Las decisiones de Pedro Sánchez y la bonificación de los carburantes

La buena noticia, claro que sí, es la rebaja de 20 céntimos en el precio de los combustibles, de los cuales 15 los aporta el gobierno y 5 las empresas petroleras.

Pero, tratándose de este gobierno siempre hay muchos peros y agradeciendo la rebaja, el formato que ha empleado para anunciarlo, tan fuera de procedimiento y la forma en que se aplicará el descuento, tan confusa para algunos y como hecha para conseguir tantos o más resultados políticos que sociales, es muy probable que acabe mareando a parte de los afectados, especialmente a las gasolineras.

A nosotros no nos afecta en cuanto al proceso, pero, como suele ocurrir, se aprovecha la ocasión para seguir vendiendo humo.

Decía que las formas han sido inapropiadas, muy marca de la casa: un gran formato rodeado por parte de las empresas del INDEX, televisión, buen maquillaje, discurso bien preparado y presentación sin preguntas de periodistas.

Y sin que, como tiene por costumbre, buscara un consenso con la oposición, a la que ni siquiera dieron una explicación medianamente aceptable, por lo que todos, incluido el PNV, se quejaron de que el ministro Bolaños, el brazo armado de Sánchez en la actualidad, apenas se limitó a un “simple cambio de impresiones” sobre lo que iban a anunciar.

La primera medida, la estrella, es el conocido descuento de veinte céntimos por litro. He estado haciendo unos números y, a no ser que me haya confundido, los datos son: el 21 por ciento de un supuesto precio de la gasolina a 1,90 euros son 40 céntimos, más del doble de lo que nos regala temporalmente. Pero hay más porque este es el resultado final de unos impuestos escalonados en cada etapa del proceso, por lo que los ingresos del gobierno son muy superiores al 21 % final.

Según afirma la revista “ELMOTOR”, “La suma de los impuestos que soportan los carburantes es de más del 50% de su coste en origen. Y hoy en día, con la invasión rusa de Ucrania, el encarecimiento del combustible, tanto gasolina como diésel, parece no tener fin”.

Se dice, como afirma esta revista, que la mitad o más del precio de los combustibles de gasolinera son impuestos. Pues bien, para ponerlo más favorable para el gobierno, según lo que afirma esta revista, y suponiendo que el total de los impuestos escalados en cada fase antes de la venta sean el 50 por cien, resulta qué de los 1,90 euros, precio de gasolinera, 0,95 serían impuestos.

Por lo que los 15 céntimos que aporta el gobierno suponen únicamente un 15,79 % de lo que ingresa por este concepto. Y, en términos puramente numéricos, si ingresa 95 céntimos por litro y nos regala 15, sigue teniendo un beneficio de 80 céntimos.

Y ahora viene la segunda parte. Parece que todavía no está claro la forma de conseguir la bonificación que, para los usuarios, es directa en las estaciones de servicio, pero que puede ser muy farragosa para las propias estaciones, con la posibilidad de que tengan que asumir financiar esos 15 céntimos para recuperarlos posteriormente, como ocurre con el IVA. Una financiación que puede ser muy importante, inasumible, según los plazos que se establezcan para recuperarlos.

Porque, por si los usuarios no lo saben, las gasolineras sobreviven por volumen de negocio y no por el margen en la venta, ya que su beneficio bruto es de pocos céntimos por litro vendido, lo que les obliga a afinar mucho en la compra porque los precios de las petroleras pueden cambiar varias veces al día.

Y la tercera y muy importante. ¿Porque no se aplica el descuento en forma de una reducción del IVA temporal equivalente al descuento aplicado, procedimiento muchísimo más sencillo y que no comprometería a nadie? Es imposible conocer exactamente las razones para no hacerlo así, por lo que solo se puede especular y es lo que hago.

Aunque hayan aplicado este procedimiento en otras ocasiones, es política tradicional y muy conocida de la izquierda presentar como “regalos” del gobierno lo que concede por algún concepto, porque la izquierda tiene a gala no rebajar los impuestos nunca y porque “lo que se da, se da”, se regala y se acabó. Crea imagen de generosidad sin comprometer a nada y si se repiten porque las circunstancias obliguen a hacerlo, se puede vender como otro gesto de generosidad.

Pero si se rebajan impuestos de forma temporal, cuando se restablecen parece que los están subiendo.

En la misma sesión se anunciaron algunas otras ayudas, como el control del coste del gas y la electricidad, por ejemplo, pero son tan confusas como esta misma y no es cuestión de que pierda el tiempo en buscar datos porque, al final, se trata de tener o no tener confianza en este gobierno de marketing y propaganda y yo, por mucho que me pese, no la tengo.

Un ejemplo de la propaganda gubernamental: El presidente, los ministros, los portavoces y cualquiera que ocupe algún eslabón en el conjunto del gobierno ha repetido tantas veces y con tanta seguridad que todo lo que está ocurriendo es “culpa de Putin” que la ciudadanía lo está asumiendo, cuando no es verdad.

Tampoco es cierto que el gobierno fuera el único responsable de la inflación anterior, porque es un hecho que cuando se produjo la invasión de Ucrania ya superaba el 6 %, por lo que el aumento real por lo sobrevenido por las sanciones a Rusia y la escasez de materias primas provenientes de esta nación y de Ucrania no sobrepasa los cuatro puntos.

Pero es tradición y hecho demostrado que una mentira repetida muchas veces, como hace este gobierno habitualmente, puede convertirse en verdad. En posverdad para ser más concretos.

Y sigue siendo un hecho irrefutable que este gobierno, el que nos pide sacrificios y comprensión a todos los españoles, no ha hecho ni un solo gesto de austeridad y continúa su deriva de despilfarros y del “todo vale”. Soy consciente de que es el famoso chocolate del loro, pero no deja de ser un gesto de insolidaridad y de mal ejemplo público.

Ni una sola propuesta de reducir ministerios o asesores o de eliminar la enorme cantidad de Congresistas y Senadores, claramente excesivos para los tiempos que corren. Sin que, para mi sorpresa, tampoco haya sido esta una de las exigencias de la oposición, porque en el fondo todos se benefician del mismo despilfarro.

Y, como ejemplo de lo que digo, a la única propuesta que he conoció para eliminar escaños, la de la asamblea de Madrid, ha merecido esta respuesta: “Más Madrid y UP creen que se quiere «recortar la democracia» con la reducción de diputados y PSOE escuchará la propuesta

¿Reducir el número de parlamentarios es recortar la democracia? Repítanlo muchas veces y acabarán convenciendo a los necios de que es cierto. Supongo que lo que se pretende es reducir congresista y toda la parafernalia que acompaña a cada escaño, pero ¿Qué podemos esperar de una clase política tan empobrecida en el conocimiento y, aunque parezca un contrasentido, en verdadera vocación política?

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