El discurso del Rey. Del Rey de todos los españoles.

No se trata tanto de comentar el discurso del Rey, que me pareció muy correcto y adecuado al momento político, como  de analizar las reacciones de los partidos políticos.

Sobre la opinión del los independentistas catalanes no vale la pena perder tiempo. Han dicho lo esperado dado sus intereses y el nivel intelectual de los opinantes.

Lo indignante para mí fue el comentario de Aitor Esteban Bravo, portavoz del PNV, respaldado por sus siete apellidos vascos y con esa cara de mala leche que reserva para ocasiones especiales. Se quejó de que no mencionara al País Vasco. ¿Acaso hablo de Valencia, de Aragón o de Galicia? Habló de todos los españoles citando expresamente a los solidarios, a los ciudadanos y sus aspiraciones, y a la necesaria convivencia. Pero claro, se trata de seguir insistiendo en esa especie de superioridad de raza, tan inventada como absurda, para ver si cuela. En ese eterno ponerse de puntillas para simular que se es más alto que nadie.

Y se atrevió a decir, tan puesto en razón él, que “el mensaje fue un mero enunciado, un baño de autoestima que exhibe un estado inseguro, en crisis”. Dicho por personas, como él, que ni necesita abuela para resaltar sus valores, ni tienen ningún empacho en inventar la historia menos creíble de toda España en cuanto a reinos históricos  o nacionalidades se refiere. Inventos que ofenden la inteligencia de los españoles, menos la de los poco documentados que se creen todo lo que dicen personajes interesados en cambiar la historia, como el que nos ocupa.

Porque lo que ahora es País Vasco empezó a conocerse como tal en el siglo XIX. Hasta entonces, la zona confusa de los montes y las tierras altas de lo que ahora es país vasco y parte de Navarra, estaban pobladas por aldeas o parroquias, y caseríos aislados, sin ninguna sensación de ser “un pueblo”, como ocurrió anteriormente con la cultura celta.

(Algunos párrafos de mi artículo “La historia que no estudió el lendakari Ibarretxe”, publicado el pasado mes de junio. https://jlmartinezangel.com/2019/06/11/la-historia-que-no-estudio-el-lendakari-ibarretxe/

“Y, en cuanto a la escritura en euskera, el  Instituto Vasco Etxepare, dice que: “El euskera es una lengua genéticamente aislada: es decir, no pertenece a ninguna familia lingüística conocida. Tampoco el origen de esta lengua está muy claro. Los primeros textos escritos en euskera datan del siglo XVI, aunque ya en el siglo X se conocen cantares, expresiones o vocablos escritos que aparecen insertados en otras lenguas. Aun así, el primer libro escrito en euskera es Linguae Vasconum Primitiae, escrito por Bernard Dechepare en 1545.”

¡En 1545! Unos cincuenta años antes de que Miguel de Cervantes escribiera el Quijote.  En pleno Siglo XVI, el del Renacimiento español.

En el que se dan más detalles de lo insostenible de sus teorías de raza superior y territorio histórico. Fue una cultura singular y respetable, muy respetable, de agricultores y ganaderos)

Que este señor, representante de una autonomía que no retrasmite el discurso del Rey de España en “su” televisión pública y que dedica horas a potenciar los comentarios de todos los disidentes,  reclame para sí y para los suyos un trato preferencial, es sencillamente indignante.

Porque, como ocurre con todos los nacionalistas radicales, no representa a todos “los vascos”, sino a los pertenecientes a ese grupo de visionarios sin base y parásitos insolidarios que es el PNV, encubridor de ETA en otros tiempos y chantajistas profesionales en la actualidad. Envolviéndose, eso sí, en la bandera de su autonomía, lo mismo que hacen los independentistas catalanes. Como si ellos fueran los únicos vascos con autoridad, los ciudadanos, los “aristos” de las tierras vascas.

Vengo diciendo mucho tiempo que el gran peligro no es el independentismo catalán, que dará mucha guerra y nos causará mucho dolor durante bastante tiempo, pero que está políticamente muerto aunque parezca renacer de sus cenizas por la necesidad de apoyos de nuestro ilustre aspirante a la jefatura de gobierno.

El peligro es el PNV. Partido hegemónico en su comunidad, beneficiada en nuestra Constitución con ese cupo que pagan tarde y mal, si lo pagan, y la aceptación tácita de permitir que Navarra se integre en ella si así lo deciden los navarros. Ambos puntos asumidos por razones políticas del momento y no por supuestos derechos históricos que no existen y que, en todo caso, serían comunes a otras autonomías.

Y consiguiendo más transferencias cada vez que se les requiere para ayudar al “gobierno de la nación”. Y así nos tienen, incumpliendo pagos y  trabajando en la integración de Navarra con la ayuda de Bildu y la inanición política del PSOE de Sánchez. El Partido Sanchista Obrero Español.

Y lo digo desde una cierta autoridad, pequeña, que me otorga el que mis abuelos maternos fueran de Irún y Rentería y de que mi madre naciera en Arrigorriaga. Ningún apellido vasco, como el propio señor Esteban, pero un gran apego y un razonable conocimiento de la situación política del País Vasco.

¡Pobre nación la nuestra que cediendo terreno a los políticos ha llegado a semejante nivel de confusión y mediocridad!

Añadido el 31 de diciembre: Este artículo lo escribí hace dos días y ayer tuve ocasión de conocer parte de lo que el PNV ha “cobrado” por apoyar a la eminencia que aspira a ser presidente nos cueste lo que nos cueste.

Que se sepa, porque habrá mucho oculto,  la autorización a tener selecciones deportivas autonómicas vascas, que no deja de ser una forma de ir creando la imagen de “nación”, impulsar las transferencias, entre ellas parece que han hablado de las de prisiones, “dar cauce al reconocimiento de las identidades territoriales del País Vasco y Cataluña”, y ¡asombroso!, que la guardia civil de tráfico deje de operar en Navarra. Es decir, que un partido de una autonomía, País Vasco, negocie la organización y las competencias de otra, Navarra.

Francamente no entiendo como los sensatos de este país, incluida una gran parte del casi difunto PSOE “de toda la vida”, consienten que este hombre se salte a la torera normas y costumbres pactando con los enemigos de  la Constitución y de la propia España, con el único objeto de seguir habitando en la Moncloa.

En cuanto al PNV, eso es precisamente lo que esperaba de semejantes chantajistas. Y, lamentablemente, no me equivocaba

Los cambalaches del Botánic. Legales, por supuesto.

Leído mientras almuerzo: “El Botánico cambia a patronos por políticos en el consejo del Puerto y pelea por sus sillas

Y continúa: “Los socios del Botánico han roto la tradición de incluir empresarios en los puestos del consejo de administración de la Autoridad Portuaria de Valencia (APV) y se disputan su reparto entre altos cargos y responsables públicos. El primero en ser relevado será el naviero y presidente de la Asociación Valenciana de Empresarios (AVE), Vicente Boluda, que ya no revalida, y le seguirá el presidente de la Confederación Empresarial Valenciana (CEV), Salvador Navarro, aunque no tiene que enfrentarse con el relevo hasta 2021.

Sus sillas entran en el lote de otras dos ocupadas hasta ahora por la eurodiputada Inmaculada Rodríguez-Piñero (PSPV) y el alto comisionado del Corredor Mediterráneo y ex secretario autonómico de la Vertebración del Territorio de la Conselleria de Obras Públicas, Vicent Boira (Compromís)

¡Bien hecho, si señor!

Lo que sigue ya no es de mi cosecha, son algunos párrafos del libro “Devuélveme el poder”, de Miriam González Durántez.

“..Cuando se critica públicamente el número de puestos de libre designación y de interinos y eventuales, se suelen hacer por el coste que representan para las arcas públicas, pero no por el efecto distorsionador del poder que esta lamentable anomalía administrativa tiene en nuestro sistema.

A todo ese enorme número de funcionarios politizados hay que añadirle los que trabajan en el ingente entramado de empresas y fundaciones públicas, tanto estatales como autonómicas o de las diputaciones provinciales, de España. Un auténtico coladero de influencia política, pues los partidos políticos utilizan esas empresas y fundaciones públicas para nombrar agente afín a sus partidos en sus estructuras de Gobierno y así poder controlarlas. Se estima que tenemos más de 500 empresas y fundaciones públicas, más o menos la mitad a nivel estatal y la otra mitad en comunidades autónomas, pero a éstas hay que añadir las de diputaciones y las locales. De nuevo, no hay informes recientes con el número exacto, pero el último inventario publicado por el Ministerio de Hacienda es de 2013 y recoge nada menos que 2.986 empresas públicas y fundaciones a nivel estatal, autonómico y local. Huelga decir que buena parte de ellas son deficitarias. Pero el problema no es el número, ni siquiera el coste, sino la opacidad, porque la falta de transparencia de este tipo de organizaciones es tal que hasta el Tribunal de Cuentas indica en sus informes anuales que no tiene acceso a la información contable de todas estas fundaciones y empresas. Y no hay transparencia porque muchas de estas organizaciones se utilizan para que los políticos canalicen subvenciones y contratos sin el control administrativo que se les aplicaría si las subvenciones y los contratos se gestionasen directamente desde la Administración. No hace falta más que ver los objetivos de muchísimas de estas empresas y fundaciones fantasmas, que no están ahí porque cumplan una misión que no se podría hacer desde la Administración pública. Lo mejor que nos podría ocurrir a los españoles con respecto a esas fundaciones y empresas es que se sometieran al control administrativo ordinario o que simplemente se cerraran.

Poco más puedo añadir.

No llores por mí, Argentina. Mejor lloremos por España.

He de confesar que tengo a los argentinos por inteligentes, dotados de una excelente oratoria, y educados con un vocabulario muy rico. Pero no los entiendo. No entiendo que, después de tantos años, sigan insistiendo en el peronismo, movimiento político-sindicalista que, excepto en su primera fase, los años de Perón, no ha aportado nada positivo a la nación.

Es cierto que Alberto González tampoco tiene enfrente nada que valga especialmente la pena, pero  en todo este tiempo ¿no han sido capaces de encontrar una tercera via  que gobierne y reorganice el país?

Y si algo no puedo entender es que el actual gobierno haya recuperado a Cristina Fernández de Kirchner, una mujer con una gran mochila cargada de corrupción y de otros hechos poco edificantes, y de multitud de sospechas sobre sus manejos y sus chanchullos, incluido algún posible delito especialmente grave.

Pero les agradezco que hayan recuperado para su causa a Pablo Gentili, el que ha sido asesor de Pablo Iglesias y ahora lo será de Cristina, la nueva vicepresidenta que abronca a los jueces en los juzgados cuando la citan para que aclare sus actividades al frente del gobierno.

Personaje controvertido, Gentili,  que en su carta de despedida dice entre otras cosas, que “vuelvo a la Argentina después de casi 30 años. Es extraño volver al lugar del que no te has ido nunca. Pero necesito regresar a una América Latina donde renace el futuro”.

Si Argentina entiende que “renacer el futuro” es retroceder a como estaban hace treinta años, o más, no me extraña su historia reciente en la que pasan de dictaduras militares a gobiernos peronistas, en un trágico bucle del que no pueden salir. Es como un eterno “día de la marmota”.

Pero, bien pensado, es  exactamente lo mismo que pretenden hacer en nuestro país. Un “renacer” de la nación liderado por un aspirante a presidente confuso en sus mensajes, incluso contradictorio,  aunque firme, muy firme, en su objetivo de ser presidente cueste lo que cueste. Aspirante que por no tener ninguna ideología ha adoptado como suya la de Zapatero.

Cogobernando con Podemos, partido absolutista en el sentido de que practica que sea una cúpula la que dirige el partido, aunque lo disfracen con falsa democracia y referéndums amañados. Lo mismo que implantarían en España si algún día gobernaran, cosa imposible. Un poder, el ejecutivo, que controle y domine a todos los demás. Como era costumbre en las dictaduras comunistas, felizmente desaparecidas

Y con el aplauso y la colaboración necesaria de formaciones tan “modernas” como los independentistas catalanes, que reclaman derechos de 1714, derechos de los poderosos por supuesto y no de la ciudadanía, como si fuera el único de los territorios de España que ha sufrido agravios e injusticias históricas, y también de Bildu, del muy peligroso PNV, y de otros partidos de este tipo.

¿En que estaría yo pensando cuando criticaba a los argentinos que han votado peronismo? Al menos el peronismo cree en la nación argentina, y siempre ha actuado como aglutinante de otras fuerzas políticas.

“Cosas veredes, Sancho, que farán fablar las piedras, dicen que dijo don  Don Quijote. Pero, como tantas otras cosas que nos hacen creer, tampoco es cierto que esta frase la pronunciara nuestro caballero andante. Caballero que, según su autor, tenía el cerebro seco de tanto leer.

Aquí hay muy pocos con el cerebro seco de tanto leer, más bien hay demasiados que lo tienen adormilado por leer tan poco.

Un fenómeno a estudiar es que a una parte importante de los españoles, se les ha atrofiado el hipocampo, lugar donde se almacena la memoria a largo plazo, y tienen hinchada la corteza prefontal, el lugar donde se almacenan los recuerdos más recientes, la famosa “memoria histórica”, por ejemplo. Aunque también manifiestan un cierto caos cerebral cuando afirman que la dictadura fue cosa “de ayer mismo”, mientras que lo de ETA es “cosa pasada”.

“Memoria histórica” que sirve, sobre todo, para llenar de piedras el camino y frenar así el avance hacia el futuro mientras discutimos “si son galgos o podencos”.

Y valga como ejemplo la última maldad que ha dejado caer nuestra preclara portavoz del gobierno cuando ha afirmado con toda la solemnidad posible y con esa voz suya grave y pausada,  tan de  profesora reñidora, que el problema de Cataluña no es responsabilidad de los independentistas que proclamaron la república, que montaron el referéndum, que bloquearon y bloquean aeropuertos, estaciones, calles y carreteras, y que queman contenedores.

Es herencia de Mariano Rajoy.  Como diría Federico Trillo, “¡manda huevos!¨. A eso se llama simplificar y tener las ideas claras.

Quizás convenga recordar, por si sirviera de algo, el final de la fábula de Tomás de Iriarte, como escrita para los españoles de hoy, y muy especialmente  para los políticos que han fomentado tantas discusiones inútiles y dañinas que solo sirven para dividir a los españoles.

“Son podencos, vaya,
que no entiendes de eso.”
”Son galgos, te digo.”
”Digo que podencos.”

En esta disputa,
llegando los perros
pillan descuidados
a mis dos conejos.

Los que por cuestiones
de poco momento
dejan lo que importa,
llévense este ejemplo.  

Según versiones, la frase más parecida a la atribuida a Don Quijote es ”Cosas tenedes, Cid, que farán fablar las piedras”, que dicen que le dijo Alfonso VI a Rodrigo Díaz de Vivar en un momento de desavenencias.

Frase que resulta más del momento si sustituimos la palabra “Cid” por “Sánchez”.

¡No llores por mí, Argentina. Mejor llora por España

«Devuélveme el poder», de Miriam González Durántez

Sería buen, muy bueno, que los españoles adquiriéramos más cultura política. Y la cultura se adquiere y se aumenta leyendo o escuchando a personas que aportan datos y argumentos, aunque defiendan posiciones políticas diferentes. A unos y a otros, de todas las tendencias.

No a los políticos, ni a las cadenas de televisión, ni a una buena parte de los tertulianos, que siempre son parciales y torticeros. Muy parciales y muy torticeros.

Estoy leyendo, y recomiendo muy especialmente, el libro  “Devuélveme el poder”, de Miriam González Durántez. Miriam, a la que no conocía, tiene una gran experiencia política, conoce a fondo la organización y el funcionamiento de las cámaras y las democracias europeas y es experta en Derecho Político de la Unión Europea. Actualmente reside en los Estados Unidos.

Este libro defiende el liberalismo entendido como debe ser, no como se define en las múltiples versiones españolas, casi todas interesadas, y reclama, casi suplica, que los políticos devuelvan el poder a la ciudadanía que es donde realmente reside.

Y que se desmonte esta estructura política de nuestro país, tan antinatural. Desmontaje que, en mi opinión, solo podemos realizar los españoles denunciando situaciones  de abuso o mal uso, y con nuestros votos:

En uno de los párrafos del libro dice:

Los partidos políticos en España lo pueden todo, lo manejan todo, lo controlan todo, y nada se les escapa: puestos altos, puestos medios, puestos bajos, puestos nimios, contratos públicos relevantes, contratos públicos irrelevantes, gestión de empresas públicas, reglamentación de empresas privadas, organismos supervisores, universidades, televisión, encuesta, subvenciones… no hay palo que no toquen.  Y lo hacen prácticamente sin control ni límites. Hay pocas democracias consolidadas donde los ciudadanos les hayan cedido a los políticos tanto poder como en la nuestra.

La característica dominante del sistema político español no es la centralización ni la descentralización, no es su sesgo hacia la colectividad ni a la individualidad, no es la monarquía, ni siquiera el parlamentarismo: el rasgo más marcado de nuestro sistema político es, de lejos,  su carácter partitocrático e iliberal. Si una sociedad liberal es aquella en la que el poder reside en cada ciudadano, la sociedad española es justo lo contrario: el poder que por derecho propio corresponde a cada ciudadano español y que a través del contrato social que constituye nuestra norma más básica, la Constitución, se debería haber cedido a los estamentos políticos de forma limitada, trasparente y con garantías ha sido copado por una clase política omnipotente y omnipresente, que se ha hecho con ese poder como si fuera suyo y lo ha expandido a áreas que no deberían tener nada que ver con la política.”

Y más adelante:

Una de las cosas que más llama la atención de nuestro sistema político es la enorme cantidad de puestos políticos que tenemos en España, muchísimos más que en prácticamente todo resto de los países comparables con el nuestro. No hay cifras públicas centralizadas (lo cual ya da una idea del oscurantismo de nuestro sistema), pero se estima que tenemos entre 300.000 y 400.000 políticos para gestionar un país de 46.530.000 habitantes. Para entender lo absurdo de esta cifra no hace falta más que compararla con el número de personas que ejercen otras profesiones en España: tenemos más del doble de políticos que de científicos y cuatro veces más políticos que miembros del Cuerpo Nacional de Policía. Cubrimos toda las necesidades médicas de todos los habitantes de nuestro país (los sanos, los enfermos  ocasionales, los que padecen enfermedades leves y enfermedades largas y complicadas, los enfermos crónicos y los terminales) con la mitad de las personas que tenemos dedicadas a tomar decisiones políticas. Es simplemente imposible que toda esta enorme cantidad de políticos que tenemos en España tengan suficiente trabajo para estar ocupados.

Hasta Alemania que tiene una estructura política federal compleja y que nos dobla por ejemplo en población tiene menos políticos que nosotros”.

El “cambio climático”. Mejor fabricar iconos que tomar decisiones.

Que estamos sufriendo un calentamiento de las temperaturas es un hecho. También es un hecho que los humanos tenemos una parte de culpa. No se cuanta, pero alguna.

Desconozco se si es un ciclo, como otros que ha tenido la tierra, o es un “cambio climático”, pero para todos los efectos es exactamente igual. En cualquiera de los dos supuestos suben las temperaturas y algo hay que hacer. Con urgencia.

A mí no me gusta que se hable de “cambio climático” porque, a su reclamo, Al Gore y otros muchos han ganado mucho dinero dando consejos y conferencias mientras viajaban de un lado para otro con sus muy contaminantes aviones privados. Hablar de “ciclo” tendría mucho menos tirón.

Pero llegados a este punto, ¿qué hacemos? Por lo que estoy viendo, las naciones se tiran los trastos a la cabeza, unos con más razón que otros, y se dividen en  tres bloques principales:

  • Los desarrollados que están tomando algunas medidas, como la Unión Europea
  • Los desarrollados que no quieren saber nada de asunto porque se niegan a frenar la locomotora de lo que ellos llaman “progreso”. Especialmente Estados Unidos.
  • Y los menos industrializados, especialmente la India y China, que argumentan, con razón, que no pueden pedirles que paren la industrialización cuando están tan retrasados con el mundo occidental y desarrollado.

De Rusia, ni sé ni donde está ni lo que está haciendo.

Con el segundo bloque, encabezado por EEUU, poco se puede hacer, salvo esperar un cambio de administración, y que Dios reparta suerte. Porque en este momento tienen el poder, la prepotencia y la inconsciencia. Y es utópico que Europa, más concienciada, trate de penalizarlos si no rebajan la contaminación. Seguro que a Trump se le pondría el dedo tieso.

Y el tercero necesita paciencia y ayudas para que avancen más rápidamente en el cambio de consumibles fósiles por energías renovables o menos contaminantes.

Pero, incluso en Europa, no todos los gobiernos tiran del carro con la misma fuerza. En España, por ejemplo, la consigna es muy clara: populismo, frases bonitas y, como se dice en Valencia, “de forment, ni un gra[1]. Postura bastante parecida a la de otros gobiernos que permanecen subidos a la escalera del miedo a las decisiones, agarrándose a la brocha delos símbolos, los iconos o cualquier otra causa que les permita ganar tiempo y esperar a que otros más concienciados, como los países nórdicos, compensen su falta de acciones efectivas.

Por lo que ahora, ¡que descanso! aplauden rabiosamente a una niña sueca que, muy cabreada,  riñe a mandatarios de la tierra, algunos con botón rojo nuclear, porque, gracias a ella, descubren que “algo hay que hacer”, y además “con urgencia”.

Supongo que no tendrá una intervención directa ante las delegaciones de esta cumbre, pero seguro que recibirá mucha pleitesía por parte de personalidades y autoridades.

¿Se ha visto un cinismo mayor? Es cierto que los ciudadanos necesitamos símbolos visibles, referencias que nos visualicen determinada campaña o determinado proyecto: Iconos, lazos, carteles, pins, banderines, etc.

Pero ¿los gobiernos? ¡Anda ya! A otro perro con ese hueso. Se trata de ganar tiempo y conseguir fotos. Hoy nuestro “en funciones” y parte de sus ministros han ido a IFEMA en coches poco contaminantes, pero ¿a Segovia, a Albacete, o a un concierto en Castellón? ¡Por favor, “que soy el presidente”, tengo mucho que hacer y poco tiempo para hacerlo! Y para eso están “mi” helicóptero y “mi” Falcon.

Y en eso no se diferenciará mucho de otros jefes de gobierno “anti cambio climático”. Los muchos miles de asistentes a este foro, por ejemplo, habrán contaminado en estos días más que muchas industrias en años.

Consigamos titulares y distraigamos al personal. ¡Ni Franco! Aprended del ejemplo. ¡La “niña” cruzando el Atlántico en catamarán! Hay que ofrecerle trenes, coches eléctricos, o alfombras voladoras para que llegue a Madrid como Cleopatra al encuentro de Cesar en la película de la 20th-Century-Fox. ¡Que viene “ella”!

Sigo pensando que los niños y los jóvenes, donde mejor están es en los colegios o los institutos. Y, eso sí, hay que mentalizarlos y educarlos en la protección y el disfrute del medio ambiente. Con la ayuda de los profesores y el ejemplo de los padres.

Y me parece bien que esta niña o cualquier otra persona consiga concienciar a cuantos más mejor. Y que vaya a manifestaciones, como la de esta tarde en Madrid, dé charlas o publique libros. O  que se presente en los botellones afeando a los presentes la suciedad que están provocando.

Y no se trata de criticar a la niña o a su entorno porque no tengo razones para hacerlo. Me falta información, Lo que me parece impresentable es que los responsables de cada gobierno finjan que acuden a su convocatoria para escucharla con aspecto de que van a descubrir cosas,  y de que tomarán nota para hacer algo.

¿Y las soluciones? He leído un artículo de prensa con este titular “las redes sociales son el campo de batalla donde se ganará esta lucha”, contra la contaminación, naturalmente.

Es decir, parece que la batalla se ganará educando, mentalizando, debatiendo. Me temo que con el mismo éxito que se está consiguiendo para erradicar el sexismo, el machismo, el odio al diferente, la violencia doméstica, los botellones invasores y tantas otras anomalías sociales que cada vez tienen más practicantes.

Naturalmente hay que insistir en la mentalización y la educación, pero si los gobiernos no legislan y reprimen infracciones, poco se conseguirá.

Pero, claro, legislar “contra” los usos ciudadanos resulta impopular y hace perder votos.

Un ejemplo de ciencia ficción:

El gobierno español redacta un anteproyecto por el que los plásticos en general, y todo lo no reciclable sea ilegal en un plazo de dos años. Como primera medida, todos los alimentos deberán estar envasados en papel, cartón,  cristal, o metal.

Esta medida se discutirá  en el parlamento y, de aprobarse, que se aprobará porque todos los grupos parlamentarios son “super , super, ecologistas”, entrará en vigor tres meses después de publicarse en el BOE, y se desarrollará en un faseado de implantación que finalizará dos años después de la fecha de inicio.

Naturalmente este decreto obligaría a un reciclado de las industrias de envasados plásticos hacia otros tipos de materiales, y a que las tiendas y las grandes superficies empaqueten las compras de los clientes que no lleven sus propias bolsas, en las que les proporcione cada establecimiento.

Bolsas que deberían cobrar a un precio realmente disuasorio porque la fabricación de papel también es altamente contaminante y deforesta la tierra.

Como es inevitable, esta medida hará que los precios finales de alimentos o materiales envasados suban de precio. Y notablemente, pero será una medida realmente efectiva. Que se podría acompañar incentivando la venta a granel de productos como legumbres, etc., de la misma forma que se hacía hace cuarenta años, cuando se presentaban en sacos de arpillera o en recipientes de madera.

¿A que sería eficaz?

Pero  no soñemos. Pocos gobiernos se atreverán a tomar medidas como esta porque sabe que  nosotros, los compradores ecologistas que vamos a las manifestaciones y nos indignamos cuando vemos imágenes de plásticos en los ríos o en los mares,  o envolviendo a los pobres animales marinos, encajaríamos muy mal el sobrecoste de la decisión.

Y porque las decisiones de algunos gobiernos, el de España muy especialmente, están menos condicionadas por el bienestar de los españoles que por la opinión de los Iván Redondo o de los otros asesores de turno.

Porque estamos en una cultura de los gestos y no de los compromisos y los sacrificios. En una sociedad que reclama derechos y no acepta las obligaciones, que se presentan como “limitaciones”. Recoger plásticos en las playas, sí. Queda bonito. Aceptar  que no se utilicen a cambio de perder “calidad” de vida, no. Y cuando digo calidad de vida, me refiero a la calidad del ocio, no a la verdadera calidad de vida.

Y esto será así hasta que todos entendemos que la calidad ambiental tiene un coste y exige sacrificios. Tendríamos que renunciar a alguna que otra cerveza, a recortar las vacaciones anuales, a no gastar tanto en caprichos varios, etc.

Pero tomar decisiones como las del ejemplo es lo que se le llama gobernar. Sin necesidad de niñas reñidoras que nos cubran las espaldas políticas. Como hizo un gobierno que, hace años,  decidió la muy controvertida ley que prohibía fumar en los bares y sitios oficiales que suscitó una reacción furibunda de los fumadores, pero que terminó imponiéndose.

Ley que se aprobó en el año 2010, siendo presidente del gobierno Rodríguez Zapatero. Presidente que cometió bastantes errores, pero que nunca se movió por intereses personales, sino por su ideología política que superponía a cualquier otro condicionante.

Desconozco cuantos seguidores o “amigos” tiene Greta en las redes sociales, pero seguro que son muchos millones.  Y, esto, que seguramente no utilizará más que para defender sus campañas a favor de la ecología, quiere decir que se ha convertido en una “influencer” muy potente. Puede que la más potente del mundo. Y que si mañana aparece en las redes con un jersey  naranja con cuadros verdes, seguro que los fabricantes de moda juvenil queman las hilaturas fabricando ese modelo.

Insisto. No digo, ni siquiera insinúo que Greta o sus padres estén dedicados a esta lucha por interés, pero puede que más de uno estará ganado dinero a su costa, quizás algunos de los que están soportando económicamente su campaña, que alguien, o muchos, lo están haciendo.

Y, tal como están las cosas, irán apareciendo “niñas símbolo” (digo niñas por la cosa del feminismo) de toda clase y condición.

No tiene que ver con el caso que nos ocupa, que tiene otro color, pero hemos tenido niñas “gravísimas” que han supuesto un gran negocio para sus padres.

Que en todos estos asuntos, y al margen de la nobleza de cada causa, siempre aparece  alguien que, en algún momento, percibe el olor del dinero.

Mi conclusión: que teniendo como tenemos un problema grave, es de exigir a los gobiernos que tomen decisiones aunque sean dolorosas para sus administrados. Y que no pierdan tiempo esperando posibles mentalizaciones de los ciudadanos con mensajes bonitos o potentes campañas de marketing. Y si necesitan a alguien que les riña, que convoquen a los científicos y a los técnicos que, ellos sí, les dimensionarán el problema y les sugerirán soluciones.

Y nosotros, los que podemos hacer algo práctico, menos actos multitudinarios  y más evitar consumos de materiales y combustibles contaminantes, y más obedecer a los gobiernos cuando dictan leyes o recomiendan comportamientos “limpios”.

Y todos, ellos y nosotros, sin hacer política con la ecología.


[1] “Ni un grano de trigo” equivale a mucho hablar y poco resolver.

El “conflicto político” del PSOE.

Pedro Sánchez hizo una campaña afirmando rotundamente, muy especialmente en los últimos días, que no pactaría con los nacionalistas y que no podía dormir pensado en la posibilidad de que Podemos entrara a formar parte de su gobierno.

Y con estos mensajes, lanzados con ese lenguaje corporal estudiado de apretar las mandíbulas hasta hacer que se destaquen claramente sus maseteros, obtuvo 6.752.983 votos.

Pero al día siguiente de las elecciones anunció que habían empezado las negociaciones con Podemos y, como consecuencia natural porque necesitaría más votos, con partidos independentistas. Y lo decidió como primera opción, porque no se había puesto en contacto ni con el PP ni con Ciudadanos.

Lo que le cataloga como mentiroso  profesional con premeditación, nocturnidad y alevosía. No cabe la menor duda de que la suya era una decisión meditada previamente, y  no consecuencia de un fracaso de negociación con los que él llama extrema derecha porque, según aseguran desde los partidos constitucionales, ni siquiera les llamó.

O, mejor aún, actuando como un auténtico trilero de la política que escondía la bolita en un cubilete diferente al esperado.

Pero la cosa no queda ahí y, como necesita los votos de Esquerra, no ha tenido ningún reparo en cambiar su definición de los disturbios de Cataluña, a los que llamaba “problemas de convivencia” por “conflicto político”, definición que muy probablemente tendrá importantes consecuencias de cara a la imagen internacional de lo que está ocurriendo en esa comunidad.

Pero, como buen trilero, también necesitaba comparsas y cómplices, conscientes o inconscientes, para dar una apariencia de normalidad y honorabilidad al timo.

En este caso los comparsas fueron los ministros que afirmaron, unos con más convencimiento, otros más forzados, lo mismo que decía su presidente en funciones. Que de ninguna manera se iba a pactar con Podemos, y menos con los independentistas o los pro etarras.

Los cómplices, la coartada, fueron los 95.421 militantes del PSOE que dieron carta blanca a su decisión de cambiar las reglas de juego y convertir a los que hasta entonces eran indeseables políticos en la única alternativa para formar un gobierno “progresista”. Y digo cómplices necesarios porque estos, los militantes que votaron “sí”, ya conocían la nueva estrategia de su líder.

Que, como he dicho,  nunca se ha planteado otra alternativa porque sabe que, por muchos problemas que tenga para conseguir la investidura y para gobernar, si la consigue,  sus aliados en potencia son los únicos que pueden mantenerle en la Moncloa porque le necesitan mucho más a él, que él a ellos.

Sánchez, aunque fuera actuando contra su voluntad, sabe que podría conseguir el respaldo o la abstención del PP y Ciudadanos si formalizara un pacto de legislatura con los cuatro o cinco puntos más urgentes para los ciudadanos. Podemos y los independentistas saben que sin el PSOE perderían cualquier posible influencia en la política española. Y también el PNV.

Por lo que su tesitura, la de sus “socios preferentes”,  es mantener a Pedro Sánchez cueste lo que cueste. En el fondo Rufián dijo la verdad cuando hablaba de un Sánchez derrotado, pero se equivoca al suponer que lo tienen en sus manos. Sánchez es un superviviente nato y tiene recursos suficientes para salir de situaciones complicadas, como ya ha demostrado en varias ocasiones.

En cuanto a la gobernabilidad, que para cualquier otro resultaría imposible, sería cuestión de ir “comerciando” con “los suyos” cada iniciativa parlamentaria. España es rica en recursos, las leyes se pueden retorcer, y todavía quedan muchas competencias que se pueden transferir.

Y si no, conociendo su mentalidad tan poco democrática y su demostrado desprecio por las reglas del juego, podía pasarse toda una legislatura utilizando repetidamente y con todo descaro el recurso extraordinario del decreto ley. Ya lo ha hecho.

Y con una buena imagen pública, que para eso ha colocado a personas de toda confianza en los medios de comunicación. Para explicarnos cada día lo malos que son “los otros” y lo poco que quieren a España porque no apoyan sus iniciativas.

El problema será, de nuevo, aprobar los presupuestos, pero ¡ya inventará algo!

Y el resultado de toda esta estrategia tan complicada es que 95.421 militantes, el 1,45 % del total de votantes al PSOE, han blanqueado la decisión de este candidato tan poco de fiar.

Pero una cosa es ser militante y otra muy diferente ser votante. Seguro que a una buena parte de los 6.657.562 votantes “no militantes” que le votaron en las elecciones generales se les habrá quedado cara de bobo, pero lo cierto es que ellos se quedan con su cara, y Sánchez con la posibilidad de formar gobierno en unas condiciones diametralmente opuestas a las anunciadas.

Y, mientras y como siempre, el PNV continúa recogiendo las nueces que otros han hecho caer sacudiendo los árboles. Sin ningún sufrimiento en propia carne. Sin despeinarse. En tiempos fue ETA, ahora son los independentistas catalanes los que les están haciendo el trabajo sucio.  

Yo he conocido, desde la distancia claro, a todos los presidente de gobierno que hemos tenido desde la transición, y todos,  ideologías al margen, han tenido muchas luces y algunas sombras. Y todos, a su manera, han trabajado por España y han aportado nuevas protecciones, nuevas ventajas sociales, más libertades.

Hasta que en un determinado momento apareció Zapatero y fue el único verso suelto porque en lugar de seguir avanzando en el camino de la modernización del país, intentó retroceder en la historia y, como consecuencia, descompensó la economía, hizo subir el paro, y provocó un inicio de división de los españoles con su memoria histórica y leyes similares.

Pero Zapatero era un iluminado que creía lo que decía y no era consciente de los daños que causaba. Incluso ahora, que trata de hacernos creer que Otegi fue el gran conseguidor de lo que él llama “el final de ETA”. Y para ello no puede  usar el término real, “la derrota de ETA”, conseguida por las Fuerzas de Orden Público con la colaboración de Francia y otros países,  y por la valentía y el sacrificio de tantos políticos, personal de la judicatura, o simples civiles.

Decir “el final” suena a ambiguo. Derrota es mucho más real, porque ETA no decidió su final por propia iniciativa. Se disolvió cuando perdió toda su capacidad operativa y gran parte del apoyo ciudadano.

La versión del ex presidente es mucho más simple y pretende dar un cierto aire romántico a lo que solo fueron actos criminales realizados por asesinos.

Nosotros, los que vivimos esa época, sabemos la verdad absoluta: que ETA ejecutó a más de ochocientos cincuenta españoles de toda condición, realizó un montón de secuestros y provocó ni se sabe cuantos heridos,

Y que parte de todos estos hechos luctuosos, terribles, fueron posibles gracias a la colaboración del propio Otegui.

Pues bien, según la versión más simple de  Zapatero, da la impresión de que una mañana cualquiera, estando ETA en su total plenitud,  el “hombre de paz” se levantó y decidió que aquello se había acabado.

Pues bien. Doy fe de que muchos españoles de hoy, lo escuchan y se lo creen.

Entre ellos el propio Zapatero que, como digo, es un iluminado que actúa como Don Quijote, porque cree ver gigantes donde solo hay molinos. O quizás como Sancho que solo veía molinos cuando le decían que habían gigantes.

Sánchez no. Sánchez es un hombre de gran ambición, con muy poca ideología política, y con un ego desmesurado, que ha aprovechado todas las oportunidades que se le han brindado para medrar a costa de quien fuere y de lo que fuere.

Y utilizo la segunda acepción del diccionario de la RAE que dice “Dicho de una persona: Mejorar de fortuna aumentando sus bienes, reputación, etc., especialmente cuando lo hace con artimañas o aprovechándose de las circunstancias.”  

Lo que en la empresa privada se conoce como un escalador, un “trepa”. Que no tiene nada que ver con las personas que tienen interés en promocionar dentro de sus empresas, y lo hacen con buenas artes, preparándose para ello y actuando con honradez.

Lo trágico de esta historia es que el PSOE poco puede hacer para  renovarse porque el comité ejecutivo actual es un auténtico fortín que impide cualquier asalto. Ni siquiera una escaramuza. Nunca un Secretario General del PSOE tuvo tanto poder como lo tiene él. Nunca el PSOE tuvo menos democracia, por mucho que se trate de dar una falsa visión de consultas a militantes con preguntas dirigidas.

Sánchez, con la ayuda de unos pocos incondicionales de rango menor, hicieron una especie de OPA hostil al partido, al PSOE, y la ganó. Y llegados a este punto no puedo evitar que la ejecutiva actual, que es tanto como decir todo el partido, me recuerde bastante al antiguo sindicato vertical del franquismo. Algunas frases rimbombantes, pequeñas discrepancias, pero en lo que se refiere a la toma de decisiones, y como su propio nombre indicaba, total verticalidad. De arriba abajo, naturalmente.

El PSOE de “antes”, cuando era partido democrático, tuvo y mantuvo familias como Izquierda Democrática, la Unidad Socialista de Tierno Galván, o Izquierda Socialista, posiblemente el ala más radical. Y un montón, legión, de militantes con fuerza y criterio como Alfonso Guerra, Ramón Rubial, Felipe González, Pablo Castellanos, Luis Gómez Llorente, el mencionado Tierno Galván, Francisco Fernández Ordoñez, Eduardo Sotillos, Solana, Barrionuevo, Boyer, Solchaga, Barón, Moscoso, Felix Pons, Leguina,  de la Cuadra-Salcedo, Ernets Lluch, Nicolás Redondo, o más recientemente, Rubalcaba, Maria Teresa Fernández de la Vega, o Carmen Chacón. 

Y esta relación de nombres solo es una pequeña muestra de la gran cantidad de grandes políticos que colaboraron en la transición, engrandecieron el partido y trabajaron para la nación.

Pues bien, en este momento, todos ellos juntos serían incapaces de poder convocar un Congreso Extraordinario abierto para valorar los nuevos tiempos y las nuevas estrategias, que es lo que está necesitando el partido, porque el PSOE actual es Pedro Sánchez, solo Pedro Sánchez,  y nunca lo permitiría.

Y todos los citados anteriormente tenían en común, pisotones, zancadillas y algún que otro navajazo al margen, que eran, ante todo, socialistas, y que les unía un proyecto superior a sus propios intereses.

Un PSOE que se adaptó  a los nuevos tiempos y que en su XXVIII Congreso renunció a que el marxismo fuera su ideología oficial. Me refiero, ¡que añoranza! a un PSOE presidido por Felipe González, y con cuadros de ministros y representantes de mucha calidad.

Por lo que, al margen de quejarnos, escribir, advertir y rebelarnos, poco podemos hacer. El PSOE está encallado en un fondo  muy rocoso, y la única forma de regeneración posible es que Sánchez fracase y tenga que retirarse.

Y es una solución que me da pánico que se produzca, porque para llegar a ese punto tendría que dejar tras de sí tal cantidad de brechas  en nuestro sistema político, económico y social, que costaría mucho tiempo repararlas. Y la peor de todas, la más dolorosa, la división que está creando a los españoles.

Por lo que creo que es el PSOE de Pedro Sánchez y no Cataluña quien tiene un verdadero “conflicto político”

Las medias verdades de la Ministra Celaá y del Conseller Marzá

Los dobladores de películas del oeste de mi infancia y mi juventud, aquellos que hacían que los indios americanos hablaran siempre en infinitivo, afirmaban en sus traducciones que los pobres indígenas, eternamente traicionados por los invasores de sus territorios, afirmaran que “hombre blanco hablar con lengua partida”, comparándolos con las muy traicioneras serpientes, las de las lenguas bífidas.

Pues bien, lo mismo podríamos decir de una buena parte de los políticos en ejercicio, por su talante mentiroso, su afición a “interpretar” la verdad a su acomodo, o por su habilidad para decir “verdades a medias”.

Y últimamente escucho muchas relacionadas con la Constitución Española, cuando se debería de esperar todo lo contrario de nuestros representantes. Iluso nací, iluso crecí, e iluso moriré, pero creo que una de sus obligaciones es cumplir las leyes, cambiarlas o ajustarlas a los tiempos cuando fuere necesario,  y ejercer una labor didáctica entre nosotros, sus electores o sus posibles electores.

Me explico: El otro día comentaba mi opinión sobre la curiosa afirmación de la Ministra Isabel Celaá cuando negaba “la constitucionalidad de la elección de enseñanza religiosa.”

Afirmación que, según leí en la prensa, repitió nuestro Conseller d’Educació,  Vicent Marzá. Conseller que, curiosamente, parece poco amigo de moverse en el terreno de la legalidad institucional a juzgar por las varias sentencias judiciales que condenan algunas de sus decisiones.

En ambos casos solo es una verdad a medias, que parece verdad si leemos el texto constitucional, y no consideramos ni los cambios sociales, ni los desarrollos legales de la propia Constitución.

La Constitución sí dice que el estado protegerá la “enseñanza religiosa”, pero, efectivamente, no habla para nada de los centros concertados, ni privados ni religiosos. Y muy probablemente es en lo que se apoyan, con lengua partida, nuestra ministra y nuestro conseller.

Porque la Constitución, y ahí está la trampa de sus afirmaciones, se desarrolló o debió ser desarrollada en muchos puntos. Y si no se hizo fue porque no se consideró necesario, y porque se redactó partiendo del principio de la buena fe y del pacto.

Y pongo un ejemplo. La decisión que tomó Felipe Gonzales sobre la enseñanza concertada fue posterior a la redacción del texto constitucional, pero no lo contradecía en absoluto. Este es el texto:

5. Los poderes públicos garantizan el derecho de todos a la educación, mediante una programación general de la enseñanza, con participación efectiva de todos los sectores afectados y la creación de centros docentes.

6. Se reconoce a las personas físicas y jurídicas la libertad de creación de centros sostenidos por la Administración con fondos públicos, en los términos que la Ley establezca.

Es decir, garantía de educación, y libertad de creación de centros “en los términos que la Ley establezca”.

Una ley posterior estableció la enseñanza concertada, por lo que la unión de los dos mandatos, protección de enseñanza religiosa y libertad de centros, y la ley posterior que autoriza la enseñanza concertada, es lo que ampara, sin ninguna duda, la constitucionalidad de los centros concertados religiosos.

Y si no fuera sí, y utilizando sus propios argumentos, ambos, la Ministra Celaá y el Conseller Marzá, son inconstitucionales, ya que su nombramiento no aparece en el texto constitucional. Pero si que lo son porque sus cargos forman parte de los previstos para la administración del estado, y sus nombramientos aparecen en los respectivos Boletines Oficiales.

Evidentemente esta nota no va dirigida a los dos protagonistas porque ellos saben, mejor que yo, la falsedad de lo que afirmaron. La Constitución es un marco de actuación que si se desarrolla llega a los detalles, aunque en otros casos, no pocos,  solo establece límites. Es decir: lo que afirma o niega textualmente es innegociable, y lo que está sujeto a desarrollo es interpretable.

Por ejemplo, el artículo 2 establece que, la integridad de la nación española es innegociable,

Sin embargo, “la organización territorial del estado”, que se describe en los siguientes artículos, tiene una mezcla de imposiciones e interpretaciones:

Artículo 137.

El Estado se organiza territorialmente en municipios, en provincias y en las Comunidades Autónomas que se constituyan. Todas estas entidades gozan de autonomía para la gestión de sus respectivos intereses.

Artículo 138.

1. El Estado garantiza la realización efectiva del principio de solidaridad consagrado en el artículo 2 de la Constitución, velando por el establecimiento de un equilibrio económico, adecuado y justo entre las diversas partes del territorio español, y atendiendo en particular a las circunstancias del hecho insular.

2. Las diferencias entre los Estatutos de las distintas Comunidades Autónomas no podrán implicar, en ningún caso, privilegios económicos o sociales.

Artículo 139.

1. Todos los españoles tienen los mismos derechos y obligaciones en cualquier parte del territorio del Estado.

2. Ninguna autoridad podrá adoptar medidas que directa o indirectamente obstaculicen la libertad de circulación y establecimiento de las personas y la libre circulación de bienes en todo el territorio español.

Es evidente que el artículo 137 está pendiente de interpretación y desarrollo, que el 138 obliga al equilibrio solidario, lo que permite desarrollos, pero no interpretaciones, y que el 139 tampoco admite interpretaciones.

Es decir, que en este momento se podría retocar el estado de las autonomías, dando o quitando competencias, sin necesidad de retocar la Constitución, pero no permitiría suprimirlas, a no ser de forma provisional y según lo enmarcado en el famoso artículo 155:

 1. Si una Comunidad Autónoma no cumpliere las obligaciones que la Constitución u otras leyes le impongan, o actuare de forma que atente gravemente al interés general de España, el Gobierno, previo requerimiento al Presidente de la Comunidad Autónoma y, en el caso de no ser atendido, con la aprobación por mayoría absoluta del Senado, podrá adoptar las medidas necesarias para obligar a aquélla al cumplimiento forzoso de dichas obligaciones o para la protección del mencionado interés general.

2. Para la ejecución de las medidas previstas en el apartado anterior, el Gobierno podrá dar instrucciones a todas las autoridades de las Comunidades Autónomas.

Lo cierto es que, cuando es oyes, parece que sean de otro planeta, que pisen otras calles o que vivan en un mundo irreal. O que, eso seguro, tengan completamente confundidas sus prioridades.

El Sr. Iglesias y sus primeras manifestaciones sobre temas de Estado o de gobierno.

Estamos en un proceso de negociación de un gobierno que no se podrá calificar de izquierdas. No es un nuevo “frente popular” porque se formará con el visto bueno de todos los “istas” o “ex istas” de España. Hace poco, y ante una oportunidad similar, se le calificó como Frankenstein, y creo que fue un título muy acertado por lo confusa que resultaba la estructura de la criatura.

Y ya tenemos los primeros apuntes. El que será vicepresidente del gobierno, si llegan buen puerto las negociaciones, hace lo que siempre ha hecho. Tratar de ponerse a la cabeza de la manifestación y, en este caso, buscar la apariencia de que va a ser él quién marque la política del futuro gobierno. La de un gobierno “progresista”, por emplear una palabra original que se me acaba de ocurrir.

Y, sintiéndose parte del futuro gobierno, ha manifestado que en Cataluña hace falta sentarse a hablar, sinónimo político de negociar, como ya se hizo en Pedralbes, sin excluir nada. Es decir, que hay que reconocer a priori la igualdad de nivel y de autoridad entre el estado español y la Comunidad de Cataluña, con un “relator” neutral, preferentemente extranjero, que de fe de lo que allí se trate.

Sabiendo, como se sabe, que el único objetivo de los independentistas es salirse de la nación española. Romperla.

Naturalmente esto supone saltarse a la torera el marco de la Constitución, como sabe muy bien un señor que últimamente se pasea por los platós con un ejemplar bajo el brazo, citando parte de sus artículos. A no ser que los haya leído todos, menos el número 2, que dice:

“La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas.”

¿Alguien tiene dudas sobre el significado de “Indisoluble unidad”, o “patria común e indivisible de todos los españoles”?

Establecida la premisa, se afirma que “garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas”.

No soy ni letrado ni jurista, pero se leer y escribir, y creo estar dotado de un cierto nivel de comprensión en la lectura. Y basado en este supuesto, la segunda parte, la subordinada a que España es la Patria Común, lo que dice es que el Estado “garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran” y, muy importante, diría que fundamental,la solidaridad entre todas ellas”.

Posiblemente porque hace años que leen poco castellano,  los interesados en desestabilizar dicen que el término “nacionalidades” está sujeto a interpretaciones y que permite otras opciones. De ninguna manera. Se cita bajo el paraguas de “la nación”, y se aceptó porque en aquel momento no suponía ningún problema ni se preveía que los planteara en el futuro, y porque en algunas comunidades coincidía la extensión geográfica con algún antiguo territorio con historia propia, como es el caso de Cataluña,  de Galicia o, en parte,  de Aragón. La letra está clara, y la intención era proteger las culturas y tradiciones de lo que entonces llamábamos «patria chica.

No es el caso de Vizcaya, Álava y Guipúzcoa que tuvieron historias separadas, y solo a principios del Siglo XX se empezó a utilizar los términos País Vasco o Euskal Erria.

Pero sucedió que desde el primer momento algunas de estas autonomías, muy especialmente la catalana, que además alegó tener un idioma diferenciado como si eso supusiera tener derecho a otro nivel de ciudadanía, trataron de obtener ventajas fiscales o políticas amparándose en pérdidas de fueros o supuestas injusticias históricas.

Como si en el resto de los antiguos reinos o en la propia España construida en tiempos de los Reyes Católicos con la unión monárquica de Castilla y Aragón, no se hubieran perdido derechos, que eran más de los poderosos que de los ciudadanos, ejecutado a disidentes, o represaliado a los enemigos de los que mandaban en cada momento. Esos duelos de los que hace alarde la autonomía catalana, han sido muchos y los han sufrido los ciudadanos, y también los señores, de cada rincón de la península

El caso es que en aquel momento casi consiguen que se formaran autonomías de “primera y de segunda”, con diferente nivel de transferencias y asignaciones presupuestarias. Afortunadamente, se pudo abortar esa majadería, se eliminaron las diferencias que marcaban los artículos 143 y 151 y, al final y según la ley, todos los españoles, vivamos donde vivamos y hablemos cualquiera de las lenguas oficiales de España, somos iguales y con los mismos derechos.

Excepto en País Vasco y Navarra, a los que se concedieron privilegios fiscales por razones políticas. Era un momento muy difícil, ¡que poco saben los “jóvenes” lo difícil que era!, y los constituyentes incluyeron esta salvedad, como la posible inclusión de Navarra en el País vasco, para facilitar la transición. Y lo hicieron porque el lendakari vasco fue el único que no quiso aceptar que su comunidad participara en la construcción de la nueva España. Concesión que se puede entender en su contexto, pero que no deja de ser un trato injusto para el resto de las comunidades.

Pues bien, sabiendo lo que debe saber nuestro futuro vicepresidente.

¿Qué autoridad constitucional tiene el Presidente de un gobierno para tomar iniciativas fuera de este marco de actuación? En mi opinión, ninguna

El aceptar reuniones bilaterales al mismo nivel entre Estado y autonomías vulnera la Constitución, y provocaría, sin ninguna duda, que otras comunidades, como la Valenciana, tan maltratada en su financiación, pidiera de inmediato el mismo trato.

La segunda parte de su “enseñar la patita por debajo de la puerta”, y quizás más peligrosa por lo que tiene de interés en desestabilizar, el “divide y vencerás” tradicional de las revoluciones comunistas antes, y tercermundistas ahora, son las últimas manifestaciones del Sr. Iglesias poniendo a la monarquía como ejemplo de corrupción.

El Sr. Iglesias tiene derecho a ser republicano, cómo no (algún día habrá que hablar desapasionadamente de la tan idealizada república), pero no tiene derecho a cuestionar su legitimidad moral, porque nuestra Monarquía Parlamentaria es la forma actual de nuestro Estado. Estado que, por lo que parece, cogobernará.

Y está fórmula la aceptamos democráticamente los españoles porque forma parte de la Constitución, que fue “aprobada por Las Cortes en sesiones plenarias del Congreso de los Diputados y del Senado celebradas el 31 de octubre de 1978, y ratificada por el pueblo español en referéndum de 6 de diciembre de 1978”.

Y digo que tiene el derecho a opinar que España estaría mejor con una República, pero el hecho de formar parte del gobierno de la nación le obliga a respetar y hacer respetar la Constitución, por lo que, mientras ostente el cargo, no cabe este tipo de manifestaciones.

Por cierto: espero del gobierno y del Ministro de Justicia nombrado en su día, actuando como Notario Mayor del Reino, que no permita fórmulas de promesa o juramento que no se ajusten a los términos exigidos para estas circunstancias.

Que este señor es muy capaz de humillarnos con salidas de tono como las que nos tienen acostumbrados otros representantes públicos, porque se lo han permitido, o prometer acceder al cargo “para conseguir que España sea republicana”.

Todo esto se regula en otro artículo que quizás tampoco ha leído el Sr, Iglesias, el 1.1., que dice:

  1. España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político.
  • La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado.
  • La forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria

Me temo, Sr. Iglesias, que las monarquías, como cualquier otro sistema de gobierno, ha cometido muchos errores históricos, pero Ud. es comunista, y en el mundo moderno, el de hace relativamente poco tiempo, el comunismo ha causado más muertes y dolor que el resto de todas las ideologías políticas juntas. Más que el paradigma de la maldad, Adolf Hitler.

Y si quiere hacemos números. En un comentario que pasé a mi blog en mayo de 2018, hablando de crímenes contra la humanidad, que son crímenes contra personas con nombres y apellidos, y citando solo las muertes provocadas por las revoluciones comunistas decía:

Ni los muertos en China a causa de las directrices de  Mao Zedong primero, y de las purgas de  la Revolución Cultural. Los que fueron ejecutados por los Guardias Rojos que seguían las directrices de su famoso “libro rojo”, dirigidos por  Jiang King, esposa de Mao. Y estas muertes se estimaron en muchos millones de personas. ¡Muchos millones de personas!

Tampoco se hizo nada para evitar los dos millones de muertos causados por  Pol Pot y sus Jemeres Rojos en Camboya. Muertes, una economía desaparecida, y un patrimonio cultural totalmente destruido.

Ni por los más de 21 millones de ciudadanos de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas muertos bajo el mandato de Stalin. Y estos muertos, como todos, tampoco eran héroes. Fueron víctimas.”

Aclaro que cuando digo “tampoco eran héroes” que puede sonar mal fuera del contexto, me refiero a que ninguno de los fallecidos quiso morir. Murieron porque alguien los mató.

Lo siento, Sr. Iglesias, pero veo que el tiempo está demostrando que cada vez tiene menos nivel político y una mayor facilidad de transformismo y acomodo. Me temo que de sus orígenes populares solo le queda el aspecto físico y ese estilo de comunicar tan de asesor de imagen, con un hombro ligeramente avanzado, cejas entre levantadas e inclinadas, y su cara de estar riñendo a los españoles que no pensamos como Ud. Pura casta.

Así que, futuro vicepresidente, mejor no mirar hacia atrás, no sea que nos convirtamos, como la mujer de Lot, en estatuas de sal.  

Y tampoco tengo muy claro cómo funciona su “memoria histórica”, su valoración de hechos que yo he conocido. A Franco y el fascismo hay que mantenerlos vivos. Es más, muy vivos. Pero sobre la historia de ETA y de sus asesinos “hay que pasar página por el bien de la concordia de los españoles”. Yo no les deseo ningún otro mal porque, en su mayoría, han cumplido con una justicia muy garantista y benevolente, pero no quiero mantener ningún tipo de concordia, que según la definición de la RAE significa “conformidad, unión”, con ninguno de ellos, ni con los que les apoyaron, ni siquiera con que miraron para otro lado.

De Rita Barberá dijo en su día que “nos humilla como país”. Sin embargo opina que su futuro presidente, Sr. Sánchez, no ha tenido nada que ver con los ERES, cuando ambos personajes tienen mucho en común con los sucesos que les envolvieron. Seguro que ninguno de los dos se enriqueció, pero ambos se beneficiaron de la corrupción. Rita porque fue la más votada en Valencia, y Sánchez porque es lo que es por los votos andaluces, los votos clientelares.

La diferencia es que Rita, errores políticos al margen, que los tuvo, hizo un gran trabajo como alcaldesa de mi ciudad durante muchos años y murió sola en un hotel de Madrid, y el Sr. Sánchez todavía tiene la cuartilla de sus éxitos políticos en blanco, si no con algún borrón, y ya se pasea muy ufano con su Falcon y sus gafas de sol.

Naturalmente desconozco si los disparates verbales del Sr. Iglesias  tienen la anuencia de su futuro presidente o, como acostumbra, está marcando territorio como lo hacen sus perritos cuando los saca a la calle.

La Constitución, los centros concertados, el populismo, y las negociaciones del Sr. Sánchez.

Alguien me ha comparado los cambios de discurso de Pedro Sánchez con los de Albert Rivera, y creo que está equivocado. Albert Rivera, al que he tachado varias veces de hiperactivo y desconcertante, se equivocó mucho, tanto que provocó la caída de Ciudadanos hasta los niveles actuales. Pero, aunque equivocado,  siempre lo hizo pensando en lo mejor para su partido al que en algún momento de sus ensoñaciones lo situó como el primero del centro derecha. Y la mejor prueba de ello es que ha tenido la dignidad de dimitir alegando que los errores de un partido son los errores de su líder. Es decir: no era su supervivencia en el cargo la que motivó los cambios de estrategia.

Todo lo contrario de la trayectoria política-personal de Pedro Sánchez, líder del Partido Sanchista Obrero Español. Los muy frecuentes cambios de opinión de nuestro “en funciones”, algunos dispares y hasta disparatados, obedecen exclusivamente a mantenerse en el cargo le cueste lo que le cueste al partido en el que milita, o a su nación. Es una estrategia egoísta y muy estrecha de miras,  por mucho que quiera repetir hasta la saciedad la palabra “progresista” o “ilusionante” cada vez que presenta un nuevo cambio de rumbo como si fuera la solución final.

Ahora renueva su pasado interés en formar gobierno con Podemos, y solo en este contexto se puede entender la extraña intervención de Isabel Celaá en el Congreso de Escuelas Católicas negando la constitucionalidad de la elección de enseñanza religiosa. Esta señora será confusa en sus manifestaciones, pero no es tonta y sabía perfectamente que ese no era el foro adecuado, a no ser que pretendiera, como ha conseguido, multiplicar el efecto de la declaración en beneficio de sus pactos con Podemos.

Recordemos que a falta de argumentos, dos de los recursos políticos de la izquierda radical y de una parte del PSOE, solo una parte, son Franco y la Iglesia.

Y, como suele hacer el equipo “íntimo” de Pedro Sánchez, mezcló a sabiendas cosas que no tienen nada que ver las unas con las otras.  Porque el artículo 27 que cita, define los “derechos y libertades” de los españoles, uno de los cuales, sin ninguna duda porque lo dice textualmente, es el derecho de los padres a elegir para sus hijos “la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones”. Y, como decía ayer en otro comentario, no cita a ninguna religión en concreto.

Aunque, más adelante, marca algunas condiciones a la educación:

4.La enseñanza básica es obligatoria y gratuita.

5. Los poderes públicos garantizan el derecho de todos a la educación, mediante una programación general de la enseñanza, con participación efectiva de todos los sectores afectados y la creación de centros docentes.

6. Se reconoce a las personas físicas y jurídicas la libertad de creación de centros sostenidos por la Administración con fondos públicos, en los términos que la Ley establezca.

7. Los profesores, los padres y, en su caso, los alumnos intervendrán en el control y gestión de todos los centros sostenidos por la Administración con fondos públicos, en los términos que la Ley establezca.

8. Los poderes públicos inspeccionarán y homologarán el sistema educativo para garantizar el cumplimiento de las leyes.

9. Los poderes públicos ayudarán a los centros docentes que reúnan los requisitos que la Ley establezca.”

Lo que no especifica es en que centros debe impartirse la enseñanza.

En el año 1985, el gobierno de Felipe González, ese sí que era gobierno del Partido Socialista Obrero Español, se encontró con la imposibilidad de cumplir el mandato de la Constitución por falta de centros y de recursos materiales. Y decidió promover la figura de los “centros concertados”, medida que desbloqueó la situación en la que se encontraba su gobierno.

No hay duda de que la concertación podría cancelarse en algún momento en las condiciones que se pactaron si el gobierno tuviera recursos para absorber a los millones de alumnos que asisten a los colegios, pero mientras se mantenga esta figura, los padres, los alumnos y los centros afectados, están tan dentro de la constitución como los de los colegios públicos

Por cierto, esta mañana he escuchado en la radio este comentario de Nicolás Redondo, persona a la que escucho siempre con mucha atención: “La enseñanza concertada nunca ha causado problemas. La pública de las autonomías, sí”. Y algunos muy graves, añado por mí cuenta.

En resumen. Por lo que entiendo, siendo menos culto, menos “leído” y menos poderoso  que la señora Celaá, está señora, al mezclar el derecho a la enseñanza con los centros donde se imparte en la actualidad, hizo una afirmación falsa, si no torticera. Es como decir que los pacientes de la Seguridad Social atendidos en centros concertados por imposibilidad de atenderlos en los públicos, tienen menos derechos porque ese supuesto no estaba previsto en el texto de la Constitución.

La Constitución, Señora Celaá, es un texto marco que necesita desarrollo. Desarrollo que nunca se ha abordado en su totalidad por pereza o desidia de los legisladores, como ocurre la sucesión de la corona que sigue primando a los varones, o porque nunca supusieron una deslealtad de la autonomías como la de Cataluña, razón por lo que el poder  judicial, y el mismo legislativo, encuentran demasiada zonas confusas para aplicar la ley

Por otra parte, Señora Celaá y Señor Iglesias, verdadero destinatario de su mensaje: Tengo oído, no lo he comprobado, que cada alumno de la enseñanza pública nos cuesta 8.000 euros. Los de la concertada 3.000.

Y no quiero entrar en la calidad de la enseñanza porque, como siempre ha sido, depende del centro, sí, pero muy especialmente de la preparación, el interés,  y la vocación de cada docente.

Y ese condicionante,  ni lo asegura ni lo condiciona al cien por cien el rótulo de cada centro.

¡Y está bien de ocurrencias, Sr. Ribó, ya está bien!

Durante muchos años, desde la transición hasta que se rompió el bipartidismo, los líderes políticos, a nivel nacional, regional o municipal, eran en su mayoría personas con ilusión, con preparación, y con ganas de hacer cosas que mejoraran la sociedad en su ámbito de influencia.

Y todos los alcaldes de Valencia, socialistas o del PP, mejoraron sensiblemente la ciudad y facilitaron su habitabilidad a los ciudadanos.

Luego aparecieron los “mini-medianos” partidos que nunca consiguieron gobernar, pero que por mor de la necesidad y la debilidad de “los grandes”, adquirieron protagonismo e influencia en todos los niveles.

Y, para nuestro mal, es lo que ha ocurrido en Valencia, donde la política de pactos y el hecho de no tener una oposición consistente  por aburrimiento de los que podrían haber sido adversarios en las elecciones, ha provocado que la alcaldía la ocupara nuestro muy abúlico Sr. Ribó, llegado al puesto por una serie de carambolas democráticas y, por lo que se ha podido ver, absolutamente improvisador, confuso, ineficaz, y errático en su política municipal.

Porque la valencia de los ciudadanos, la del día a día, está más sucia, más descuidada, con un tráfico entorpecido y casi colapsado, unos transportes públicos con deficiencias en la organización, parques mal cuidados, y barrios más descuidados según denuncian sus usuarios.

En gran parte debido a la mala gestión, porque, por lo que parece, le sobra dinero en algunas partidas presupuestarias.

Entre sus haberes está el haber acometido la política de carriles bici y un montón de ocurrencias populistas supuestamente orientadas a “devolver la calle a los ciudadanos”. La calle de los ciudadanos, Sr. Ribó, es la que se ha deteriorado por lo que comento en el párrafo anterior. Yo quiero mi ciudad limpia y cuidada, que donde vaya o lo que haga es cosa mía. No necesito que Ud. me anime a hacer determinadas cosas, ni me sugiera tal o cual actividad. No es su función indicarme que vaya donde Ud. quiere que vaya.

Como decía al principio, todos sus antecesores desde la transición, incluso en tiempos de la dictadura, han mantenido políticas de mejora global de la ciudad y su término municipal. Es cierto, como no podía ser de otra forma, que cada uno de ellos arrimó un poco el ascua a la sardina de su ideología, pero lo hizo como se debe hacer: Utilizando los presupuestos anuales, en los que se dedican más recursos a determinadas partidas sociales, culturales, de educación, etc.

Nunca basándose en ocurrencias ni en improvisaciones. Claro que tenían la ventaja de que sabían gestionar, y de que se rodeaban de buenos equipos. Es cierto que hemos conocido “excesos”, pillerías, y hasta malversaciones, pero, en términos relativos, las cantidades robadas o malversadas han sido mínimas comparadas con cada presupuesto. Mínimas, pero deleznables e imperdonables, por supuesto. Y, como es sabido, la justicia está dando cuenta de cada uno de los infractores.

Hechos deplorables del pasado, pero que están empezando a aflorar a los “nuevos” en sus propias filas desde que alcanzaron el poder. Las de los “limpios y puros”. Eso sin contar con la otra forma de abusar del poder que es el incumplimiento de las leyes, como demuestra la cantidad de condenas judiciales que están coleccionando tanto el Ayuntamiento como la propia Generalitat.

Pero, repito, todas las alcaldías que recuerdo han dejado la ciudad mucho mejor que la encontraron.

Ahora tenemos al equipo del Sr. Ribó, que parece entender que progreso es ir marcha atrás en el tiempo. Como si la gran ilusión del Sr. Ribó, al que en lo personal lo tengo por romántico y utópico,  no por un malvado, es pasar a la historia de Valencia como “el esperado”, el que nos va a devolver a los tiempos de las huertas y las bicicletas.

Nuestra civilización ha alumbrado enormes progresos Sr. Ribó, y también inconvenientes  y riesgos que debemos controlar. Pero nunca retrocediendo. Estamos donde estamos, para bien de toda la ciudadanía, y debemos adaptarnos a la realidad de los tiempos con el menor número de daños colaterales posibles.

En cuanto a las iniciativas “señeras” de la alcaldía de Valencia, hablemos de hechos concretos separándolos de lo que es pura propaganda electoral. Diferenciando lo que “es” y lo que “se dice que es”. Lo que ahora llaman “relato”.  

Los carriles bici por ejemplo.

He manifestado muchas veces que estoy de acuerdo en que se hagan avances en esa dirección, pero siempre me he mostrado contrario a su planificación y a la premura con que se están construyendo. Me temo que las prisas no obedecen tanto al beneficio de “los valencianos”, como que resulte  el legado político de un alcalde. Un buen legado si se hubiera planificado  de forma más racional, como se hizo en las ciudades que nos ponen como ejemplo de paraíso de las bicicletas, Amsterdam especialmente, sin aclarar que el programa de apoyo a este tipo de vehículos comenzó a desarrollarse hace casi ¡cuarenta años!

Y, para mayor abundamiento y por lo que parece, los carriles bici se está se están construyendo con poca o ninguna coordinación con urbanismo, y originando males mayores que los que se proponen evitar, en forma de atascos, zonas confusas para el tráfico rodado de valencia, y cabreo generalizado de una buena parte de la ciudadanía.

Pero, como decía, no se trata de entrar a discutir las bondades o inconvenientes de la medida con un exceso de emotividad. Pasemos a conocer los datos:

Leo en “Magnet” este titular “Valencia ha logrado multiplicar su número de ciclistas. ¿Su receta? Simple: poner carriles bici”, texto acompañado por una fotografía en la que se ve un grupo de ciclistas encabezado por nuestro alcalde, el concejal Grezzi, y algún cargo de la Generalitat, como la vicepresidenta Oltra.

Y parte del texto dice:

Funciona. Los carriles bici, si atendemos a la experiencia de la ciudad mediterránea, son una buena idea. El anillo y la construcción de diversas vías a lo largo y ancho del entramado urbano ha provocado que el volumen de ciclistas diarios aumente hasta un 30%. En octubre, mes de particular inclemencia meteorológica, se han registrado picos de hasta 4.152 ciclistas diarios en las calles principales de la infraestructura (como Colón).”

Es decir, en el mes de octubre se han registrado “picosde hasta 4.152 ciclistas, por lo que  el promedio fue inferior a esta cifra. Poniéndonos en lo mejor, supondremos que la media/diaria fue de unas 4.000 bicicletas.

Y como lo lógico es que cada bicicleta haga dos trayectos como mínimo, ida y vuelta, que siempre serán más, el resultado es que, contando muy por arriba, 2.000 valencianos hacen uso de los carriles bici cada día. Convecinos que se merecen, claro que sí,  un carril bici o, al menos, algo mejor de lo que tenían.

En cuanto a la información del periodista, que parece bastante a favor del plan, ¡hombre!, subir un 30% no es exactamente lo que se entiende por multiplicar, solo x1,3, pero no hay nada mejor que el entusiasmo.

Pero, para conocer el beneficio real del programa, es necesario que crucemos este dato con algún otro que nos permita conocer  a cuantos valencianos ha favorecido.

El padrón municipal de 2018 decía que en Valencia vivimos un total de 900.807 ciudadanos, 798.538 “nativos” y 102.269 extranjeros. Quiere esto decir que la inversión en carriles bicis, con todo lo que conlleva, solamente beneficia a un  0,22 %, de los valencianos.

Son datos sin ninguna ponderación y es evidente que no todos los empadronados pueden ir en bicicleta, por lo que el porcentaje de “beneficiados” reales pasaría a ser de números enteros, pero no más de un dos o tres por cien de la población.

Y no hablo de costes, porque ni los conozco ni los conoceré nunca.

No he podido averiguar cuantos vehículos a motor circulan por Valencia cada día, pero son muchos miles. Y siendo cierto que una parte de los ciclistas usan este vehículo para ir al trabajo, lo mismo ocurre con los conductores de  vehículos motorizados. O son “su propio trabajo”, como ocurre con la legión de repartidores o de conductores de vehículos de servicio de todo tipo, a los que vemos sufrir todos los días para abastecer a sus clientes.

Alex Serrano dice en “Última Hora” el 15 abril 2019: “En Valencia se circula peor que hace un año. Y mucho peor que hace cuatro. Así lo asegura el informe anual de la compañía estadounidense INRIX, especializada en estadísticas de transporte. El INRIX Global Traffic Scorecard desvela que los vecinos de la capital pierden cada año en atascos 136 horas, casi seis días. Eso supone un 14% más que el pasado año y convierte a Valencia en la 53ª ciudad más congestionada del mundo y la tercera de España, sólo por detrás de Madrid y Barcelona, según este estudio que analiza más de 200 urbes en todo el mundo. El cap i casal, además, es la 25ª ciudad europea más atascada y en la que más ha empeorado la circulación en apenas un año

Y es una fuente objetiva y especializada en el tema.

Naturalmente, complicar la circulación rodada a motor en Valencia es uno de los grandes objetivos declarados del Sr. Ribó, que debe considerar a los conductores valencianos poco menos que delincuentes ecológicos. Sin atenuantes. Y por eso ensancha las aceras mucho más de lo conveniente, hasta convertir en un caos la calle de San Vicente, la Avenida del Oeste, o las calles delas Barcas y del Pintor Sorolla, entre otras.

Si resumimos los cambios por el carril bici en la ciudad de valencia, nos encontramos con que:

  • Si, según se dice, al día de hoy circula un promedio de 2.000 valencianos /día en trayectos de ida y vuelta, y se dice que los carriles bici han provocado un incremento del 30 %, se deduce que unos 1.400 valencianos, (2.000-30%), circulaban por nuestras calles como podían, antes de los carriles.
  • Cifra se ha pasado a ser de 2.000, lo que supone un aumento de 600 nuevos ciclistas (1.400+30%), a los que también habrá que aplicar el supuesto de que realizan dos trayectos al día como mínimo. Por lo que la realidad es que el número de incorporaciones es de 300 ciclistas/día.
  • Si  al número de valencianos que circulan en coche les restamos los que son mayores de edad, están incapacitados para ir en bicicleta, y a los que no quieren ir en bici (supongo que la Constitución ampara esta opción), resulta que los carriles han mejorado la seguridad de los que ya circulaban en bicicleta y la de los nuevos ciclistas,  a cambio de complicar la vida, y mucho, a los que circulan en vehículos a motor, que también son valencianos.
  • ¡Al menos habremos reducido notablemente la contaminación! Lo dudo mucho, pero escribo por impresiones porque no tengo datos fiables. Es cierto que las dificultades para usar coches particulares puede haber provocado  que muchos valencianos desistan de sacar el suyo del garaje, pero, el dato objetivo es que solo 200 han cambiado coche, si es que circulaban con este tipo de vehículo, por bici.

El resto usarán los vehículos de la EMT, el metro o taxis. Pero si hay más circulación de taxis también se aumenta la contaminación y, como sufrimos más atascos,  el total de vehículos que circulan hoy tardan más tiempo para recorrer el mismo trayecto. Por tanto, y sin ninguna duda, también contaminan más. Luego, por mucho que me quieran vender una burra enjaezada de populismo barato, la contaminación no se ha reducido.  No puede haberse reducido porque el beneficio de los 600 coches que han dejado de circular, siendo extremadamente generoso en el cálculo, no puede compensar la contaminación añadida de los miles de vehículos a motor que circulan más lentos y sufren más atascos.

Por lo que me temo que todo lo que se ha argumentado para justificar la inversión y los plazos, sobre todo los plazos, no han sido más que pretextos para hacer lo que querían: una red de carriles bici que, como decía anteriormente,  quedará a honra y gloria del Sr. Ribó. Sin importar las molestias o los costes que hayan ocasionado.

En definitiva y por reducción al absurdo: Si no hay una mejora evidente en la contaminación, que ni la hay ni se puede considerar como factor condicionante, la gran medida del Ayuntamiento ha favorecido claramente a 2.000 valencianos, y ha perjudicado, mucho o poco, a los 898.807 restantes. Aquí sí que incluyo a todos porque los “no ciclistas” de cualquier edad, incluidos los muy mayores o los muy pequeños que no pueden utilizar los carriles bici, sí que son transportados en  los coches particulares de sus hijos, sus padres o sus familiares en sus desplazamientos.

Estos cálculos los he realizado suponiendo que solo transitan ciclistas por los carriles bici, como indican los periodistas que he mencionado, cuando en realidad debemos referirnos a una mezcla de bicicletas y patinetes de todos los pelajes que circulan por la ciudad.

Y, pese a todo lo anterior y  gracias a la extraordinaria potencia  de los canales de comunicación de la izquierda “progre-populista”, el disparate de los carriles bici les ha dado votos y han ganado la última legislatura.

Pasemos a otro tema:

Nuestro Ayuntamiento, tan progresista según los cánones del progresismo de los años 60, ha decidido peatonalizar la Plaza del Ayuntamiento, y tiene proyectado hacer lo mismo con la de la Reina. Y como muestra de lo bueno que será para el pueblo la decisión, monta de vez en cuando mercados y tenderetes en los que, no sé porqué cosa oculta, predomina la lencería.

“Hemos recuperado la plaza para el pueblo”, dice el alcalde con ese aire de tener razón que le caracteriza.  Y le falta por decir ¡por fin, después de tantos años llega la libertad y podréis comprar ropa interior y lechugas!

Los valencianos, Ud. mismo en la zona de Patarix  que tan bien conoce, han podido comprar todos estos artículos desde hace muchos años. Casi toda su vida, En las tiendas de barrio, en las grandes superficies y en el mercadito callejero el día que le toca, en su caso los sábados.

Me dirá, porque argumentos no les falta, que no todos pueden ir en días laborales, y así pueden hacerlo los domingos. Los domingos y días de fiesta, Sr. Ribó, se deberían dedicar a proyectos familiares o de pareja. O a fomentar la cultura, palabra poco usada, o adjetivada con “popular”, “progresista”, y similares.

Si hay que animar a  la gente a que haga algo, cosa que no creo porque ya somos mayorcitos,  es que callejeen por nuestra hermosa ciudad mirando hacia arriba para descubrir las extraordinarias edificaciones de nuestras calles, que vayan al rio a pasear o a hacer deporte, que acudan a espectáculos y  si me apura, a disfrutar de nuestros extraordinarios alrededores, como el Puerto de Catarroja, por ejemplo, uno de esos enclaves cercanos y desconocidos. O el mismo Tancat de la Pipa, situado en esa zona de la Albufera.

O directamente a la Albufera. ¡Perdón! A la Albufera no porque, por lo que diré más adelante, los domingueros se arriesgan a pasar medio día en el coche para recorrer los doce quilómetros que separan la ciudad del parque.

Ud. recordará sin duda el “tontódromo” de la actual plaza del Ayuntamiento, la calle San Vicente y la Plaza de la Reina. El Ayuntamiento no convocaba, ni promovía, ni estimulaba esos paseos de amigos y amigas, familias con niños, o mocitos que rondaban a las mocitas, ahora fuera de lugar por los cambios de las costumbres, pero acomodaba los servicios públicos de la ciudad a la espontaneidad de los valencianos. Y eso es lo que debe hacer un buen ayuntamiento.

No dirigir ni adoctrinar. Sí apoyar y facilitar las iniciativas de los ciudadanos.

Lo de los mercaditos en la plaza mayor, Sr. Ribó, suena a viejuno, a pasado,  a Secreto de Puente Viejo.

Pero hay una segunda parte. Todas las ciudades tienen sus lugares emblemáticos que hay que respetar.  Enclaves casi sagrados que deben conservarse para el paseo o para el disfrute de la vista, bien ajardinados, con bancos y sin carteles, ni ferias, ni tenderetes de partidos o de asociaciones que parecen tener carta blanca para invadirlo todo, ni mensajes subliminales de quienes son los buenos y quienes los malos.

Es decir, libres de contaminación política, quizás tan o más peligrosa que la ambiental o la acústica en estos momentos. Y, por cierto, menos invadidos por las terrazas de los bares, que pueden convivir con los que no quieren sentarse en sus mesas a poco que se intente. Hay espacio para todos.

Porque en esta ciudad, Sr. Ribó, viven muchas personas mayores. Muchas. Y muchas otras con algún tipo de minusvalía que les impide montar en bicicleta o andar trayectos largos. Solo en  Ciutat Vella y la Saïdia residen unas 54.000, gran parte de ellas muy distantes de las paradas de transporte público. A las que, encima, les van a dificultar más aún el que puedan disfrutar de su ciudad o ir a donde quieran porque, con los nuevos planes,  les van a complicar los trayectos de la EMT.

¿Es posible que alguien piense en ellos en algún momento? Los que han visitado ciudades con barrios antiguos, Viena por ejemplo, habrán comprobado que los transportes públicos los realizan microbuses que se desenvuelven muy bien por las calles estrechas. Y yo los he visto en Valencia hace años.

¿No hay dinero para eso, Sr. Ribó?

Y vayamos al que es tema estelar de mi nota. El que me ha motivado a escribirla: El plan para sustituir la autovía del Saler por una carretera con dos direcciones, un lujoso carril bici y no sé cuántas cosas más.

Proyecto que dificultaría gravemente, muy gravemente,  la circulación de miles y miles de vehículos que transitan todo el año, y muy especialmente  en verano, en dirección a los pueblos, las pedanías, y las urbanizaciones del sur de Valencia.

Todo mi respeto para los ciclistas que veo circular, solos o en grupo, camino de esa zona, o almorzando en el Bar Mortes del Perelló, nuestro querido “el Gordo” de toda la vida”. Ciclistas que han ganado mucho en seguridad con las últimas normas de la DGT sobre distancias en adelantamientos y otras. Normas que casi todos nosotros y la gran mayoría de los ciclistas respetamos y respetan.

Se habrá dado cuenta, Sr. Ribó, que el porcentaje de ciclistas que utilizan esa carretera supone un minúsculo tanto por ciento de los coches que les adelantan. Y que los coches están tripulados y ocupados por valencianos como Ud., varios en cada coche, muchos de ellos amantes de la bicicleta,  tan ecologistas como Ud., nacidos o residentes en Valencia, o turistas y viajeros ocasionales que quieren visitar con su vehículo el extraordinario enclave de la Albufera y su entorno.

Y que semejante desatino va a provocar un auténtico colapso en la carretera, poniendo en peligro la seguridad si se produce alguna emergencia, y aumentando la contaminación por el humo de los atascos o de las inevitables caravanas.

Pero claro, Ud. ya se ve triunfante, inaugurando la gran ruta ecologista acompañado por Grezzi, su criatura, y el pelotón de los incondicionales. Como un gran cacique bonachón que protege a los suyos, les ama, y les regala esa ruta VIP que solo utilizará un porcentaje mínimo, muy mínimo, de valencianos amantes de la bicicleta que en este momento transitan por Pinedo o Castellar.

Hay otros, bastantes, que prefieren un ciclismo más ecologista y menos de carretera, pero esos circulan por las carreteras de la marchal que serpentean entre acequias y campos de arroz. Caminos que permiten transitar  por muchos quilómetros de los tramos  que comunican las dos riberas de la Albufera.

Eso, Sr. Ribó, es ir demasiado lejos. No creo que exista un solo alcalde en Europa que haya desmontado autovías en favor de un hipotético ecologismo no demostrado, porque los coches, las motos, los autobuses y el resto de vehículos a motor serán los mismos, gastando más combustible y contaminando más por los atascos, y generando más adrenalina a sus ocupantes.

Tengo la seguridad de que no lo conseguirá, ni  por el coste de la operación, ni por  el grave perjuicio que causa a esa gran parte de valencianos residentes, veraneantes y “domingueros” que viven o visitan la zona. Ni tampoco por el beneficio ecológico de la operación, que más parece que vaya a resultar negativo.

Ya lo he mencionado antes, pero hablando de domingueros. ¿Se le ha ocurrido pensar el perjuicio que va a ocasionar a esos muchos miles de valencianos que no tienen poder adquisitivo para comprar o alquilar apartamentos y llevan a sus familias a disfrutar de nuestras playas del sur? Me temo que para la mentalidad que les ilumina, son simples daños colaterales. “Todo se hace por el bien del pueblo”, que, según la definición del diccionario de la RAE es el “conjunto de personas de un lugar, región o país. La constitución se refiere al pueblo español como aquel en el que reside la soberanía nacional, del que emana los poderes del estado y que se encuentra representado por las Cortes Generales”. Porque el pueblo no son “los suyos”. Ni tampoco “los otros”. Somos todos.

Me dirán que ha sido elegido democráticamente, y tiene razón, pero lo han hecho para que tome decisiones que beneficien a la mayoría, no para caprichos. Que la historia está llena de elegidos que han acabado siendo muy nefastos para la ciudadanía.

Ya ha cometido demasiados desmanes y este, que no figuraba ni de lejos en su programa electoral, es cruzar muchas líneas rojas en una sola decisión. Pero no dude de que lo impediremos. Es demasiado lo que tenemos en juego y se va a encontrar con una oposición ciudadana firme que apelará a la justicia si fuera necesario.

Y, muy probablemente, un proyecto como este bloquearía para siempre las ayudas de la Unión Europea a la Comunidad por la majadería que supone deteriorar una obra pública ya construida. Eso si no se recibieron ayudas de la Comunidad Europeas para construir la autopista que ahora, posiblemente, se tendría que devolver.

Pero ¿Será por dinero? Para “paridas” como esta, perdóneme la expresión, para contratar asesores, o para dilapidar el presupuesto contratando servicios que ya están disponibles en el funcionariado del Ayuntamiento o en algunas empresas públicas, como el asesoramiento y la ayuda legal a la EMT en los muchos conflictos que ha propiciado su brillante criatura, por ejemplo, sí.

Porque como es habitual entre dirigentes que se creen por encima de la ley o de la razón, siempre tendremos un hermano, un amigo o un cuñado al que ayudar y que, seguro, lo hace mejor que los abogados-funcionarios.

Por cierto: Espero que en este movimiento “anti” participen activamente los empresarios de la construcción valenciana. Los mismos que manifiestan cuanto defienden a nuestra comunidad al reclamar obra pública. No sea que les entre el vértigo de conseguir contratos para este proyecto, que también será obra pública, y piensen que “lo mejor” para los ciudadanos de Valencia es volver a los años 60. Francamente no lo creo.…

Una nota en letra pequeña. Aquí estamos poniendo a caer de un burro a nuestro querido alcalde, pero es muy importante recordar que debe al cargo al PSOE, es decir, al Sr. Puig.

No sea que acusemos al que lleva la escopeta y no mencionemos  a quién le proporcionó los cartuchos.

Y una aclaración. Esta nota está escrita antes delas elecciones del 10N, que tampoco han cambiado nada. Por lo menos en estos temas.