La ineficacia de los políticos y los «cordones sanitarios».

La política, los políticos, saben que el lenguaje es un excelente camuflaje para enmascarar sus fracasos o para disimular sus faltas de iniciativa, y una de las frases triunfadoras en los últimos años, desde el famoso tripartito de Cataluña, acelerador de la nefasta situación actual, es el invento del muy utilizado “cordón sanitario”.

Se ha utilizado contra partidos de la derecha, se ha intentado, sin éxito, contra algunos fronterizos de izquierda o independentistas, y ahora se lanza como soflama para protegerse de VOX. Y, naturalmente, son legión los que se suben a este carro, aunque cada uno de ellos esgrima argumentos diferentes para hacerlo.

Pero claro, los tiempos son los tiempos y la sociedad, que solo hace unos pocos años votaba muy aborregada, bien a sus partidos de toda la vida o a los que les aconsejaban personas que “sabían más”, empieza a tomar consciencia de la situación de cada momento y resuelve, ¡los muy osados!, utilizar su voto como herramienta de protesta contra esto o aquello, o para manifestar su cabreo o su malestar por lo que hacen o no hacen “los que mandan”.

Y empiezan a aparecer los llamados “ultra”, de izquierda o de derecha según país o según quien mande, que no dejan de ser cajones de sastre en los que cabe cualquier ideología, cualquier sexo, cualquier edad, cualquier posición social, con un solo denominador común: estar hasta el moño de lo que ven, de lo que oyen, o de lo que está pasando.

Ahora, decía, está de moda querer aislar a VOX porque, según dicen, es una amenaza para no se sabe cuántas cosas y para no se sabe cuántos colectivos. Y hasta puede que lleven razón, con independencia de que otros partidos, Podemos por ejemplo, también son una amenaza para no se sabe cuántas cosas y para no se sabe cuántos colectivos. Y para la misma forma de Estado o para la Constitución. Y si hablamos de los separatistas podemos decir que encarnan todo lo dicho anteriormente, más una amenaza para la unidad de España. Y si nos referimos a Bildu ¡que vamos a decir!

Pero claro, unos son de izquierdas y otros no. ¿Cuándo acabará la tan traída y llevada exquisita autoridad moral de la izquierda? Esa izquierda que, historia real en la mano, ha cometido tantos errores y desmanes como la derecha, incluso incluyendo en la estadística algunos exceso puntuales, como fueron los genocidios de la Alemania de Hitler por una parte y las dictaduras del proletariado por la otra.

Que ni las unas tiene nada que ver con “las derechas” actuales, ni las otras con “las izquierdas” del momento, aunque también se denominen comunistas.

Y hasta el muy democrático Valls, especialmente avanzado en estas lides porque nos viene de Francia, paradigma de la tolerancia, de la acogida y del libre pensamiento, aunque tenga raíces españolas, habla de marginar a VOX. Quizás sea porque sus raíces, esos genes heredados, le nublan el seso como nos ocurre a la mayoría de los españoles.

Porque si VOX es un partido registrado es porque cumple los requisitos para que lo declaren partido legal. Como todos los demás, que tienen que aceptar las reglas de juego con una sola condición: que defenderán sus ideas, sean las que fueren, dentro del marco de la Constitución y de las leyes españolas.

Y resulta que en Andalucía les han votado 395.978 andaluces, pero lo mejor es aislarlos. Formar un cordón sanitario que aísle la voluntad de todos ellos porque, evidentemente, son unos proscritos y su voto no tiene el mismo valor que los empleados para las candidaturas del PSOE, del PP, o de Ciudadanos. O los de AA, franquicia de Podemos en Andalucía, que se han atrevido a sacar a la gente a la calle porque no aceptan, ¡no aceptan!, el resultado de las elecciones.

Y si mañana les votaran quince millones en toda España, no importa. Cordón sanitario para los quince millones, porque solo los puros, los de las izquierdas o los de no se sabe de dónde, que también los hay, tienen la razón y la autoridad moral.

Y lo mismo ocurre con los casi ocho millones de franceses que votaron a Rassemblement National, el partido de Lepen, en la primera vuelta en Francia, o los casi ¡sesenta millones de votantes! que se han decidido por Bolsonaro en Brasil. Pues apliquemos la misma solución ¡Más cordones sanitarios! Y también, como no, para los millones que votaron a Donald Trump.

¿Alguien cree que los cordones y los aislamientos son la solución a un problema evidente y en constante crecimiento? Porque, sean las razones que tengan los que están votando a los partidos que bordean la normalidad democrática, siempre, siempre, siempre, se debe a errores y malas gestiones de los responsables políticos, los mismos que están tratando de confundir a los ciudadanos, una vez más, con malos diagnósticos y peores soluciones.

Porque si analizaran cada una de las razones que aducen los cabreados y desengañados se encontrarían con las más variopintas: unos lo están por apuros económicos, otros por la corrupción de los políticos, otros por el paro y la escasez de previsiones de empleo, otros por la falta de autoridad con los independentistas, otros porque están tratando de deshacer la gran obra de la transición, otros porque no se apoya a los empresarios, otros porque se les apoya demasiado, otros por la violencia de género, otros por la seguridad ciudadana…

¿O es que se creen que los votantes de VOX son todos de extrema derecha que quieren que resucite Franco y que todo el mundo cante el Cara al Sol por las mañanas? ¿O que vuelvan esos eslóganes de hace tantos años como el de la mujer “la pata quebrada y en casa”? ¡Por favor!

¡Ya está bien de analizar los problemas como un todo inmanejable y de los que son culpables “los otros”!. Los partidos históricos, unos más y otros menos, pero todos, han perdido de vista los problemas de la sociedad y lo que esperan de ellos. Y si no se aborda con decisión cada una de las causas raíz, las famosas espinas de uno de los diagramas más usados en procesos de calidad, y se aportan soluciones reales, explicadas con toda claridad y ejecutadas con la autoridad que les otorga el haber sido elegidos democráticamente, no habrá suficiente cordel en el mundo para tantos cordones sanitarios.

Y ese es el verdadero peligro actual de las democracias, la falta de claridad, el egoísmo y la timidez de los gobernantes para aplicar medidas eficaces porque están en un estado de “electoralismo” permanente, y no hemos cerrado unas elecciones cuando ya estamos haciendo campaña para las siguientes. Campo abonado para los populismos y para el “buenismo” imperante para conseguir votos.

Y si a ello sumamos la falta de humildad y esa actitud petulante de nuestra máxima autoridad en el gobierno que parece estar por encima del bien y del mal, que trata de presentar una imagen de líder carismático con andares de guapo de barrio, y que casi llega a presumir, a juzgar por las fotos oficiales, de que utiliza el Falcon para ver a la prima de Albacete porque “no me voy a juntar con la gente normal viajando en avión de línea o en tren, no sea que me abucheen”, no hay democracia que lo aguante.

Y lo pongo como ejemplo, no porque sea el peor, pero es el actual. Al que vemos en los telediarios todos los días y del que esperamos soluciones en lugar de ocurrencias y titulares para los periódicos.

Así que, señores responsables de los males que nos afligen, que son los mismos que nos recomiendan utilizar cordones sanitarios y descalificaciones para los votantes que no piensan como Uds., amárrense los machos porque vendrán tiempos difíciles, muy difíciles, en los que un diez por ciento de la clase política seguirá exigiendo cordones sanitarios para el noventa por ciento de los partidos fronterizos, más o menos populistas, que continuarán creciendo sin desgastarse al rebufo de sus errores.

Y, mientras, seguiremos riñendo entre nosotros alentados por la clase dirigente sabedora de la eficacia del eterno «divide y vencerás», y perdiendo, poco a poco, parte de ese estado de bienestar que hemos mantenido a trancas y barrancas desde hace muchos años.

Y, dicho lo dicho, lo lamentable es que no veo solución a corto plazo. Es tal el endiosamiento de los políticos profesionales, o el no querer perder prebendas y privilegios de los que giran a su alrededor que, seguro, no llegaré a ver ninguno de los grandes cambios, enormes cambios, que necesita la ruta que asegure el futuro de nuestra nación.

¡Ojala me equivoque!

4 comentarios en “La ineficacia de los políticos y los «cordones sanitarios».

  1. Hablas de muchas cosas José Luis.

    Del cordón sanitario a BILDU partido legal como VOX..más que Él igual que Él menos que Él ???

    Del Estado del bienestar… para cuantos??

    De los avioncitos de Rajoy.. sólo de los de Sánchez??

    Valls tiene razón a VOX no se le puede blanquear así como así..

    No todo es agua potable ..no todo es CONSTITUCIONAL

    Un pacto de Estado contra la violencia de género es innegociable
    Las tonterías que aducen son paliativos de otros colectivos..ancianos..niños..deficientes..

    Los 400.000 votantes de disconformes al PSOE Y ANDALUZ deberán buscar otros caladeros.
    Un abrazo y feliz año

    Lbg

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  2. En efecto, es muy posible que los dirigentes de VOX ya no estén por cantar el «Cara al sol». Y que vendan cosas que oímos en boca de la gente de la calle, al menos algunas de ellas que, por cierto, pueden ser compartidas por el resto de partidos. Pero, ¿por qué VOX parece surgir ahora con fuerza? Parece que nos enteremos de que viene el lobo cuando ya está aquí. Y entonces hay que aislarlo y eliminarlo. «Negros nubarrones se ciernen sobre Europa», podríamos decir, a la vista de la emergencia de la extrema derecha (¿o es sólo derecha, sin más calificativos?). Y olvidamos que a ese lobo lo hemos atraído nosotros, los ciudadanos y los partidos políticos a los que tradicionalmente hemos votado. Nos hemos pasado años insultándonos unos a otros y sin adelantarnos, ni siquiera resolver, los graves problemas económicos, sociales y territoriales que venían y que, por desgracia, van a seguir viniendo. En vez de cordones sanitarios ideemos y pongámonos a construir la sociedad del futuro, que será distinta de la actual. Cosa difícil de hacer cuando los políticos sólo piensan en las próximas elecciones. El futuro está muy lejos, y así nos devorarán todos los lobos que vayan viniendo.

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  3. Totalmente de acuerdo. Siempre han existido los extremistas a título individual, pero cuando se constituyen en partidos políticos es porque los responsables de la gestión de las naciones han cometido errores que provocan reacciones. Sigo pensando que los partidos tradicionales están anclados en postulados del pasado cuando la sociedad avanza a un ritmo vertiginoso que ellos no siguen, cuando las necesidades de los ciudadanos de hoy son diversas y complejas, y cuando la sociedad tiene mucho menos aguante que hace pocos años.
    De la etiquetación tradicional de los partidos españoles, izquierdas y derechas, se está pasando a bloques, fruto de alianzas, y acabarán apareciendo las masas sociales que votarán a los que lo hagan bien hasta que dejen de hacerlo. Y digo bloque y no izquierdas-derechas porque ¿Qué es ciudadanos, por ejemplo? Ni se sabe ni quieren que se sepa, pero forma parte de bloques en toda la geografía nacional, en unos casos con la izquierda y en otros con la derecha.
    Y menciono a las masas sociales que ya existen en otros países, donde los mismos que votan a los que gobiernan, cambian el voto si no les convence su forma de gobernar. Aunque, como es lógico, siempre existirá un espacio para los que votan por convencimiento o ideología.

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