Parece que, ¡por fin!, y después de trece años desde que fundó el partido, hemos descubierto el verdadero objetivo personal del hiperactivo líder de Ciudadanos: ser líder de la oposición en el parlamento español.
Como es lógico necesitará cambiar algo en los fundamentos de las matemáticas porque, hasta ahora, ese título lo ostenta el que tiene mayor representación parlamentaria después del ganador, pero no pasa nada. Aplicamos coeficientes correctores por tanto por cien de crecimiento, o por otros factores de valor añadido, le echamos valor y gesto de “es lo lógico”, y solucionado.
¿Y el partido? Seguimos sin saber qué es lo que quiere hacer además de coleccionar votos. De momento han retirado a Inés Arrimadas de la política catalana cuando ha sido un excelente contrapunto parlamentario a los independentistas, dejando esta función a otros con menor nivel. ¿Para qué?
Aunque es cierto que su mayoría en votos no sirvió de nada porque no quisieron “quemarse”, muy de Ciudadanos, con una moción de censura que iban a perder. Lamentablemente por una vez tengo que reconocer que Quim Torras tiene razón cuando dice que la única huella que dejará la excelente parlamentaria cuando se vaya es el silencio. Silencio en actuaciones reales, de utilidad para Cataluña y para sus votantes.
El líder en Madrid, Ignacio Aguado, se pasó toda la legislatura “aconsejando” a Cristina Cifuentes, que realizó una excelente tarea política enturbiada por sus graves problemas personales, sin dejar de anotarse todos los éxitos de la presidenta como si fueran suyos porque, según ellos, se debieron a su “marcaje”. Todo ello sin haberse despeinado.
Así, dando consejos sin asumir responsabilidades de gobierno, cualquiera triunfa. Ahora se dedica a pasearse del brazuelo con Angel Garrido, otro ejemplo de coherencia política, que se dio cuenta de que no estaba en el partido adecuado justo cuando no le nominaron para el puesto que él quería.
Y si Rivera cree que por ese camino va a llegar a alguna parte que valga la pena es que no conoce muy bien al electorado español. Yo tampoco, pero él menos.
Porque ha colocado a Ciudadanos en una especie de tierra de nadie, desde la que trata de crecer robando votos al PP, partido del que conocimos el techo y del que ahora conocemos el suelo, que no va a perder más votos que los que ya ha perdido, al menos en dirección Ciudadanos, porque por la derecha VOX sigue siendo una incógnita a corto plazo.
Ni tampoco va a conseguir más votos del PSOE, por muy desconcertado que esté su electorado y la “vieja guardia” por los quiebros del actual Partido Sanchista Obrero Español, porque en su gran mayoría tienen orgullo de su historia pasada y preferirán abstenerse, como han hecho en Andalucía, que votar a otro partido.
Por lo que, en mi opinión, Ciudadanos nunca serán el partido mayoritario del centro derecha y, aunque lo fueran, no contarán con los escaños necesarios para gobernar. Mucho menos si llegado el momento tiene en contra al que puede ser su aliado natural, el PP, seguramente muy cabreado con ellos por sus campañas y desahogos contra el partido y su líderes, y porque es el que más electores les ha “robado”.
Luego, si las cosas son como parece que pueden ser, y los votos del PP y Ciudadanos pueden estar en cualquiera de los dos lados, ¿hay alguna solución que no sea pactar acuerdos sólidos sobre temas de estado, e incluso acudir a las elecciones, según donde, con listas únicas?
Pero para ello es necesario visión de futuro, generosidad, e interés por España y los españoles. Sin tanto personalismo.
Algo parecido a lo que puede hacer el PSOE y Podemos, aunque, mira tú por donde, sería más difícil porque en esos dos partidos, especialmente si resucita la masa del antiguo PSOE, hay muchas más diferencias ideológicas y de cómo debe ser la organización social y del Estado.
Lo mío es pura ciencia ficción, pero, ¡que quieren! Yo sí que he visto OVNIS. Palabra de honor.
Por cierto. Lo de Iceta en el Senado no me parece nada mal, suponiendo que Sánchez lo haya hecho por lo que yo creo que lo ha hecho.
Aunque quizás sea mucho suponer.