevitable que Cristina Cifuentes cese como presidenta de la comunidad. Siendo como es la primera política que miente en sede parlamentaria, o eso parece, no tiene más remedio que dimitir.

No importa que el motivo de la mentira, incluir en su currículum un master que parece que no ha completado, muy grave por lo que atañe al descontrol de la Universidad, resulte absurdo porque es y ha sido práctica habitual de muchos de nuestros padres de la patria. No hace falta que de nombres, que me los sé, que han aparecido en los medios de comunicación de miembros de otros partidos, incluidos altos cargos del PSOE, porque se ha abierto la veda y saldrán. Y saldrán muchos.

Y es absurdo porque, con un historial de gestión como el de Cristina Cifuentes, la implicada caerá por un “tú apúntate” que parecía un mal menor en el pasado por lo habitual, tanto más cuando no le hacía ninguna falta semejante título.

Y es lo que ocurrirá porque políticos indignados, entre los que hay algunos con graves sospechas sobre sus actuaciones en la universidad, sobre los proyectos que presentaron para obtener titulaciones, incluso sobre alguna tesis doctoral que, según se dijo, confeccionaban terceras personas, han encontrado sitio donde morder. Y sigo sin dar nombres de los acusadores inadecuados porque saldrán.

Y, claro, no podía faltar Ciudadanos en su papel de Gran Hermano que todo lo fiscaliza y a nada se compromete. Guardián del honor y la pureza, inquisidor de decisiones políticas, que mantiene impolutas su togas porque no tiene responsabilidad de gobierno en ningún sitio. Y digo no tiene cuando debería decir “no ha querido tener”.

Pero resulta que el Partido Popular, con experiencia política, les ha colocado en una situación muy complicada de manejar cuando han anunciado a bombo y platillo la petición de dimisión de la presidenta.

Porque deberían haberse dado cuenta de que no tener mayoría no implica la necesidad de dimitir. Por lo menos de forma inmediata, como obedeciendo las órdenes del partido naranja. Han intentado mitigar el golpe dando como plazo este mismo mes, pero tampoco les saldrá bien.

¿Y ahora qué?

El PSOE y todos los partidos a su izquierda van a presentar una moción de censura. Si Ciudadanos la apoya o se abstiene, aparecerá como el responsable de que la comunidad pase a ser gobernada por la izquierda. Muy mala imagen para sus votantes y simpatizantes, especialmente para los antiguos “peperos”.

El no hacer nada también les perjudicará. El PP gobernará en minoría, pero seguirá presentando propuestas. Y si son buenas para la comunidad, y Ciudadanos vota en contra, tendrá que explicarlo. Y no podrán decir que la propuesta es buena para los madrileños, pero que no la aceptan porque la presidenta falseo los datos de un master. Sería muy difícil de entender.

Ahora también vota con la oposición en muchas ocasiones, pero se trata de desgastar al PP, sin comprometerse, y con la coartada de que son el soporte del gobierno. Coartada que desaparecerá con su decisión de no seguir apoyándoles.

Y si quieren negociar una alternativa con el PP, lo menos perjudicial para ellos, van a partir de una posición de desventaja. El PP ni tiene prisa, ni se ha comprometido a nada.

Será muy interesante ver como salen del lio los muy aconsejadores señores de Ciudadanos. Y mantengo la opinión de que por mucho que les favorezcan las encuestas, especialmente por el cabreo generalizado con “los otros”, a la hora de la verdad la gente piensa bastante a quien confiar la gestión de los presupuestos. Y ahí aparece su falta de experiencia. Que ya ha pasado.

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