Tendremos nuevo presidente. Sánchez “el no votado”

Como suponía en mi nota anterior, la suerte está echada y tendremos nuevo gobierno, al menos para los próximos dos años. Puede que todavía pasen cosas, como que Mariano Rajoy presente su dimisión y pase a ser presidente en funciones, en cuyo caso el Rey tendría que llamar a consultas al candidato que decida el PP y el resto de partidos, y encargar que intente formar gobierno al que considere con más posibilidades de ganar una votación en las Cortes.

Aunque, visto lo visto, lo más probable es que volviera a salir elegido Pedro Sánchez, con lo cual no se ganaría nada, se provocaría más daño a la imagen y la credibilidad de España en Europa y en el resto del mundo, y tendría repercusiones económicas y financieras de más calado.

No creo que lo hagan. Pero Mariano Rajoy, al que achacarán todo lo que quieran achacarle, pero que es un hombre muy respetuoso y honesto en cuanto a su actividad política, debe estar muy dolido con el PNV y su partido mucho más, por lo que es probable que se venguen retocando o fraccionando en el Senado los presupuestos generales recientemente aprobados en el Congreso, para que este partido pierda algunas de las ventajas obtenidas cuando se aprobaron. Y esto no me extrañaría en absoluto.

Por mucho que Aitor Esteban tiene razón cuando trata de evadir sus responsabilidades diciendo que son los grandes partidos estatales los que deberían haber resuelto sus diferencias y no dejar que fueran ellos los “decisivos”. Toda la razón.

La primera consideración sobre lo ocurrido es que España es un país muy avanzado dentro de un entorno que le controla y le protege, la Comunidad Europea, por lo que gobierne quien gobierne, aunque fuera un miembro de la mismísima CUP, no tiene más remedio que acatar la Constitución o las Leyes. Y desde ese punto de vista tranquilidad absoluta. Por mucho que le presionen los que le han apoyado, Pedro Sánchez tendrá que acatar las reglas del juego, no creo que pretenda otra cosa, y actuar como jefe de gobierno de un país con leyes que le van a controlar en el día a día. Así que, haya ocurrido lo que haya ocurrido, tranquilidad para la ciudadanía.

La segunda es que realmente no ha ganado el PSOE. Ha ganado Pedro Sánchez en una jugada audaz pero totalmente legal, que, es mi opinión que desarrollaré más adelante, no habrá gustado a gran parte de su propio partido porque puede salirles muy caro. Un partido con la historia del PSOE no puede ser rehén de todos estos partidos nacionalistas que le han ayudado, ni de Podemos, que hoy por hoy es su mayor enemigo. Y no lo digo por menospreciar a Podemos que, nos guste o no nos guste, está ahí porque le han votado una buena parte de los españoles.

Pero eso nunca ha supuesto un freno a las ambiciones del nuevo presidente que, contra todo pronóstico, colgará un cuadro con su imagen en el edificio de las Cortes Españolas, aunque si tuviera un nombre definitorio, como los reyes, sería “el no elegido”. Otra cosa es como quedará esta imagen para las crónicas de la historia, porque es cierto que nunca ha ganado unas elecciones y que ha utilizado otros caminos para llegar a la Moncloa, que era su objetivo personal.

Es decir: en cualquier caso y haya ocurrido lo que haya ocurrido, ha sido algo que cabe en las leyes españolas y hay que acatarlo sin reservas. España es una democracia muy consolidada, no somos Venezuela ni Nicaragua, con todo respeto para esos países pero no para sus gobernantes, y este cambio debe asumirse como de “normalidad democrática”.

¿Qué va a pasar? Juguemos a futurología.

El partido Popular, como le ocurrió al PSOE después de su caída a por los casos Filesa, Time Sport y las condenas por apropiación indebida de fondos públicos a algunos de sus dirigentes más destacados responsables del Boletín del Estado, de la Cruz Roja, incluso de la Guardia Civil, se recuperará.

Y lo hará porque tiene estructura, muchos escaños en el Congreso, mayoría en el Senado y una militancia consolidada que, si bien se han sentido defraudados por una u otra causa y se han pasado a Ciudadanos, a Vox, o a la abstención, puede reaccionar. Y es posible que lo hagan por el efecto rebote del argumento para la moción de censura. Es cierto, y les ha dolido mucho, que una parte de sus “ídolos” están en la cárcel por ladrones o malversadores, pero no dejan de ser “suyos”, y no creo que le haya hecho mucha gracia la forma con la que Pedro Sánchez ha conseguido el gobierno, apoyándose en la corrupción de su partido, aunque haya acabado diciendo que el PP es un partido honrado. Cosas y contradicciones de nuestro muy probable nuevo presidente.

Porque los que ahora están en las Cortes están limpios de polvo y paja, incluido el Sr. Rajoy, pese a ese extraño párrafo del Juez que cuestiona su credibilidad como testigo a modo personal y sin pruebas que lo avale. Párrafo que ha resultado extraordinariamente oportuno y letal, según para que intereses.

Puede, es posible, que parte de la estrategia pase por reemplazar al Sr. Rajoy, y podrán hacerlo sin problemas porque tienen banquillo, aunque también puede, es posible, que Rajoy ejerza el cargo de portavoz de la oposición y retrase su dimisión hasta poco antes de que acabe la legislatura. Para saber cuál será la decisión final haría falta conocer las interioridades del partido y no es mi caso.

El PSOE va a gobernar, pero en clara minoría, con una oposición dura y con un partido dividido por obra y gracia del propio Sr. Sánchez. Con el agravante de que dentro de dos años se cumplirán dos años más de la muerte de Franco, y hará dos años de la sentencia por la Gurtel. Habrá otras, pero ya no se podrán usar como arma arrojadiza porque también aparecerán casos que afecten al PSOE y/o a alguno de los partidos que le apoyen o le han apoyado.

Es decir. Que si quieren ganar las próximas elecciones tendrán que hacerlo por méritos propios y no por demérito de sus oponentes porque, con esta moción, se va a producir un verdadero “reinicio” del PP, al que no podrán acusar de casi nada. Ni estarán en el gobierno, ni dispondrán de “curriculums” engordados que llevarse a la boca, ni serán franquistas, ni fascistas, ni de ultra derecha, ni nada de nada. Simplemente serán el partido conservador de este país al que se votará o no por ideología o porque lo habrá hecho mal el que gobierne. Sin más adjetivos. Como debe ser.

Y claro, siendo presidente no podrá utilizar el truco legal de promover una auto moción de censura que le permita llegar al poder sin pasar por elecciones generales. Y una moción de confianza no colaría.

En cuanto al PP es prácticamente seguro que habrá aprendido de sus errores y se rearmará para el futuro. Como hizo el PSOE, repito, después de su etapa de corrupción en tiempos de Felipe González.

A diferencia del PSOE es un partido razonablemente unido que incluso puede tratar de recuperar parte de sus antiguos activos, como la fracción Vox por ejemplo, si retoca algunas de sus tibiezas en temas del País Vasco. Y si se queda gente fuera por ser excesivamente “ultras”, tampoco pasa nada. Casi mejor. Tiene estructura y militancia, y si bajan a la calle y explican lo que han hecho mal y hacen propuestas creíbles, seguro que remontarán.

Y tendrán enfrente a un PSOE desconcertado que no tengo ni idea de que es lo que van a hacer. Este partido histórico no ha sabido cambiar sus prioridades ni sus objetivos conforme ha cambiado la sociedad y lo está pagando muy duramente. Hasta que reconozcan que ya no hay “parias de la tierra” y que se necesitan otros planteamientos no levantará cabeza. Un ex director de banco empobrecido porque ya no percibe prestaciones no es un paria. Es un empobrecido. Y no hay que defenderlo de los “capitalistas”, sino de la sociedad que ellos mismos han ayudado a configurar. Una sociedad generadora de brechas sociales y salariales que tritura a parte de sus ciudadanos.

Y para vencer a este dragón sobran las manifestaciones reivindicativas, aunque sean una forma de desahogo para los afectados, y faltan políticas activas de promoción de los sectores industriales y de consolidación de los realmente productivos. Sin olvidar, porque no podemos ni debemos, los que generan empleos temporales, como los derivados del turismo, pero regulándolos para garantizar su calidad y convertirlos en otro tipo de industria estable.

¿Y que hará Ciudadanos? No lo sé. Es un partido con el que estoy especialmente molesto porque habiendo podido ser de gran utilidad, puede morir de éxito antes de llegar a la pubertad. Sigue siendo un partido caudillista y muy poco reflexivo. Con estrategias a corto plazo provocadas en muchos casos por encuestas favorables o situaciones que entienden como propicias.

Dicen que es un invento del IVEX para tener un plan “B” si el PP se alejaba mucho de sus intereses, pero ni lo sé ni me importa demasiado a estas alturas. Han tenido y tienen una gran oportunidad, pero si se les ven fallos importantes y una falta de compromiso real con el futuro, como no haber querido entrar en ningún gobierno nacional ni autonómico para “no mancharse”, pueden perder la confianza de sus electores con la misma rapidez que la han ganado.

Por qué no son votos nuevos sacados de la nada. Son trasvasados del PP y del PSOE en menor medida. Y estos dos partidos siguen estando vivos, aunque no gocen de buena salud.

En cuanto a Podemos, sigo sin opinión porque no los veo como un partido de verdad, sino como una agrupación de corrientes y sensibilidades sin una cohesión real. Como el tripartito valenciano.

Lo entiendo como partido de izquierda y a eso no pongo ninguna objeción. Aunque me ha parecido que su actuación con el tema catalán y con los ex etarras es ambigua y funesta. El numerito del otro día sobre “Bill el Niño” fue lamentable. No sé lo que haría el protagonista, posiblemente cosas malas junto con otras buenas y de gran riesgo personal, pero apoyarse en el testimonios de detenidos cuando todos, todos, todos, hemos sabido durante muchos años y muchos muertos que la consigna a los etarras capturados era denunciar brutalidad policial en todos los casos, es una ofensa a la razón y la justicia. Si quiere derramar lágrimas de compasión por hechos injustos, le recomiendo que repase la lista de los asesinados por ETA. Encontrará cientos de casos. Exactamente los 829 asesinados. Y si quiere incluir a los heridos, otros cuantos miles.

¿Y que va a pasar en nuestro día a día? Pues nada. Tendremos titulares de periódicos explosivos, tertulias incendiarias, sesiones parlamentarias chirriantes y, posiblemente, soportaremos fluctuaciones financieras indeseables, pero la gente seguirá acudiendo a su trabajo, los niños a las escuelas, las amas y amos de casa a sus labores, y los jubilados a nuestras cosas.

Algunos, los medios, se forrarán con sus ingresos derivados de las audiencias, pero nosotros no debemos hacer caso. Son dos años y, mire Ud. por donde, puede que esta pseudo catástrofe sea para bien y actúe como revulsivo para la política española.

Aunque, como decía en mi nota anterior, seguramente no pasarán de ser las ilusiones de un iluso.

4 comentarios en “Tendremos nuevo presidente. Sánchez “el no votado”

  1. Hay muchas incertidumbres a la vista. Veremos cómo se comportan ahora los soberanistas que han votado a favor de la moción de censura y cuál será la reacción del gobierno del PSOE si aquellos siguen adoptando posturas desaforadas e intransigentes. Habrá que ver qué táctica sigue Podemos, el mayor valedor del nuevo gobierno. Si adopta una posición demasiado extremista, que no llegue a estar en consonancia con los socialistas, veremos cómo responden éstos. Y la oposición, el PP y Ciudadanos, se supone que van a disputarse el papel de fustigadores del gobierno, pensando en las futuras elecciones generales. Si Sánchez se ve acorralado, frente a todos, tendrá que disolver pronto las cámaras, sin tiempo a hacer algo que le haga mejorar sus posibilidades de voto. Si los que le han apoyado se mesuran, la cosa puede ir mejor para el país. De todos modos, no nos engañemos, aquí lo que les importa a todos son los votos, los votos y los votos. Un gobierno con apoyos razonables de quienes le han votado no dará muchos votos a estos últimos. Y seguramente todos piensan demasiado en el futuro electoral: Por desgracia, son sólo políticos.

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  2. No me engaño. Lo que les importa en este momento son los votos,pero me queda la esperanza de que una vez metidos en el lio, todos aprendan de lo ocurrido y que los partidos constitucionalistas sean capaces de llegar a un consenso definitivo sobre los grandes temas pendientes: Ley electoral que evite favoritismos de los uni-autonomistas, (los nacionalistas), ley de educación, pensiones, fiscalidad, reforma de la justicia, etc.

    Y, seria mucho pedir, pero necesitamos urgentemente un modelo para potencia los sectores industriales, y el plan estratégico para conseguirlo. ¿Te parace que lo veremos?

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  3. Tengo serias dudas en el caso de los ejemplos que has puesto y en muchos otros más. En España los demás partidos políticos suelen ir contra el gobierno para desgastarle, pues eso indirectamente les da votos. Es cierto que ahora hay una buena ocasión para que los que últimamente se habían echado al monte vuelvan a terrenos sensatos (me refiero a los que alguna vez estuvieron en ellos). Si no, ¿por qué apoyaron la moción de censura? ¿Sólo para echar a Rajoy? Porque está claro que después de Rajoy hay un mañana en el que ya estamos. Algo tendrán que hacer para que un partido con sólo 85 diputados, y más vale no hablar de los senadores, pueda mantenerse un tiempo mínimo en el gobierno. Pero de ahí a apoyar reformas electorales, educativas, en materia de pensiones o de justicia hay un enorme trecho. Todos dirán: esta no es la reforma que yo haría y no la voto. Ejemplos hay muchos en el pasado. Consecuencia: aridez legislativa, algarabía parlamentaria y descontento social, aunque creo que esto último se verá algo más frenado en los próximos tiempos. Ya veremos qué pasa con la Ley de Presupuestos para 2019, que está a la vuelta de la esquina. Y, si se trata de reformar la Constitución, cosa que creo que han apoyado (sin decir muy bien en qué términos) todos los votantes de la moción de censura, ya ni hablemos. Mal lo tuvo Rajoy y mal lo tiene Sánchez. Los políticos van a la suya, a los votos, y no a lo que interesa a los ciudadanos. Ya hace años que prácticamente no oímos hablar de programas políticos. Sólo se habla para censurar al que te puede restar algo en las elecciones. De todos modos, démosles ahora, ¡una vez más!, otro margen de confianza. A lo mejor resulta que se enmiendan cuando más difícil parece estar el panorama..

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  4. Ya sabes que me gusta especular con las consecuencias de los actos, y en el caso que nos ocupa me limito a suponer lo que puede ocurrir con los partidos, partiendo de la base de que todo lo ocurrido es una excelente ocasión para que reflexionen sobre su verdadero papel en la estructura del estado, que no es, ni mucho menos, crearnos o inventar problemas, sino aportar soluciones. ¡Que ya está bien!

    Tengo muchas dudas de que aprendan la lección, y la seguridad de que cada uno pensará en que la regeneración, y no solo por la corrupción, y los actos de contricción y el propósito de enmienda, es cosa de los otros partidos.

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