Nuestra “memoria histórica”, la de la calle.

¿Alguien recuerda la letra de “Pichi”?

En una parte dice:

“Pichi, es el chulo que castiga

del Portillo a la Arganzuela,

y es que no hay una chicuela

que no quiera ser amiga

de un seguro servidor.

¡Pichi!

Pero yo que me administro,

cuando alguna se me cuela,

como no suelte la tela,

dos morrás la suministro;

que atizándoles candela

yo soy un flagelador.”

Es decir, el Pichi que muchos hemos cantado y aplaudido tantas veces no era más que un chulo, un proxeneta, por muy castizo que lo pintemos.

Por lo que, según la nueva moral, este chotis debe arrojarse a la hoguera, como la inmensa mayoría de los cuplés, de los tangos, de los boleros, de las zarzuelas, de las óperas y de otras manifestaciones de arte, como la pintura, que deberían ser destruidas por machistas, sexistas y todos los “as” negativos, incluido, aunque no tenga “as”, fomentar la violencia contra la mujer.

Con algunas excepcionas. como el Turandot, de Puccini, en el que cada noche se ajusticiaba a un pretendiente de la princesa porque no conseguía descifrar el acertijo que le planteaban para conseguir su mano. Y así fue hasta que llegaron nuestros grandes líricos, especialmente Alfredo Kraus, mi preferido, con su “nessum dorma”.

Puede que este argumento no disguste del todo a ciertas feministas extremas.

El gitano húngaro de “la Linda Tapada” se lamentaba de una sentencia claramente injusta:

En la cárcel de Villa

hoy me van a encerrar

pues los jueces castigan

el delito de amar.

Porque los jueces, feministas, poco preparados y bastante xenófobos consideraban delito de amar el haberle partido el corazón sin tener como atenuante que ella se lo había partido antes. Solo que lo de ella era metafórico y lo de él con una faca.

Hay un tango, incluso una película de 1993, un año después de la olimpiada de Barcelona, cuando España ya era democrática y moderna, titulada “la maté porque era mía” y se refiere, como su nombre indica, a un hombre despechado que, abandonado por su mujer, la mata porque no podía soportar semejante agravio. ¿Cómo soportarlo?

Carlos Cano cantaba, ¡y como lo cantaba! aquellos ojos verdes, piel morena que esperaba migajas de amor o las ofrecía a cambio de dádivas “apoyá en el quicio de la mancebía”.

Mas controlado estaba el impulsivo Cipriano, cajista de imprenta, que, bailando el chotis tenía una cierta propensión a bajar la mano más de lo necesario,

“Pero a veces se propasa el muy ladrón

y he tenido que llamarle la atención”.

Siempre controlado por La Colasa de la calle del Bastero, representada por Nati Mistral, Marujita Díaz, o por la cupletista de turno, cuando le decían:

“Ay, Cipriano, Cipriano, Cipriano…

no bajes más la mano, no seas exagerao.

Si no bailas con más comedimiento,

al primer movimiento… te las ganao.”

Y es que “la Colasa”, de armas tomar, tenía mano derecha, mano izquierda y sabía cómo parar a los que buscaban lo que buscaban.

Los golfillos lleva siempre al retortero

Porque son de los que buscan la fusión.

Unos auténticos salidos que solo veían a la mujer como objeto sexual.

Y no digamos de las letras importadas que cantábamos en cuanto había ocasión, como la del gran acosador de Adelita a la que amenazaba con perseguir, ¡madre mía! hasta con buques y trenes militares

Si Adelita se fuera con otro

la seguiría por tierra y por mar.

Si por mar en un buque de guerra,

si por tierra en un tren militar.

Pues bien. Todo lo anterior viene a cuento de que ya está bien de tanto feminismo militante, tanto sexismo absurdo y tantos tópicos rancios que utilizan cosas del pasado con fines políticos, juzgándolos con “los ojos de hoy”

Actitudes que entorpecen, eso sí a los ojos de hoy, los avances que faltan por conseguir. Y los entorpecen porque desvirtúan objetivos y estrategias.

No me veo comprando las coplas de Carlos Cano en tiendas que las vendan “bajo mano”, como compraba libros prohibidos por la dictadura en la librería Isadora, regentada por dos jóvenes que me los vendían “de tapadillo” y con gran riesgo por su parte.

Así que, dejémonos de “mariconadas” y trabajemos por lo que es esencial y mirando a futuro. Porque todo lo que he comentado, verdaderos dislates si se compusieran o pintaran en tiempos actuales, forman parte de nuestra cultura popular.

Esa cultura propiedad del pueblo y que nadie tiene derecho a ignorar ni a destruir.

Incluida parte de esa “memoria democrática” que no tiene más objeto que juzgar hechos que ya juzgó la justicia española, porque estábamos en democracia. Y los tribunales españoles hacían lo que tenían que hacer, como hacen hoy, regulados por las leyes y la Constitución

No lo que algunos interesados de ahora, legos en asuntos de justicia y expertos en rencores y facturas pendientes, dicen que es lo que “debieron hacer” nuestros padres, los que se dejaron la piel y aportaron enormes cargas de generosidad para conseguir la transición democrática.

Y me refiero tanto a mis coplas y mis zarzuelas, como a tantas sentencias emitidas con todas las garantías de un estado democrático y ese pasar página consensuado por los que eran verdaderos puntales de la izquierda comprometida y perseguida, como los miembros del Partido Comunista, a los que los “chiquilicuaques” seudo comunistas-progresistas actuales, que no han tenido más que ventajas y protecciones gracias a todos nosotros, tendrían que citar con muchísimo respeto, y por los de la derecha, entonces en el poder.

Pasar página que no tuvo nada de chantaje ni de imposición. Fue un mirar al futuro con ilusión y con ganas de recuperar derechos y libertades.

Cantaban los jóvenes de la derecha franquista de la transición que:

“Quien quiera una corona

que se la haga de cartón,

que en España no hay coronas

y menos para un Borbón”

Que rimaba, por casualidad, con lo de:

“Tarancón al paredón”

Lo mismo digo de los progresistas que cito anteriormente, que solo pretenden conseguir titulares a base de exhibir como grandes errores lo que hicieron nuestros padres e hicimos nosotros mismos, y enmendar, sin venir a cuento, muchas de aquellas cosas que a nosotros nos parecieron puro folklore o cosas “del natural”.

Y es que vivir del cuento juzgando y tratando de rectificar pasados ya amortizados, cuesta menos intelectualmente y es menos fatigoso que arrimar el hombro, frase repetida en supuestos inapropiado por nuestro presidente, que trabajar seriamente para el futuro. Y hay muchos de los que se auto consideran “importantes” que no dan para tanto.

Porque el aforismo de que hay que recordar el pasado para no cometer los mismos errores no tiene ningún sentido en este caso. Se trata de recordar errores del pasado para obtener réditos políticos, aunque sea a costa de volver a dividir a los españoles.

Ya se que me dirán que esto no tiene nada que ver con aquellos que hicieron daño real a personas reales, pero no es eso lo que está ocurriendo exactamente, porque   una cosa es retirar honores a los que causaron muertes deliberadamente, que fueron de todos los bandos y colores, por cierto, y otra cosa muy diferente es tratar de eliminar la obra de otros, escritores, intelectuales o artistas, que en algún momento manifestaron algún tipo de simpatía por la dictadura o, simplemente, no mostraron ningún rechazo al régimen de Franco.

Y pongo un ejemplo de lo más elemental: Fraga Iribarne, ministro de Franco, o Santiago Carrillo, con episodios evidentemente oscuros en su vida como dirigente del Partido Comunista, pudieron rehacer su vida y llegar a ser cargos importantes en la democracia, mientras que se ha buscado denodadamente si alguno de los titulares de calles en los pueblos y las ciudades de España tuvieron la más mínima relación con la dictadura para retirar las placas por muchos méritos personales o sociales que aportaran a la sociedad en su tiempo.

Pero, seguramente, estoy confundido y todo esto que he escrito son paridas y “cosas de viejos”

José Luis Martínez Ángel

Valencia, 11 de diciembre de 2023

La última del gobierno: ¿Igualar en «su memoria histórica» a Doña Emilia Pardo Bazán con Francisco Franco?

De la cadena SER

El Pazo de Meirás se convertirá en un lugar para la recuperación de la memoria histórica en su reapertura al público ya bajo tutela del Estado. También será un lugar de homenaje a la intelectual y escritora Emilia Pardo Bazán. Así lo ha confirmado la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, tras la reunión convocada por el Gobierno con el resto de administraciones implicadas en la recuperación para el patrimonio público del Pazo. Los usos generan fricciones con la Xunta de Galicia, que prefiere centrar el futuro del inmueble en la figura de Pardo Bazán

No valoro, porque me da casi-igual, que el pazo pase a ser propiedad de Patrimonio Nacional o de la Junta de Galicia, aunque utilizando la lógica de antaño, la anterior a las posverdades y a todos estos usos y costumbres de los nuevos tiempos políticos, parece más  de recibo que se revierta al pueblo gallego, el que lo financió a modo de “regalo”, tanto más cuanto parece que la aportación popular no fue tan espontánea como se hizo ver.

Pero insisto en que este es un tema menor para mí. Lo que me maravilla es que el gobierno, en otro ejemplo de osadía histórica-política,  quiera mezclar churras con merinas haciendo que sirva para recuperar la “memoria histórica” y también para homenajear a Emilia Pardo Bazán.

¿Memoria histórica, Franco y el pazo de Meirás? Seguramente será muy ilustrativa porque se podrá enseñar la butaca donde se sentaba Franco, el baño donde hacía sus necesidades Franco y cosas similares, porque el edificio y sus jardines, en sí, no tienen más valor de recuperación de “su” memoria histórica, la de la izquierda reivindicativa,  que cualquier hotel, parador, o casa particular en la que haya estado en algún momento de su vida lejos de su estancia habitual en el Palacio del Pardo.

Y semejante ocurrencia no haría sino mantener vivo a Franco, que es lo que parece pretender este gobierno a toda costa porque necesita munición con que distraer a la masa.

Sin embargo, el dedicarlo a la memoria de Doña Emilia Pardo Bazán, que fue su propietaria durante muchos años, sí que sería recuperar “nuestra” memoria histórica. La de verdad. La de una escritora que fue y sigue siendo gloria de las letras gallegas en particular y de las españolas en general. Una gallega ya fallecida, como Franco, pero a la        que no se debe olvidar porque al margen de su calidad como escritora, fue una auténtica apisonadora revindicando derechos de la mujer cuando la mujer todavía pintaba poco y levantó ampollas en temas muy vetados incluso para los hombres.

Y si alguien tiene dudas, puede acceder a su biografía en la Real Academia de la Historia:

http://dbe.rah.es/biografias/7979/emilia-pardo-bazan-de-la-rua-figueroa

Yo no me metería en estos laberintos, señora Calvo, porque conociendo el carácter de esta mujer genial, como intenten marearla o mezclar lo que hizo con las cosas de Franco, puede sentarle muy mal. Y si ya en vida era de armas tomar, ni me imagino como sería si sale de su tumba cabreada por la absurda idea del gobierno.

No jueguen con fuego porque “haberlas hailas” y me temo que ni Usted, ni Pedro Sánchez, ni todo el consejo de ministros podrían aguantar sus arrebatos. Incluso puede que ni su mirada.

Y es que no hay manera de convencer a estos re-escribidores de la historia de que Franco ha muerto.

Y no será porque no se lo digamos casi cada día o porque falten pruebas documentales. Ya nos lo anunció un lloroso Carlos Arias Navarro y lo destacaron todas las publicaciones españolas de ese mismo día.

Y, por mucho que insistan en lo contrario, muerto Franco murió el franquismo. Entre otras cosas porque nunca tuvo ideología propia por lo que tuvo que montar una sobre la marcha aunando los fundamentos de la Falange Española, de la Comunión Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista. La famosa Falange Española Tradicionalista y de las JONS

Podrán haber personas con ideologías de ultra derecha, muy pocas a juzgar por su casi nula presencia en los medios sociales o en las calles, pero franquistas, lo que se dice franquistas, casi podrían comer juntos el día de Navidad sin romper las normas sanitarias contra el coronavirus a juzgar por la muy escasa presencia de visitantes a su tumba en el cementerio de Mingorrubio.

Fachas sí. Fachas los hay a montones si atendemos, como siempre hago, a la definición de la RAE:

[facha]

NOMBRE FEMENINO

coloquial

Aspecto o apariencia exterior de una persona, animal o cosa, en especial cuando son ridículos o desagradables.

coloquial

Persona o cosa muy fea, ridícula o extravagante.

Que, curiosamente, cuadra mucho más con el aspecto de Pablo Iglesias que con el de Casado o el de Abascal, pongo por caso.

Y volviendo al tema que me ocupa, propiedad del Patrimonio sí que serán la mayoría de los objetos allí trasladados desde otros lugares  durante la época en la que lo ocupó Franco y su familia. Objetos que deben ser restituidos a donde corresponda para dejar las estancias como estaban antes de la ocupación. Las estancias y su extraordinaria biblioteca. Como las dejó Doña Emilia.

Pero ¿el edificio y sus jardines? Si nunca pertenecieron a Patrimonio, ¿qué razón hay para que se incaute de ellos?

Estos son propiedad, o de la familia Franco, que parece que no, o del pueblo gallego que, en mi opinión, parece lo más procedente.

Y si me apuran, para redondear la jugada se deberían trasladar los restos de Doña Emilia a este lugar que siempre fue donde quería que la enterraran.

Leído en la prensa el “03/05/2018 21:50 “

La escritora Emilia Pardo Bazán está enterrada en Madrid, algo muy sorprendente y que no todo el mundo sabe, ya que ella siempre se pronunció sobre su deseo de ser enterrada en el Pazo de Meirás. Pero, ¿por qué está enterrada en la Basílica de la Concepción de Madrid y no en su Galicia natal? El motivo tiene que ver con un dramático episodio familiar.”

Episodio que ni conozco ni me importa. Como tampoco me importa la ideología política de Doña Emilia, ni su aspecto físico. Era una gloria de las letras que no puede ni debe compartir honores con Franco.

10/12/20