Sobre el caos político actual. ¿A modo de despedida?

Estos días, días horribles de un año horrible por muchas circunstancias, estoy considerando si es acertado que continúe con mis comentarios sobre actualidad política o sobre las decisiones equivocadas de los políticos. Comentarios que siempre tienen una carga de subjetividad, por mucho que trate de evitarlo, porque reflejan mi modo de entender de lo que debería ser una política liberal y respetuosas con las formas y los contenidos.

Y estoy llegando a la conclusión de que no tienen ningún valor. Ni pedagógico, ni de contraste de opiniones, ni de nada de nada. Que son simples pensamientos en voz alta, mejor en letra alta, tan inútiles como innecesarios más allá de que me supongan un desahogo personal ante lo que está pasando.

Porque cuando publico comentarios sobre temas puntuales apenas hay debate y si lo hay se modula de la forma más conveniente para que no llegue a dañar amistades ni buenos rollos, cosa que resulta casi inevitable cuando se participa en una tertulia y aparecen las visceralidades de cada uno de los participantes.

Por lo que estoy cuestionándome la conveniencia de dejar de escribir para el público, aunque sea tan menguado como el mío y puede que este sea el último comentario que publico.

Porque en lo individual hemos llegado a una situación, muy propiciada por el gobierno, en la que los ciudadanos no podemos hacer absolutamente nada. En su momento dimos nuestro voto a unos partidos que en algunos casos los han retorcido de tal forma que la situación real no se parece ni remotamente a lo que todos esperábamos, los constitucionalistas porque queríamos más y los independentistas y antisistema porque no esperaban tanto.

Situación que solo podrá romper la bancada socialista si alguna vez todos o algunos se dan cuenta del daño que se está haciendo a la nación y a nuestra convivencia. Pero eso no lo verán mis ojos. Ni tampoco que se cambie la ley electoral, razón real de nuestras desdichas.

Y como muestra de la penosa situación en la que nos encontramos, basta recordar algunas declaraciones recientes de líderes significativos de partidos políticos:

  • Bildu, por boca de Otegui, ha pedido el voto afirmativo a sus bases para apoyar los presupuestos del estado con el argumento de que será el principio de “la república vasca”. Y ya anteriormente había manifestado que la presencia activa de su partido en la política nacional tenía como objeto conseguir la “democracia y las libertades en España
  • Rufián, de ERC, ha manifestado públicamente que su apoyo a los presupuestos está condicionado a que el gobierno obligue a la Comunidad de Madrid a subir los impuestos porque es un “paraíso fiscal”. Es decir, el partido que se mantiene firme en el “no me toquen” al gobierno en su territorio, pretende ser el que marque las reglas de juego de otra autonomía, sino de la totalidad del Estado español.

Condición que el gobierno ha aceptado por lo que se desprende de las últimas declaraciones de nuestro presidente al día siguiente de estas exigencias del parlamentario independentista.

  • Pere Aragonés,  presidente provisional de Cataluña y también de ERC, afirma en rueda de prensa que van a conseguir todas las competencias, incluidas las fiscales, para su comunidad.
  • El PNV ha continuado con su estrategia del silencio mientras consigue cosas y, al margen de apuntarse algún éxito menor como la subida de impuestos al diésel, es un hecho que se están acercando presos de ETA y que les han regalado el cuartel de Loyola en San Sebastián, propiedad de Defensa y considerado de importancia estratégica y, especialmente, simbólica.

Y parece que está negociando cosas tan serias como la transferencia de la justicia al País Vasco. Y sabiendo lo que está pasando en Cataluña no es descabellado pensar que eso puede suponer una salida masiva de etarras de las cárceles, se hayan arrepentido o no de sus crímenes.

Se rumorea que el gobierno está trabajando para conseguir una prolongación de la alarma sanitaria hasta 2022, desconozco si es cierto y si el plazo es hasta el principio o al final del año. Es decir, que de ser así, España pasaría prácticamente toda la legislatura en estado de excepción, con un gobierno sin control parlamentario y que puede gobernar a base de decretos ley sin necesidad de que los aprueben las Cortes Generales.

Es muy difícil de creer que se llegue a tal extremo y espero que sea un bulo interesado porque, de darse el caso, Pedro Sánchez estaría en condiciones de conseguirlo con sus “apoyadores” tradicionales. Sin ninguna duda.

Y recuerdo que con estados de excepción semejantes es como empezaron la mayoría de los gobiernos «democráticos desviados» de buena parte del mundo.

Y les llamo “desviados” utilizando el mismo calificativo que escuché a José Maria Fidalgo, personaje lúcido y nada sospechoso de tener o defender intereses personales o políticos en sus afirmaciones, cuando definía la actitud del gobierno a la luz de algunas de sus decisiones.  Gobiernos supuestamente democráticos pero con actitudes peligrosas y tendencias absolutistas o poco claras.

Fenómeno cada vez más frecuente, como denunciaba en mi artículo “los abundantes enemigos de la democracia” al que se accede con este enlace

www.jlmartinezangel.com/2020/11/17/el-rincon-de-pensar-los-abundantes-enemigos-de-la-democracia/

Estamos en manos de un gobierno montado para ensalzar las virtudes de Pedro Sánchez, el que aparece en primera fila cuando hay buenas noticias, con guiones y puestas en escena preparados por la factoría Redondo y desaparece cuando de verdad hay de dar la cara.

Y, naturalmente, para mantenerlo en el poder cueste lo que cueste. Cueste lo que cueste a la nación, porque a él no le cuesta nada y cuando se vaya, lo hará sin asumir ni incurrir en ninguna responsabilidad.

El mismo que no visitó un hospital durante la época dura del COVI19, ni una morgue, ni apoyó a pie de obra a los sanitarios, a las fuerzas de Orden Público ni a nadie que se jugara el tipo aquellos días.

El que ha ocultado el número de fallecidos por el COV19 para mejorar estadísticas y que ahora, pasado el peligro y con signos de recuperación, aparece con bata blanca en los hospitales o visita plantas de envasado de vacunas como si fuera el mismísimo descubridor y el que nos las va a inyectar personalmente. Porque, naturalmente, el que de verdad entiende de vacunas y vacunaciones es el gobierno central y no las sanidades autonómicas que son las que está vacunando a millones de nosotros desde hace treinta años.

¡Gloria al líder!, proclama la propaganda “redondista”. “Ya suenan los claros clarines”, repetiría Rubén Darío anunciando la llegada del que intenta pasar a la historia como Pedro Sánchez “el vacunador”. “El salvador”, el que nos salvó de la pandemia.

Solo me queda la curiosidad de ver que hará Pedro Sánchez, el que barrió sin piedad a los antiguos líderes del socialismo y ha montado una política de tierra quemada con los antiguos organismos de control del partido, cuando no necesite a Pablo Iglesias.

Será todo un espectáculo y no le arriendo la ganancia al otro supuesto paladín de la justicia y las libertades que cada vez está consiguiendo una España más injusta y con menos libertad.

Hay otra posibilidad nada desdeñable. Que Sánchez “el mentiroso” incumpla todos los pactos acordados con los partidos que lo soportan, como ha incumplido el acuerdo firmado con Bildu sobre la derogación de la reforma laboral de Rajoy, o los que firmó con Albert Rivera, o la última promesa de conseguir la elección de los vocales del Poder Judicial por mayoría simple a Pablo Iglesias. Que de eso sabe y entiende más que nadie

Así que, volviendo al título de este comentario, es muy probable que deje de pensar en voz alta delante del ordenador y vuelva al intimismo de una buena lectura, a escribir fantasías y a escuchar buena música.

Y, por lo demás, que sea lo que Dios quiera. Eso sí, bajo la protección de todos los Santos y de la Comunidad Europea.

No es que nos tomen por tontos, puede que lo seamos. La explicación del pacto del PSOE con Podemos y Bildu

Ayer dio una rueda de prensa nuestra Ministra de Hacienda y portavoz de gobierno y, entre otras cosas, nos dio una explicación de lo sucedido en relación con el último pleno parlamentario en el que el Presidente del Gobierno pedía una prórroga del estado de alarma.

Y lo hizo, como acostumbra,  llenando la pantalla con ese leguaje mezcla de verbal y corporal que asegura, sin ningún género de dudas, que lo que dice es la verdad absoluta  y que parece mentira que no lo entendamos

Maria Jesús Montero se esfuerza con todo su saber y entender en que nosotros abramos los ojos ante un hecho evidente: Pedro Sánchez es el guardián protector que ha salvado cientos de miles de vidas. Es el bueno, el protagonista de esta película que han montado con tanto acierto, en la que no se habla para nada de lo que “pudo haber sido”, centrando todo el argumento en “lo que es” o mejor quizás, en lo que “conviene que sea” según nuestro amado líder.

Y es que la máquina de propaganda del gobierno es potentísima y la manejan con mucha eficacia. Seguro que más de uno de  los que lean este comentario pensará que soy un insensato insensible que defiendo que siga muriendo gente para que la derecha y la extrema derecha “se salgan con la suya”. ¿Qué otra cosa podría ser si no defiendo sin fisuras la postura del presidente?

En esta cuestión, como todas en estos tiempos, se trata de dividir a los españoles en buenos y malos. Buenos son los que “arriman el hombre”, frase muy de moda, a favor de las propuestas del presidente, y malos son todos los demás, especialmente esa derecha y extrema derecha que transitan por la vida con un contador de votos. La única duda es en que bando colocamos esta semana a Ciudadanos.

Aunque hay algunos malos que son menos malos, como ERC, por ejemplo que no es que sean malos por naturaleza, es que de vez en cuando, como ocurrió en la última votación, juegan a serlo.

Y nuestra querida portavoz no puede entendernos. ¿Cómo no vemos la luz de la verdad y los signos que la acompañan?

Es posible que nos ocurra como a ella cuando estaba de Consejera de Hacienda y Administración Pública de la Junta de Andalucía entre los años 2013 y 2018 y no vio el rebaño  de elefantes que pastoreaban frente al palacio de San Telmo y por los ambientes andaluces  con enormes carteles que decían, ERE, Corrupción y cosas por el estilo. ¡Ay, esas “chinitas” que se nos ponen en los ojos y nos ciegan en los momentos más  inoportunos!

Y no digo que ella tuviera algo que ver, en el sentido metafórico de la palabra, seguro que no, porque además la cosa venía “de viejo”, pero ¡hombre, algo se tendría oído!

Pues nada. Ella, en nombre del gobierno,  ha señalado al PP y a ERC de ser los responsables de que el Gobierno haya pactado con Bildu. El argumento: porque estaban en juego las vidas de muchos españoles. Y ha cambiado vidas por la abolición íntegra de la reforma laboral de Rajoy y de beneficios fiscales para Navarra y el País Vasco.

Lo que no ha dicho es que el PSOE ya había pactado con Bildu en Navarra en tres ocasiones, cuando ni había vidas que salvar, ni tenían ninguna obligación de hacerlo. Y que el presidente ya tenía asegurada la aprobación de la prórroga antes de que la señora Lastra que, por lo que parece, actuó por su cuenta y sin consultar con nadie como parecen “dejar caer” en los mentideros del PSOE, firmara el “pacto de los tres”.

Y contesto con lo que vi y escuché el miércoles porque, siguiendo mi costumbre, me “tragué” toda la sesión. Aunque la había grabado previamente para administrármela en dosis soportables.

Empezaré diciendo que Gabriel Rufían, una vez que se ha dejado sus payasadas de rigor, se está convirtiendo en un parlamentario con mucha solvencia. Por supuesto me refiero a los modos y no a al contenido de sus discursos con los que estoy en total desacuerdo, pero desde el punto de vista del parlamentarismo ha ganado en calidad de una forma sorprendente.

Fue una exposición rotunda, perfectamente enfatizada en los momentos en que debía hacerlo, con un ritmo verbal cómodo para el “escuchante, con las pausas necesarias para que el Congreso asimilara lo que decía y con una claridad de exposición digna de mejor causa.

Por supuesto su objetivo fue acorralar al presidente con un “tú sabrás lo que haces si cambias los apoyos parlamentarios”, con alusiones oportunas a la estabilidad del gobierno si les toca mucho lo que les estaba tocando.

Aunque mi opinión es que por mucho que amenace con romper los apoyos al gobierno, Rufían sabe, el presidente sabe y yo me figuro que ERC necesita a Sánchez mucho más que Sánchez a ERC. El presidente podría cambiar sus apoyos si quisiera y si no lo hace es porque tendría que ceder en partes de sus pretensiones particulares, pero ERC nunca tuvo ni tendrá una oportunidad de sacar pecho como lo que tiene ahora, fingiendo un poder que no tiene, porque sabe que ningún partido de gobierno, incluido el propio PSOE si no estuviera en manos de quién está, le permitiría ni la mitad de lo que le están permitiendo.

Y luego está el gran aludido, el Señor Casado. Yo no tengo idea de si las alternativas que presentó que fueron muchas y muy documentadas eran viables o no, pero de lo que estoy seguro es que el Presidente del Gobierno, ni las quiso conocer antes, porque no había mantenido ninguna conversación con el líder del PP antes del pleno, ni mucho menos las quiso atender en la propia sesión parlamentaria.

Su estrategia, apuntada por él mismo con una media estocada y apuntillada por el feroz descabello de la Señora Lastra, que lo mismo sirve para un roto que para un descosido, incluso  para un desaguisado, es la misma de siempre: pase lo que pase, especialmente si lo he hecho yo, la culpa la tiene el PP.

Como la famosa leyenda de que los italianos culpan de todo lo malo al gobierno, resumida en la conocida frase de “piove, porco governo”. Lo curioso del caso es que todavía hay quién se cree estos mensajes. Es evidente que el PP tiene muchos defectos y ha cometido errores y líbreme Dios de defenderlo, pero ¡caramba! ¿Es el culpable de todo lo malo que pasa en España?

Y que conste que yo no estoy defendiendo al PP ni a sus decisiones. Lo saco a colación porque lo puso en la arena nuestra portavoz del gobierno y porque, en este caso concreto, esa afirmación es rotundamente falsa. O al menos de muy dudosa veracidad.

Que lo único que pretende es “enmerdar” y tratar de desviar la atención del tan difundido pacto que firmó la Sra. Lastra y de que y del que sólo era conocedor del propio Presidente, puede que uno o dos ministros “íntimos” y naturalmente, Pablo iglesias, el que lleva la batuta del gobierno, al menos en lo que a iniciativas y publicidad se refiere.

Y entre las sorprendidas Nadia Calviño,  la única realmente conocedora del grandísimo problema económico que tenemos encima de la mesa y de sus consecuencias inmediatas, mediatas y a largo plazo. La única interlocutora posible en esa Comisión Europea que no se fía ni un pelo ni de Sánchez ni de sus malas compañías.

No sé cómo acabará esto. Me figuro que con otro de los movimientos de “yenca” a los que nos tiene acostumbrados el Señor Sánchez, los de “izquierda, izquierda, derecha, derecha, adelante, detrás, un, dos, tres”, pero lo que es seguro que es absolutamente imposible que en este momento y en estas circunstancias  se revoque en su totalidad la reforma laboral del PP, como también lo es que no se lo van a poner nada fácil sus amigos del alma de Podemos.

Continuará, espero que con mejores noticias.

Y digo lo mismo que vengo diciendo todo este tiempo: No pidan la dimisión de Sánchez con la que no ganaríamos nada. Exijan una crisis ministerial para que ponga en el gobierno a gente capacitada para sacarnos con el menor mal posible de este socavón sanitario y económico en el que hemos caído.

El pacto secreto entre Bildu, el PSOE y Podemos

Lo de ayer fue de traca. No quiero ensañarme con Pedro Sánchez ni juzgar las razones que tiene para hacer las cosas que hace y engañar a sus interlocutores como lo hace porque mi cerebro no da para tanto. Tengo mucho visto y mucho vivido, pero esto me desborda.

Resulta que no tenía segura la aprobación a la prórroga de nuestro confinamiento y había pactado el apoyo de Ciudadanos con la mano derecha mientras lo hacía con Bildu con la izquierda. ¡Con Bildu!, la heredera de los asesinos de ETA a la que nunca ha condenado. Partido con el que aseguró hasta veinte veces que nunca pactaría.

Y a cambio de sus votos le ofreció nada menos que la derogación “íntegra” de la reforma laboral de Rajoy y un trato fiscal preferente para el País vasco y Navarra. Todo ello cuando ya sabía que no necesitaba sus votos para sacar adelante la prórroga de quince días.

Y, como es natural a la vista del éxito obtenido, a Bildu le faltó tiempo para hacer público el acuerdo después de la votación. El de “las tres firmas”

Acuerdo que provocó tal revuelo en los ámbitos políticos, sindicales y patronales que poco después, esa misma noche, el gobierno publicó una nota muy en su estilo diciendo que “sí, pero no” o “sí, pero menos”

Y esta mañana sale el gran cruzado, Pablo Iglesias, para rectificar a su propio gobierno diciendo que “Santa Rita, Santa Rita, lo que se da no se quita” y que lo pactado “va a misa”. Y pido perdón por la utilización de estos refranes tan de iglesia(s).

Con lo cual ha dejado con el culo al aire, con perdón, a Ciudadanos, ha cabreado al PSE y, sobre todo, a sus peligrosísimos socios del PNV, que están en puertas de unas elecciones en su comunidad. Sin contar con el cabreo de la Patronal, de los sindicatos y de no pocos “barones” de su partido.

Y, por lo oído, parece ser que fue un gran rebote de Nadia Calviño, uno/a de los dos únicos ministros con cuajo y formación, la otra es Margarita Robles, la que frenó semejante insensatez con la amenaza de irse a su casa, o a Pernambuco, pero que no se quedaba ni un minuta más en el gobierno. Que ella no volvía a Bruselas a pedir ayudas económicas con semejante historia en la mochila.

Y claro, los asesores del presidente están como están, pero les queda un “algo” de raciocinio y pararon el golpe porque sabían que ningún español con un mínimo de imagen y de conocimiento aceptaría la cartera de Asuntos Económicos y Transformación Digital, interlocutora de España en la Comunidad y la encargada de conseguir un dinero que cada vez tenemos más complicado obtener “a cambio de nada” como pretende el gobierno.

¿Quizás Monedero?

Estamos, están, completamente locos y muy desnortados. Tanto que si no fuera de lo trágico de la situación, con la barbaridad de españoles fallecidos, con los muchísimos infectados y teniendo a los vivos y sanos en estado de “confinación”, este lio permanente del gobierno, tan aficionado a mezclar churras con merinas o con cerdos ibéricos si llegara el caso, daría para escribir un auténtico “Secreto de Puenteviejo”. Incluso de más temporadas.

¡Dios nos pille confesados! Que dice el dicho.