El camino de VOX hacía la Ínsula de Barataria.

Lo sucedido recientemente en la Comunidad de Castilla-León como consecuencia del resultado electoral es algo casi imposible de valorar como bueno o malo a largo plazo, aunque de momento, invita a ciertas reflexiones. Reflexiones a pie de calle, naturalmente, porque las siempre falsarias “altas esferas de la política” hace mucho que no reflexionan. Se limitan a lanzar consignas interesadas, prefabricadas y acordes con el ideario de cada cual.

La primera es que a estas alturas parece que la decisión de convocar elecciones no tiene padre, que “entre todos la mataron y ella sola se murió”. Los mortales entendimos y nadie lo desmintió, que se adelantaron a instancias de la dirección nacional del PP, pensando que soplaban vientos favorables y que ocurriría lo mismo que en la Comunidad de Madrid con el tirón de Isabel Díaz Ayuso. Solo que algo se torció por el camino y las desavenencias de Casado con la que fue otrora su brazo armado, provocó un retroceso en las expectativas del PP y un ascenso, casi regalado, de VOX.

El pretexto, la posible moción de Ciudadanos, puede que fuera cierta, pero tenía toda la pinta de ser una coartada muy traída por los pelos.

Lo segundo es que, llegados a este punto,  Alfonso Fernández Mañueco se encontró con una patata caliente, muy caliente, porque una vez que el resto de los partidos representados en la cámara no aceptaron ningún acuerdo, solo tenía dos opciones: Pactar con VOX, o repetir elecciones, lo que hubiera resultado especialmente dañino para su comunidad y, muy posiblemente, para obtener los mismos resultados. Probabilidad que me viene al pelo para repetir una de mis frases favoritas, tan oportuna en este caso: “locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando resultados diferentes”.

Y, como era de esperar, el gobierno de la nación, el PSOE, todos sus aliados parlamentarios y los medios que les son afines, se apresuraron a rasgarse las vestiduras, a sacar de su jaula el sangriento dóberman de antiguas campañas y a anunciarnos catástrofes sin cuento, no solo para la comunidad en cuestión, sino para España entera e incluso para la propia Comunidad Europea.

Catastrofismo alentado por el propio Casado en su inoportuna visita al Grupo Popular del Parlamento Europeo, olvidando de forma inexplicable que fue él mismo el que alentó a que se disolviera el parlamento y que, por tanto, es responsable directo de sus consecuencias, por acción u omisión, aunque la idea partiera de su ex secretario de organización.

No voy a entrar en lo dicho por la oposición castellanoleonesa, aunque es de cajón plantearse qué si tanto interés tenían en que VOX no entrara en gobierno, les hubiera bastado con abstenerse en la elección del presidente, sabiendo que, de haberlo hecho, hubieran tenido al PP cogido de salva sea la parte y en total indefensión política.

Pero las cosas están como están: VOX tiene la presidencia de las cortes, la vicepresidencia del gobierno y creo que tres consejerías. Y se ha firmado un pacto de gobierno que no he leído porque, diga lo que diga y como ha ocurrido con todos los firmados a nivel autonómico, incluso a nivel nacional, o no se cumplirá literalmente o se buscarán fórmulas para que parezca que “sí”, pero que será que “no” en cuanto surjan verdaderos conflictos.

Y no olvidemos que el señor Mañueco está en debilidad, pero sigue teniendo la potestad de disolver las cortes y convocar elecciones si le aprietan más de lo que puede o debe soportar. Y puede que, si se da el caso, el no pasar por determinado aro le proporcione una autoridad que parece muy menoscabada en este momento. Y al señor Mañueco no le temblará el pulso como le tiembla al señor Sánchez, porque no creo que haya cambiado el colchón de su residencia oficial, si es que la utiliza y no tendrá ningún interés personal en mantener el cargo. Ninguno.

A partir de ahora y como voy a hablar de VOX y de sus circunstancias, recuerdo lo que he publicado en tantas ocasiones: es un partido con el que no comparto en absoluto parte de sus objetivos políticos, objetivos políticos, repito, pero que es legal y por tanto tan democrático como cualquier otro, o quizás más que otros. Y por eso he repetido lo de “objetivos políticos”.

Y, en mi opinión, puede resultar muy positivo que VOX, que nunca ha querido “mojarse”, pase de predicar a dar trigo y asuma responsabilidades de gobierno. Responsabilidades en una comunidad autonómica, lo que parece un contrasentido dado que una de sus manifestaciones más conocidas es cuestionar la utilidad del sistema autonómico, que pide eliminar o limitarlo a cuestiones puramente administrativas, sin capacidad para tomar decisiones políticas que solo deben corresponder a las Cortes o al gobierno de la nación.

Porque ahora, estando los amigos de VOX en el gobierno, no van a tener más remedio que gestionar los recursos de que dispondrán para la mejor atención y los servicios a la ciudadanía. A toda la ciudadanía y sin capacidad de modificar leyes estatales aplicando su ideario. Aunque se esforzarán, como no, de hacer parecer lo que no es, dejándose llevar por su populismo tradicional.

He leído en titulares acuerdos como promover una ley de “violencia intrafamiliar” que protegerá a “menores, mayores, mujeres, personas con discapacidad o personas vulnerables”,  o que “el gobierno de Castila y León promoverá una inmigración ordenada que, desde la integración cultural, económica y social, y en contra de las mafias ilegales, contribuya al futuro de la región

Son textos asumibles en sus planteamientos y puro humo desde el punto de vista legal, porque, repito, ninguna comunidad puede promulgar leyes que contradigan las estatales, de rango superior.

Y la prueba de fuego de su futuro como partido estará en su comportamiento en el gobierno de la comunidad y en sus iniciativas parlamentarias. Porque de los otros “ultras”, los de la izquierda o los nacionalistas, sí que sabemos lo que han hecho y lo que han pretendido hacer, entre otras cosas dar un golpe de Estado, trabajar para cambiar la forma de gobierno, deslegitimizar a los otros poderes del Estado cada vez que sus decisiones o sus sentencias no se ajustan a sus planteamientos políticos o sociales y, siempre, encubrir al gobierno cuando toma decisiones que debilitan el contenido de la Constitución o no practica esa transparencia informativa que tanto pregonó antes de alcanzar el poder, alegando inexistentes secretos de Estado.

Y, ya metidos a gobernar, de aquellos revolucionarios nacidos del 15M, el Podemos que defendía la democracia asamblearia, apenas quedan restos. Sus dirigentes viven en otros lugares, viajan en coche oficial y, todo lo más, hacen alguna declaración de vez en cuando sobre temas varios para hacerse ver. Para aparentar que siguen en la brecha.

Pero de VOX no hay ningún historial de gestión. Solo mucho bla, bla, bla y repetir una y otra vez lo que harán cuando lleguen al gobierno de la nación, cosa que nunca conseguirán.

Y hasta puede que aprendan la lección del casi extinto Ciudadanos, partido que tuvo un gran auge en un determinado momento de la historia reciente y eviten querer ser “califa en lugar del califa”, el gran error de Albert Rivera y limitarse a influir, que no es poco, en lugar de presidir gobiernos.

Porque no olvidemos que la mayoría de los actuales votantes de VOX fueron otrora el ala más conservadora de AP y del PP, sin que eso supusiera un grave problema de convivencia con el resto de las “familias” internas.

Por lo que, en mi opinión, tenemos por delante un interesante experimento político que valdrá la pena seguir y del que podremos sacar conclusiones.

Elecciones del 10 N. ¿Lecciones aprendidas?

Otra vez tenemos resultados electorales y es hora, otra vez, de que los políticos analicen lo sucedido y tomen medidas para no repetir los mismos errores. Aunque, visto lo visto en los últimos años, dudo mucho que conserven ese mínimo de lucidez necesaria para saber qué es lo que conviene a España y  para reconocer que han perdido la sensatez.

Pero también nosotros, los votantes, podemos y debemos dar nuestra opinión.

Y mi primera conclusión es que los  6.752.983 votos que ha mantenido el PSOE no son de Sánchez. Son del PSOE. Y no es lo mismo. Porque ese es un gran partido, con mucha historia y muchos servicios a la nación, al que sus militantes “de toda la vida” no abandonarán hagan lo que hagan sus líderes de cada momento.

Y me baso en que el presidente en funciones, que ha tenido a su disposición todos los mecanismos de propaganda y de influencia del Estado, como ha sido la radio y la televisión públicas, el CNI de Tezanos, los consejos de ministros de los viernes, y las ruedas de prensa de todos sus ministros ha empeorado sus resultados.

Un candidato que, pese a contar con el apoyo de la prensa y cadenas de televisión “amigas” ha sacado los resultados que ha sacado, es porque  sus  votantes naturales no confían  en él.

Y, como ocurrió en Andalucía, los “menos PSOE”, se han abstenido.

Por eso, insisto, creo que los votos son del PSOE y no de Sánchez.

Y mi segunda reflexión tiene que ver con VOX. Afinidades al margen, no tengo ninguna duda de que se trata de un partido legal y, por mucho que se insista en tratarlos de antisistema, xenófobos, racistas, o machistas, son perfectamente homologable. Una buena parte de sus postulados son razonables y todos, incluidos aquellos que nos crean más suspicacia, son constitucionales porque se trata de propuestas discutibles, pero no ilegales.

Y, si me apuran, mucho menos peligrosas para la sociedad que las de algunos partidos de la izquierda y sus ideas sobre la unidad de la nación, las políticas fiscales, y/o los modelos de estado basados en el control de los poderes, según las antiguas dictaduras el proletariado y siguiendo modelos fracasados en sud américa. Pero como la izquierda tiene el monopolio de la ética,  estos partidos solo son “progresistas”.

Pero que no se pasen de frenada. VOX nunca será partido de gobierno porque no tiene base suficiente. Podrá tener influencia, eso sí, pero deben ser muy prudentes a la hora de aplicarla. Tienen un ejemplo excelente: el caso de Ciudadanos.

Partido que pudo tener un gran protagonismo, que podría haber sido mayor  si hubieran aceptado formar gobierno con Rajoy, primero, o con Pedro Sánchez después. Pero a su líder le pudo la fantasía y pensó que, porque no, podía ser “califa en lugar del califa”. Y esa ensoñación le nubló el juicio y le hizo tomar decisiones tan contradictorias que, al final, sus votantes se han cansado de idas y venidas y les han abandonado.

Y a VOX puede ocurrirle exactamente lo mismo. Abascal, que es persona inteligente, debe saber que sus votantes vienen de dos bancos diferentes. Los que creen en otro modelo de nación, menos transigente con los que se saltan las normas, y los “cabreados”, que han llegado desde todas las ideologías por la falta de sensatez y de soluciones de los grandes partidos.

Pero si, ¡quiéralo Dios! como se decía antes, PSOE y PP llegaran a pactos de estado y se tranquilizan las cosas, en VOX solo se quedarían los del primer grupo. Sus votantes naturales.

En resumen: tal como lo veo, VOX es un partido para quedarse porque tiene una ideología que se solapa menos con la de los otros partidos, pero no con la representatividad que las circunstancias y la ineficacia de los otros partidos les han proporcionado.

De hecho VOX no hubiera necesitado hacer una gran campaña. Ya se la han hecho los otros partidos, especialmente el PSOE y su empeño en meter la exhumación de Franco en la campaña electoral. Eso como y otras insensateces como tacharlos de ultra derecha peligrosa o similares.

Otra vez, las cosas de Ciudadanos

Cada vez estoy más convencido de que Ciudadanos, más que un partido político, es una especie de pasatiempo de “descubra los siete errores”, porque es imposible seguir sus razonamientos y mucho menos sus idas y venidas en sus planteamientos políticos. Ya hace más de un año que lo definí como “partido yenka” por sus regates y su “izquierda, izquierda, derecha, derecha, adelante, detrás, un dos tres”

A poco que se les siga, parece un partido nacido sin más objetivo que  “participar” en el juego político, pero jugando y aconsejando, solo juzgando y aconsejando, desde lo más alto de los torreones. Bajar al suelo no, por favor, que ensucia los zapatos. Sé que ahora cogobiernan en Andalucía, pero es porque no han tenido más remedio y después de ponerse un mono de laboratorio para protegerse de  los gérmenes de VOX, un partido que es radical, sí, pero constitucional y constitucionalista.

Ayer, día 3 de junio, se ha reunido su Comité Ejecutivo y parece ser, con Ciudadanos siempre parece ser, que han decidido negociar, pero de forma que sea imposible llegara  ningún acuerdo con nadie, y sin ninguna opción de participar en posibles soluciones a la grave situación del momento. Más bien complicándola.

Aseguran quererlo  hacerlo con el PP, al que definen como “su socio preferente”, pero no quieren nada, absolutamente nada, de VOX, por lo que ya me contarán para que servirán los pacto con el PP, solo con el PP,  si no pueden alcanzar  ninguna mayoría.

Y han dicho literalmente que Ciudadanos buscará «acuerdos centrados, moderados, liberales y a dos» y por eso no va a «entrar a negociar gobiernos y acuerdos a tres donde puedan estar Podemos, Vox, o nacionalistas«. Eso mismo. Está claro que para ellos es lo mismo VOX que todos los demás.

Y por su izquierda, con el PSOE, dicen que lo harían “donde los dirigentes socialistas «se desmarquen» de las políticas del Gobierno de Pedro Sánchez, en particular en materia territorial, y acepten una serie de propuestas básicas de Cs

Lo que, de entrada, descarta al gobierno central, y a todas las autonomías, porque no creo que ningún presidente autonómico acepte semejante componenda.

Luego estamos donde estábamos, pero más confusos. Ciudadanos continúa con su extraña estrategia de conseguir votos, que tampoco los está consiguiendo de forma importante, sin darles ninguna utilidad cuando los ha conseguido.

En este momento podrían influir en el gobierno de la nación pactando con Pedro Sánchez entrar en el gobierno, lo que sería excelente para España y para el propio partido. Y también podía formar parte de gobiernos regionales y ayuntamientos con el PP atemperando los bríos de VOX, pero no. Prefieren su torre de marfil.

¿Alguien puede explicarme cuales son los objetivos reales de este partido? Yo me lo he preguntado varias veces, pero no hay forma de que me contesten.

¿Se acuerda de que hace cuatro días un Podemos pujante no quiso entrar en el gobierno de la nación porque no les daban suficiente poder, teniendo seguras varias carteras? Creían, los muy ilusos, que su pujanza era real y que en unas nuevas elecciones conseguirían ser la lista más votada.

Ahora están mendigando un ministerio, aunque sea por caridad, y si se lo dan será porque al PSOE le interesa mantener vivo a un Podemos controlado que meterse en otros charcos. Porque fuerza para exigirlo no tienen ninguna

Recuerde, señor Rivera, y tome nota: “Sic transit gloria mundi”. ¡Como recordarán esta frase los “podemitas”!

Y aplicando un mal símil con una de esas leyendas de los relojes de sol de las antiguas ermitas y monasterios que siempre me han interesado por lo duro de sus mensajes, hay una que parece de aplicación en su caso, aunque sea muy traída por los pelos.

Omnes vulnerant ultima necat” (todas hieren, la última mata).

Se refiere a las horas, naturalmente, pero quizás, en su caso, sea aplicable a sus decisiones.

Me temo Sr. Rivera, que hemos avanzado muy poco. Creía que su famoso cartel electoral de hombre desnudo quería representar a un candidato sin nada que ocultar en bolsillos y mochilas, pero me temo que no era una figuración, sino una realidad. Porque el tiempo está demostrando que no traía nada de nada. Ni siquiera un bloc en que hubiera anotado cual era su proyecto. Que pensaba hacer en los próximos años.

Ahora ya lo sabemos. Improvisar.